Más de 18 horas invirtió David Ledesma en completar su reto solidario en favor de la asociación Pequeño Valiente, que lucha contra el cáncer infantil. El santacrucero unió Santiago del Teide con la Plaza de la Concepción, después de cubrir a pie un recorrido que atravesó el Parque Nacional del Teide. Fue la nota épica de la San Silvestre Lagunera.

Después de intentar "descansar", Ledesma atendió a EL DÍA aún "con las emociones a flor de piel" y con alguna sensación encontrada. "Lo recaudado hasta ahora ha sido muy poquito". De ahí que vaya a "mantener la cuenta -ES87 2100 6724 5102 0022 8958, La Caixa- abierta hasta el día 10" de enero, con el objeto de que la gente se anime a colaborar.

El corredor afirma que pasó "momentos duros" y otros en los que se encontró "bien. Los primeros 18 kilómetros, hasta el primer punto de avituallamiento, fueron muy bien. Llegué cinco minutos antes de lo previsto".

Ya en el Teide, "me perdí en un sector. En vez de abordar Pico Viejo por la izquierda, lo hice por la derecha: la parte más empinada. Perdí un montón de tiempo. Una vez que salí hacia La Rambleta -3.555 metros de altitud- cambié el ritmo y apreté más".

Las temperaturas no dieron tregua. "Estando a menos 14 grados de sensación térmica, la verdad es que se hizo durillo. En la bajada del Teide pensaba ir más rápido, pero me fue imposible porque había placas de hielo. Me caí dos veces. Por suerte, no me pasó nada".

A 2.000 metros, ya en la zona de El Portillo, "llegué con 25 minutos de retraso. La bajada hacia La Orotava se me hizo muy sufrida, seguramente porque fue una fase crítica en la que el cuerpo empezaba a estar cansado. Ahí ya llevaba despierto 24 horas. Y es que intentó "descansar la tarde -del día anterior- y no pude".

"Bajé un poco el ritmo", añadió, "para intentar asimilar los kilómetros que me quedaban en bajada y llegué con casi 45 minutos de retraso al siguiente punto. Los 14 kilómetros de ascenso desde La Caldera hacia la Esperanza se me hicieron muy dificiles".

Con todo, pudo arribar a Las Lagunetas "en una hora más o menos prudencial. Tenía prevista mi llegada entre las 13:30 y 14:30, y lo hice a las 15:15 horas. Ahí me hundí bastante porque sabía que me quedaban unos 18 kilómetros y estaba muy cansado. Lo que tenía era ganas de parar".

Tras un receso, le metió "velocidad en la bajada" restante. El proceder lo pagó "en los últimos 10 kilómetros porque ya muscularmente estaba muy cansado. Ahí llevaba 36 horas despierto. Se me hizo muy largo el descenso hasta La Laguna".

Clave resultó "el apoyo que recibí de la Policía. Fueron los que me dieron el último empujoncito para poder llegar a La Laguna". A la espera de que comenzara la San Silvestre, "mi fisioterapeuta me hizo una descarga y me aconsejó que no fuera muy rápido -en los 5,7 kilómetros de la cita-. Hubo partes de la prueba que caminé porque no tenía fuerzas para tirar". Cumplido el desafío, se mostró "muy agradecido por el cariño de la ciudad de La Laguna. Me hicieron sentir muy importante".