Desde que la UD le hiciese ficha profesional -15 de julio- hasta su último partido ante el Rayo, ha protagonizado un carrusel de emociones que lo ha catapultado a la condición de figura con solo 17 años. ¿Con qué capítulo se queda de estos seis meses frenéticos?

Me quedo con todos y cada uno de los momentos que he tenido que pasar, que han sido muy buenos. He vivido situaciones que me hacen mejorar para seguir disfrutando de este deporte que es lo que me gusta. También resalto lo que hemos logrado con la UD, estamos en la parte de arriba. Estamos listos para empezar una segunda vuelta con enorme ilusión

¿Soñó en estas calles de Tegueste con la pelota en protagonizar estos seis meses?

No me esperaba ni jugar en el primer equipo de la UD. Lo ves cómo va pasando y tratas de responder con responsabilidad y naturalidad. Pero cuando cuando vino Viera ya sí sabía que teníamos muchísimas posibilidades de lograr todo lo que nos propusiésemos.

A usted le han salido miles de padres deportivos. Todos dicen que ficharon a Pedri y que eran conscientes de su potencial. ¿Pero para usted quién ha sido el eslabón determinante? Roberto Arocha, Ángel López...

Primero, Mel. Luego, Roberto Arocha que fue el que me captó desde Tenerife a Las Palmas. Fue el gran salto, el paso clave. Porque en caso contrario, si no estuviese en Las Palmas, Mel nunca se hubiese fijado en mí.

Y si todo el mundo era consciente de su nivel, ¿por qué no acabó en el CD Tenerife? ¿No le hacía ilusión? Dicen que lo descartaron por canijo.

No es que no me hiciese ilusión, claro que me hacía ilusión. El Tenerife es un gran equipo, no tengo nada en contra de ellos. Al principio cuando me llamaron yo era muy chiquitito y me quise quedar con los amigos en el equipo de Tegueste y en el Laguna. No me fichó por ser muy chiquitito. Luego la UD se decantó por mí, y así fue la historia. No hay nada más. Y por supuesto, luego no lo dudé ni un minuto. Quería vestir de amarillo.

En un enero hay un partido muy especial el 25 ante el Tenerife. Se estrenó en el Heliodoro. ¿Le gustaría marcar al Tete?

Sería muy bonito poder marcar al Tenerife, no porque tenga nada en contra de ese equipo, sino porque sería otro gol en Segunda y en mi carrera.

Se le ve muy diplomático. Parece un ministro...

No tengo nada en contra del Tenerife, que esté en Las Palmas y sea de Tenerife no tiene nada que ver.

Se le enciende la cara cuando habla de Viera. ¿Qué le ha aportado a su juego contar con el Romario de La Feria como profesor?

A su lado, todo es más fácil. Dispone de una cualidades superbuenas, a lo que tienes que sumar ese punto de madurez. Ahora es mejor que antes, que ya es decir, porque ya era muy bueno. Es un placer compartir momentos y enseñanzas fuera del campo y sobre todo dentro.

Dicen que Viera es el Messi de Segunda.

Así es. Se nota cuando está, y cuando no está. Puede decidirte un partido en una jugada, en una falta y con un detalle. Es así. Es una pasada jugar a su lado. Nos asociamos con suma facilidad. Ser parte de todo lo que genera es alucinante.

Un 18 de agosto, con 16 años, se estrena ante el Huesca en el Gran Canaria. ¿Estaba nervioso?

Al principio sí, se me notó cuando fallé los dos primeros controles. No fueron los más adecuados, pero gracias a la afición pude volver al partido y terminar de la mejor manera. Jamás olvidaré que en lugar de los murmullos que se podrían escuchar cuando fallas con el balón, esperaron y me respaldaron. No dejaron de animarme y pude hacer un buen partido.

Su zarpazo ante el Sporting puso su nombre en la historia de la UD. Fue su carta de presentación al mundo. Rescató al equipo amarillo y firmó la primera victoria del curso. ¿Qué sintió en ese instante?

