Carlos Sainz dejó muy enfilado su tercer Dakar al llegar líder a la última etapa con más de 10 minutos de ventaja, mientras que el estadounidense Ricky Brabec hizo lo propio en motos, con 14 minutos de colchón, para adjudicarse el primero de su carrera.

Tanto Sainz como Brabec cuentan con la ventaja suficiente para no arriesgar en el último día de rallye, sobre todo después de que la organización de la carrera redujese el tramo cronometrado de 374 a 177 kilómetros al encontrarse en construcción un gasoducto en parte de la zona de competición.

Sin embargo, el español no se ve todavía ganador, consciente de las trampas que esconde el Dakar hasta el último kilómetro y sobre todo de los infortunios del pasado.

"Sigo muy prudente", dijo Sainz, que tiene muy al alcance sumar con el buggy de Mini un Dakar más a los conseguidos en 2010 con Volkswagen y en 2018 con Peugeot.

"Siempre hay tensión y más según se va acercando el final del rallye, pero hemos estado en esta situación otras veces y las canas también sirven", apuntó el madrileño, que aspira con 57 años a ser el piloto más longevo en ganar el Dakar.

Mientras, el español Fernando Alonso (Toyota) continuó encadenando notables actuaciones con sonados percances y esta vez se puso en modo Le Mans para adelantar en la etapa a unos 60 vehículos y pasar página al vuelco sufrido el miércoles. Terminó octavo.