El Tenerife de Rubén Baraja ya compite. Lo hizo ante el Albacete y también ayer en el campo de un candidato al ascenso, como el Huesca, pero no le da con lo que ofrece. Sigue cometiendo errores allí donde se deciden los partidos, en las áreas. Dos faltas de atención, en dos centros laterales, permitieron la remontada local y luego, cuando llevó el partido cerca de la portería rival, careció del punch necesario para obtener lo que hubiera sido una recompensa justa a tanto esfuerzo. Es de suponer que la vuelta de los lesionados y los fichajes invernales permitirán subir el escalón que falta. Si no, peligra la permanencia.

La ausencia de Carlos Ruiz, sancionado por acumulación de amonestaciones, obligó a Rubén Baraja a mover dos fichas para completar un once competitivo. Volvió Álex Muñoz a su demarcación natural, en el centro de la zaga, y dejó el flanco izquierdo para el diestro Shaq Moore. Una nueva declaración de intenciones sobre lo que cuentan los dos especialistas del puesto (Isma López y Mazan): poco o nada. En su apuesta tenía la intención de cerrar mejor las bandas, donde Michel alineó a dos encaradores natos.

La batalla, por lo demás, debía decidirse en el centro del campo. Y ahí, por la ventaja numérica oscense, resultaba vital la manera de afrontar la presión alta y de incomodar al equipo local. El asunto empezó bien. Tanto que a los cuatro minutos ya ganaban los insulares. Fue un buen ataque por la derecha, entre Suso y Luis Pérez, cuyo centro fue rechazado por la zaga altoaragonesa y cazado por Aitor Sanz para marcar, desde la frontal, con un disparo seco y cruzado. La puesta en escena había resultado perfecta. Se iniciaba la segunda fase: mantener la ventaja y vivir sin sobresaltos. El intentó duró apenas tres minutos.

Fue el tiempo que tardó el Huesca en poner en evidencia uno de esos defectos que el Tenerife parece llevar a gala: su falta de contundencia defensiva. Entró Mikel Rico paseando por el área contraria, sin oposición, para rematar con la zurda un centro de Miguelón desde la derecha. El cuadro que dirige Michel se había encontrado el empate casi sin querer, sin haber iniciado el encuentro con la tensión que requería el mismo. Incluso pudo encajar el segundo en la secuencia posterior, pero Álvaro Fernández tapó un disparo de Dani Gómez casi sin ángulo (8').

También perdonaron los locales, después de un error en la salida de Aitor Sanz, que abortó Dani Hernández después del remate de Ferreiro (14'). Los de Baraja tenían claro lo que debían hacer y desesperaban, por momentos, a su adversario. Pero los regalos se pagan y la falta de agresividad, aún más. La tuvo Luis Pérez, que dejó darse la vuelta, hacer tres recortes y centrar a Ferreiro sin intentar encimarlo, y Shaq Moore, al que le ganó la espalda Miguelón para rematar a la red (18').

Increíblemente ganaba la escuadra altoaragonesa (2-1), pese a su frío inicio. El Tenerife, con las ideas claras y una ejecución aparentemente aceptable, cometió los pecados de siempre. Sin embargo, no se fue del partido. Y por momentos, incluso tuvo más el balón que un rival diseñado para la posesión. Fruto de ese control dispuso de alguna ocasión para empatar. Lanzó Milla una falta y, en la segunda jugada, el canterano Jorge remató al forzado a las manos del portero (36'). Ahí murió prácticamente la primera mitad.

En la reanudación, la salida del Tenerife volvió a ser fulgurante. Con un punto más de intensidad y agresividad, los de Baraja encerraron al Huesca cerca de su área. Lo intentó Elliot desde la frontal del área (51'). Poco después, Dani Gómez (54'). Y la más clara de este tramo la tuvo Jorge, que a centro de Suso, remató mal (57').

Michel se vio obligado a mover el banquillo. Su intervención resultó determinante para darle un giro a la situación. Dio entrada a Dani Raba y cambió a un 4-4-2, solidificando el medio con Mikel Rico más cerca de Mosquera, constantemente superado tras el descanso.

Como resultado, el equipo local recuperó el pulso al partido y, desde la posesión, desactivó a los visitantes. Dani Hernández tuvo que intervenir en un par de ocasiones para evitar el 3-1. Primero ante un disparo de Okazaki (64'), luego tras una falta lejana que cabeceó peligrosamente Sá (69'). Fue Baraja entonces el que movió ficha. Fueron entrando Nahuel, Naranjo e Isma López para devolver el encuentro, en la recta final, a una situación de control visitante.

El Tenerife volvía a tener el balón, obligando al Huesca a dar un paso atrás. No obstante, esto solo se tradujo en llegadas con sensación de peligro, en las que faltó un buen último pase o un rematador más ágil ante tanta pierna local. De hecho, la ocasión más clara fue para Escriche (84') ante el que hizo un paradón Dani.