Es sin lugar a dudas el mejor momento que he vivido, sobre todo porque era mi primer gol de profesional. No teníamos una buena racha y desde ese punto de partida se pudo lograr una estabilidad. Logramos acabar con esa secuencia de derrotas consecutivas.

¿Por qué no tira más a puerta? ¿Considera que es un aspecto técnico que debe pulir? Es una circunstancia que ya le pasaba a Valerón, que aseguró que disfrutaba más con una entrega que marcando.

Todo el mundo me lo dice. Sé que tengo que mejorar esa faceta del tiro. Muchas veces llego y puedo pegarle, pero doy el último pase. Lo debo pulir.

En este aterrizaje al mundo profesional, ¿cuándo se percata de que es titular en la UD y que puede resolver partidos? ¿Y cómo lo hace para no volverse loco?

Me percaté que era titular cuando ya estaba en el campo jugando ante el Huesca. Fue así. No me lo creía, he estado alucinando día tras día. Si ya fue alucinante poder hacer la pretemporada, imagínese poder quedarme y jugar. Todo ha sido tan rápido que he tratado de hacerlo lo mejor posible. Pero si marcha bien es gracias a los compañeros. Soy muy feliz de todo lo que he logrado.

De usted se ha dicho de todo. En julio, Aythami Artiles, su capitán, dijo que no había visto nada igual. Las comparaciones con Iniesta van en su DNI. ¿Qué hace para refugiarse de los elogios y la presión? ¿Dónde se mete?

Lo importante es evadirse de todo eso. Escucharlo está bien, porque te da fuerza para seguir trabajando y mi padre Fernando siempre me ha dicho que cuando te lo crees ya no eres buen jugador. En eso siempre le hago caso.

Diamante de la factoría amarilla y líder de la España Sub-17 que expulsada del Mundial de Brasil de forma cruenta por Francia. ¿Cómo encajó ese golpe y qué aprendió de la Copa del Mundo juvenil?

Fue una muy buena experiencia, menos el final [caer goleados ante el combinado galo en los cuartos de final]. Me llevo grandísimos recuerdos y poder representar a tu país pues es increíble. Siempre sueñas con eso. Pero me quiero acordar especialmente de Jere Santos [Jéremi Pino Santos], tengo una muy buena relación. El pobre no pudo disputarlo [se lesionó en un ojo unos días antes de la cita], nos llevamos muy bien.

Hubo dos ‘Pedris’. El que deleitó de amarillo y el que padeció un calvario con la Rojita en Brasil. Verlo escorado en banda parecía un sacrilegio. ¿Por qué no vimos su mejor versión a las órdenes de Gordo? ¿Usted se quedó satisfecho de su papel -no pudo marcar y deja cuatro asistencias-?

No me quedé muy satisfecho porque creo que podía haber dado mucho más. No sé si fue la posición o el estilo, tenga en cuenta que no jugamos igual que en la UD Las Palmas. Yo con Viera me asocio mucho, y en la selección no logramos asociarnos tanto.

Llega septiembre y se oficializa su traspaso al Barça por cinco millones. Otro sueño cumplido. Usted y su familia son culés declarados. Solo hay que ver las paredes de la Tasca. Vuela al Camp Nou y conoce las instalaciones de la mano de Abidal y Kluivert. De película.

Al principio no me lo creía, siempre ha sido mi sueño poder vestir esa camiseta. Y que se haga realidad, que te fiche el FC Barcelona pues cuesta asumirlo. Ojalá pueda debutar. Me quedé impresionado, mi familia también... Mi hermano [Fer] tampoco se lo creía. Nadie se lo podía creer.

Usted es culé hasta la médula.

Sí, muy del Barça porque así me lo ha transmitido mi familia. Estoy muy orgulloso de poder fichar por este club.

¿Qué jugador azulgrana se marca como ejemplo a seguir?

A todos nos gusta Messi, nos quedamos siempre con su juego y esa manera de marcar. Es un fuera de serie, de otro mundo. Pero más allá de mi devoción por Iniesta, me está encantando Frenkie de Jong. Tiene muchísimo talento, entiende muy bien el juego y trabaja muchísimo. Considero esa faceta muy importante.

¿Qué contactos mantiene con el Barça?

