Aitor Sanz ha recibido posiblemente la única oferta que le hace replantearse su futuro en el CD Tenerife después de siete temporadas en sus filas. El Cádiz tiene todos esos elementos que le acercarían a la puerta de salida: va primero, el clima en torno al equipo es agradable, su candidatura sólida al ascenso le permitiría cumplir el sueño de jugar en Primera y estaría a gusto con un entrenador que le sacó el máximo rendimiento y al que idolatra. Por eso, la llamada de Álvaro Cervera ha provocado un movimiento inusual en el madrileño, el de poner en manos de su actual club el futuro más próximo.

"Es un motivo de alegría que haya gente interesada en sus servicios. Es una situación muy especial y como tal hay que tratarla", explicaba ayer su representante, Iñaki Espizua. Era la confirmación de que la propuesta ha sido bien recibida por el interesado que, sin embargo, no quiere generar un problema al equipo insular. "Él no va a dar un paso que perjudique al Tenerife. He hablado con Aitor hoy mismo (por ayer) y está absolutamente centrado en el partido del Albacete y en afrontar la segunda vuelta de manera diferente", dejó claro.

Entiende el agente que "el Tenerife está en una situación delicada" y que, por tanto, hay que respetar esa situación. "Es el club el que debe encauzar el tema. Si hay un acuerdo entre clubes haríamos nuestra valoración, pero Aitor está muy implicado con el proyecto, como la afición sabe, y no se plantea esa situación en este momento", reiteró antes de ceñirse al "protocolo y los pasos a seguir" en este tipo de situaciones antes de siquiera plantearse el cambio. "La llave la tiene el Tenerife", repitió no sin reconocer que "todo lo que representa una oferta del primer clasificado y que apunta a ser uno de los tres equipos que jueguen en Primera la próxima temporada" tiene que ser bien recibido.

La situación de Sanz, que llevaba casi dos temporadas parado y ha vuelto a jugar asiduamente después de su recuperación, tiene un añadido de presión para el Tenerife: su contrato finaliza el próximo 30 de junio. "Aitor se debe a su club y a su gente", insistía una y otra vez Espizua que no tiene prisa por recibir una oferta de renovación de la entidad blanquiazul porque "entiende" cuál es la situación por la que atraviesa en estos momentos. Sin embargo, esa certeza podría avalar la decisión del centrocampista madrileño de no moverse si no es por interés del propio Tenerife.

La respuesta de Víctor Moreno a la petición del Cádiz ha sido negativa. Sin contraprestación no hay ni planteamiento posible de salida. Otra cosa es que la oferta andaluza viniera acompañada de una cantidad que elevara el tope de gasto en el mercado de invierno. Eso sí, supondría también un disparo en el pie. El conjunto tinerfeño se desprendería de un titular habitual para añadir a su cesta de necesidades un especialista de esa posición y del nivel del actual 16 blanquiazul. La operación, por tanto, parece descabellada.

En Cádiz, sin embargo, no se da por perdido al medio. El propio Álvaro Cervera se refirió al asunto reconociendo su interés en un futbolista de la calidad y las prestaciones de Aitor Sanz. "Me gustaría. Pero es capitán y juega mucho", dijo el técnico cadista antes de referirse a él como "un jugador al que conozco y que para la situación específica que tenemos sería muy importante".

Después de describirlo, Cervera aceptó que va a ser "muy complicado" convencer al Tenerife. Pero dejó la puerta abierta a que, avanzado el mercado, todo pueda cambiar: "Nunca se saber qué va a pasar". El cuadro andaluz apela al tiempo para que el escenario cambie, pero de momento en las oficinas del Heliodoro parece firme la postura de no desprenderse de él.

Agradecido y responsable

El trato que dispensó el Tenerife a Aitor Sanz durante su largo periodo de convalecencia está grabado a fuego en la cabeza del centrocampista. En su séptima temporada, siente además la responsabilidad de no abandonar el barco en una situación crítica. Por la cabeza del jugador solo pasa recuperar la senda de la victoria y asegurar la permanencia en Segunda después de un tramo desastroso de primera vuelta. Contento con el anterior entrenador, Sanz pidió después del traspiés de Riazor "mirar cada uno hacia dentro" para ver en qué se estaban equivocando. Habló como capitán y los capitanes no abandonan el barco... salvo que se lo pidan.