Sonreía, a una hora y media del inicio, Mihailo Pavicevic, cuando entraba a la cancha y veía reflejado, en el electrónico -a modo de simulación- un 61-79. El técnico del Mornar aprovechó la ocasión para fotografiar con su móvil la estampa a la vez que bromeaba con sus ayudantes, sabedor de que aquel marcador era casi una quimera. Y así sucedió, ya que el conjunto balcánico se topó con una notable versión del Iberostar Tenerife. Un conjunto, el aurinegro, que ayer fue intenso (casi de principio a fin) en su defensa, sólido en el rebote, fluido en la circulación (24 asistencias), atinado en el tiro exterior, y diferenciador gracias a una aportación coral en la que volvieron a destacar por encima del resto, como de costumbre -aunque sin exprimirse físicamente-, Huertas (12 puntos y nueve asistencias) y Shermadini, que en 18 minutos se fue a los 22 puntos y ocho rebotes. Un arranque demoledor y la continuidad luego a un buen juego acabaron convirtiendo el partido en un plácido triunfo para los tinerfeños.

Ni en la mejor de las planificaciones hubiera podido desear un inicio así el Iberostar. Con Shermadini imparable dentro de la zona, Salin atinado desde el perímetro y todo el quinteto intenso atrás y aplicado en el rebote, el cuadro lagunero ya ganaba 10-0 en menos de dos minutos a un rival que ni sabía dónde estaba. La entrada en pista de Begic despertó a los montenegrinos (15-8), pero entre la maestría de Huertas, la capacidad para correr (incluso Gio por la calle central), la clase de Yusta de cara a canasta y el soberbio acierto local desde el perímetro (5/7 en los diez minutos iniciales) permitieron a los de Vidorreta firmar un primer cuarto casi inmaculado: 33-16.

Entre la renta amasada y la entrada en escena de la segunda unidad, el Canarias pareció bajar revoluciones con un par de pérdidas y malas selecciones de tiro (33-22). Bache momentáneo, ya que los isleños recuperaron la superioridad previa, esta vez gracias a una superlativa intensidad defensiva, metiendo manos y asfixiando con constantes ayudas a un Mornar. Rebasado a la carrera, los de Pavicevic pasaron de amagar con meterse en partido a ver como la ventaja local superaba ya la veintena, con Shermadini -12 puntos en un abrir y cerrar de ojos- haciendo lo que le venía en gana: 52-25.

A la vuelta del receso las prestaciones aurinegras fueron muy similares a las del inicio del choque, con Huertas y Shermadini abusando de sus pares, y un destacado acierto exterior capitaneado por Salin para que el colchón canarista rozara ya la treintena: 61-32 (22') y 69-42 (26'). Y como en la primera mitad, con las rotaciones el Canarias se tomó un pequeño descanso con el que el Mornar llegó a situarse a 20 (70-50, 30').

Tan incisivos detrás como verticales delante, entre Álex López (mate incluido) e Iffe Lundberg, más un Gielo más activo que nunca (siete puntos seguidos y participativo detrás), el Iberostar puso de nuevo las cosas en su sitio para alcanzar, ahora sí, los 30 puntos de diferencia: 83-53 (34'). Lejos de relajarse, y pese a no poder mantener la misma tendencia anotadora, la segunda unidad canarista mordió atrás en cada jugada como si le fuera la vida en ello. Un ansia y deseo que evitaron que los minutos finales se convirtieran en un insulso rato de baloncesto, a la vez que se rubricaba un brillante triunfo en el que prácticamente toda la plantilla aurinegra se sintió importante. El sábado, con esta versión de los canaristas, el derbi estará divertido.