De momento, ninguno. Estoy en la UD en una burbuja, sin saber nada y espero que les guste lo que estoy haciendo en esta temporada.

¿Pero le gustaría seguir en la UD y en Primera? Las Palmas sube y usted estira su cesión en la Isla. ¿Lo firmamos?

Eso sería lo mejor para mí y para la UD. Jugar en la máxima categoría es un sueño para todo niño.

Pues usted es un cazador de sueños. Haga memoria. ¿Su foto de este 2019 de fantasía?

¿Una imagen? Cuando marqué el primer gol ante el Sporting en el Gran Canaria y fui a abrazar a mi madre [Rosi]. Y la segunda, cuando Viera marcó ante el Dépor, y salgo junto a él. Los dos abrazados. Me queda con esas dos fotografías de mi año.

De nuevo habla de Viera. ¿Qué le aportó en el vestuario y en la manera de comprender el universo profesional?

De Viera me quedo con cómo me trató desde el primer momento. Es una muy buena persona y desde fuera se aprecia que tenemos una muy buena compenetración. Elaboramos buenas jugadas. En la UD hay grandísimos jugadores, ahora espero disfrutar y aprender con el Chino y Rubén Castro. Juntos en este 2020 seguro que hacemos grandes cosas.

Mel lo puso a jugar. Lo mantuvo contra viento y marea. ¿Hasta qué punto ha sido determinante en su consolidación en la UD? ¿Cuál fue el mejor consejo que le dio?

Me ha dado muy buenos consejos, pero sobre todo el saber manejar la situación dentro y fuera del campo. Cada detalle es importante y más si viene de una persona con toda esa trayectoria en el mundo profesional. Es un salto muy grande desde juveniles al primer equipo. Se lo debo todo a Mel, le estoy y estaré siempre muy agradecido.

El niño mimado de la afición. El hijo soñado. Toda Gran Canaria quiere a un Pedri en su casa.

A la afición de la UD le debo mucho [reflexiona unos segundos]. Esos diez minutos fueron la vida [evocando a lo acontecido ante el Huesca y a su errática puesta en escena]. Que me animasen sin haber demostrado nada, les debo mucho. Estoy muy agradecido de que animen en cada partido y de todos sus gestos.

Papas rellenas, ensaladilla, churros de pescado... ¿Cómo son las Navidades en la tasca de su padre en Tegueste?

[Sonríe] Pues las Navidades han cambiado muchísimo. Como todo en mi vida. Tanto la vida como las Navidades. A la Play sigo jugando, pero ya nada es igual porque pasar de competir en el Juvenil B al primer equipo es un salto increíble que te impone. Ir con la selección y luego marcar con la UD, ver al equipo ganar con Viera... No podía cerrar mejor el año. Espero que en 2020 pueda seguir teniendo esta suerte.

No le agobia toda esta situación.

Hay que llevarlo con naturalidad, en ocasiones te sientes un poco agobiado. Pero se te pasa rápido, hago lo que me gusta.

¿Por qué sigue viviendo en la residencia de la Casa Amarilla en la calle Nardo?

Esta temporada lo pasaré allí [hasta junio de 2020]. Estoy feliz, es aleccionador la convivencia que tenemos. Somos unos veinte con la misma situación de no poder tener a nuestros padres cerca. Nos llevamos bien, jugamos a la Play, a las cartas...

Su fan número uno es su madre Rosi. ¿Cómo encaja este viaje supersónico hacia el estrellato?

Mi madre, desde el primer minuto, simplemente no se lo cree. Está como en una nube, pero está orgullosa de su hijo. Me alegro. Se lo merece todo. Cada partido, cada gol, cada esfuerzo va para ella. Se merece todo lo que me está pasando.

Levante la copa con Clipper de fresa y pida un deseo. ¿El ascenso como vaticinó su capitán Aythami Artiles?

Ojalá lo logremos. Estamos en buena situación para lograr el objetivo. Tenemos una muy buena plantilla, espero que se pueda lograr. Pero hay que ser humildes, no podemos creérnoslo. Hay que seguir paso a paso y trabajando duro.