El mercado de invierno abre hoy sus puertas y el Tenerife está obligado a entrar con fuerza en él. Víctor Moreno, con la fiscalización de la comisión deportiva, tiene hasta el próximo 1 de febrero a las 23:59 horas para mejorar una plantilla deficitaria en cuanto a prestaciones y rendimiento en la primera vuelta. La falta de gol y contundencia defensiva, defectos heredados del pasado y que no han encontrado solución después de 15 incorporaciones con la firma del todavía director deportivo, deberán ser parcheados en este mes para que crezcan las opciones de mantener la categoría de un equipo que tocó fondo en Riazor.

La derrota ante el colista desveló también cierta falta de carácter en una plantilla que, a diferencia del Deportivo de La Coruña, no pareció entender la trascendencia del choque en la primera mitad del mismo. Al final del encuentro, en las tripas del feudo coruñés, lamentaba Moreno el nulo margen de maniobra con el que contaba para satisfacer las peticiones de Rubén Baraja. Las salidas, en las que trabaja desde entonces, están atascadas. Solo parecen viables las que apenas generarían ahorro para las arcas blanquiazules.

Por eso, el Tenerife se ha abierto a un traspaso que genere algún ingreso extraordinario para elevar el tope salarial actual. El problema es que únicamente Luis Milla y Filip Malbasic parecen tener mercado en estos momentos y el cuerpo técnico no querría desprenderse de ninguno de ellos. Sí aceptaría la salida de José Naranjo, que tiene la ficha más alta de la plantilla. El problema es que algún club quiera asumirla estos seis meses.

Por la situación del jugador han preguntado hasta cuatro equipos. Uno de ellos es un candidato al ascenso con disponibilidad económica para afrontar esta contratación. La fórmula podría ser una cesión con opción de compra en caso de que se produjera el salto de categoría, pero el jugador ha insistido recientemente en que quiera completar la temporada. Además, la lesión de Borja Lasso le da la esperanza de contar con la continuidad que tanto anhela. De sus condiciones nadie duda. Otra cosa es que su rendimiento le permita disfrutar de ella.

En el capítulo de entradas, varios son los nombres que han empezado a sonar. Álvaro Jiménez, extremo del Albacete Balompié, y el tinerfeño Édgar Méndez han sido los últimos en ser apuntados. En el caso de este último, su etapa en México parece tocar a su fin y hay varios conjuntos de Segunda interesados en repatriarlos. El asunto es que el puesto es secundario en la lista de prioridades de un Tenerife que quiere un delantero y un lateral izquierdo para empezar a hablar. La tercera pieza, en caso de quedar margen, sería un mediocentro. Por las características de los jugadores que tiene en segunda línea, Baraja querría también un extremo más agresivo y con gol. Pero esta alternativa pasaría también por alguna salida, al ser puestos con un overbooking considerable. El exigente calendario de enero invita, en cualquier caso, a acelerar las gestiones. Difícil papeleta para Víctor Moreno.

El último servicio a la causa de Moreno

El fútbol da mil vueltas y una intervención profunda en el mercado de invierno que resulte exitosa y traiga consigo una racha de resultados inversa a la de la primera vuelta podría cambiar los planes. Pero en estos momentos podría afirmarse con rotundidad que esta ventana de fichajes será la última de Víctor Moreno como director deportivo del CD Tenerife. La intención del consejo de administración de la entidad es que el profesional conquense defienda el trabajo que ha realizado estos meses, encaminado a retocar la plantilla en enero, y que su salida sea negociada a partir de febrero. Será otro el encargado de iniciar el proyecto 20/21. Durante este mes, el todavía director deportivo estará fiscalizado por la comisión deportiva. Cada movimiento que proponga deberá ser ratificado por esta y contar con el beneplácito del entrenador. Esto último no supone un cambio para Moreno, que ya trabajó de esta manera con López Garai. Su premio será irse con la conciencia tranquila, pero no la continuidad.