El último triunfo del Tenerife en Riazor tuvo tanto valor, que seguramente el día de ese antecedente, el 10 de junio de 1990, cualquier tinerfeñista habría firmado no festejar ninguna victoria más en ese campo con tal de ganar. Lo cierto es que el equipo insular se impuso en esa fecha, en el momento más necesario, y con ello hizo posible su recorrido a lo largo de su década más exitosa, los 90.

El famoso gol de Eduardo Ramos en el campo del Deportivo en el partido de vuelta de la promoción de permanencia o ascenso (según el caso) de la temporada 1989/1990, marcó un antes y un después en la historia del representativo. A partir de ahí, ya se sabe: dos quintos puestos con las correspondientes participaciones en la Copa de la UEFA, protagonistas de gran prestigio en el césped y en el banquillo, el derecho a codearse con los grandes de la máxima categoría... Así, hasta el descenso de 1999. Pero todo empezó en Riazor; o continuó, ya que para llegar a ese momento bisagra tuvo que disputarse antes el playoff con el Real Betis: la Liga de Joanet.

La cuestión es que el Tenerife ha vuelto trece veces a Riazor y se ha tenido que conformar con siete empates como mejores desenlaces. Lo hizo en Primera División (10), Segunda A (2) e incluso en los octavos de final de la Copa del Rey en su edición de 1996. Y nada. Ninguna victoria comparable, al menos en cuanto al simple resultado, con aquella de 1990, con el Tenerife defendiendo su plaza en Primera, ganada un año antes, y el Deportivo empujando para abrir una etapa gloriosa -con los posteriores títulos de Liga y Copa- iniciada una campaña más tarde.

Después de un descorazonador 0-0 en el Heliodoro, del 2 de junio de 1990, el Tenerife se presentó en La Coruña dispuesto a completar de manera satisfactoria una eliminatoria cumbre ante un anfitrión ávido por retornar a la elite dieciocho años después. Xabier Azkargorta, técnico tinerfeñista, alineó a Eduardo Belza, Isidro, Manolo Hierro, Francis, Ferrer, Toño, Luis Delgado, Quique Estebaranz, Eduardo Ramos, Víctor y Rommel Fernández, y actuaron como reservas Felipe y Perico Medina.

Esa fue la duodécima visita del Tenerife a Riazor. Antes había cosechado un poco de todo. Un 0-2 en su debut de 1973 (Mauro y Justo Gilberto), otro resultado idéntico 20 años después (Rubén Cano y Lasaosa) y un 1-3 en la temporada del ascenso a Primera con Joanet como entrenador (Rommel Fernández, Guina y Víctor). Pero también perdió en cuatro ocasiones y empató en otras tantas.

A partir del 0-1 de 1990, el signo más repetido ha sido el del empate, como en las dos referencias más cercanas (2014 y 2019). También hubo firma de tablas en 1991, 1993 y 1996 (dos en Liga y uno en la Copa). Además se registró el marcador más amplio para los gallegos, un 4-1 en 1995 ( hat trick de Bebeto), y se dieron otros cinco triunfos locales: en 1994 y, de forma consecutiva, entre 1998 y 2010.

El vigésimo sexto Deportivo-Tenerife podría servir, si no hay empate, para acabar con la sequía insular en Riazor, o también para aliviar otra a favor de los coruñeses, la de ganar 20 jornadas después.