El Tenerife cumplió con su pase para la segunda ronda de la Copa del Rey al vencer a un Mensajero que, por su notable respuesta, no demostró estar situado en la zona baja de la tabla de Tercera. A tres días del crucial duelo de Liga en Riazor, el equipo blanquiazul ganó por primera vez con Rubén Baraja y reforzó su confianza en plena fase de adaptación al nuevo entrenador. Lo hizo completando un partido serio y dando la impresión de que va encontrando un camino, pero también con la particularidad de haberse enfrentado a un adversario de inferior categoría.

Baraja realizó, más o menos, los cambios previstos. Le tocaba a Dani Hernández, sin minutos esta temporada por la elección por parte de los técnicos de Ortolá como portero titular en la Liga. Además, aprovechó para formar una línea defensiva sin precedentes, con la presencia de Mauro en un once por primera vez en este curso. La completaron el también central Sipcic y los laterales Moore y Mazan. Por delante, la garantía de Alberto y de un Milla con la necesidad de minutos tras reaparecer el pasado sábado, ante el Alcorcón, después de recuperarse de una apendicitis. Y en el bloque ofensivo, un poco de todo, la veteranía de Suso, que cumplió 300 partidos oficiales en el Tenerife, la constante voluntad de Naranjo de mostrar su mejor versión y la frescura de la cantera: Elliot y Jorge.

Por su parte, Ángel Sánchez casi calcó la alineación de la última jornada de Liga, con la única excepción de la entrada del capitán Yeray por Garrido. El Mensajero quiso ir con todo, sin rotaciones.

El conjunto palmero inició la aventura copera con la intención de amasar un partido largo, sin rupturas tempraneras. Pero el juvenil Jorge se encargó de desmontar los planes locales con un gol, el primero con el equipo profesional, que desbloqueó una fase inicial sin un dueño claro, planteada por los rojinegros sin complejos, con una presión correcta y un par de acciones ofensivas generadas a balón parado. El juego se movía de área a área cuando Naranjo conectó con Jorge, quien no se lo pensó dos veces en el momento de ejecutar una certera volea ante la que no pudo hacer nada Kilian. El Tenerife ya tenía lo que quería, ventaja en el marcador para manejar la eliminatoria a su gusto. El Mensajero no se descompuso. Siguió en la misma línea, con orden, apretando y procurando aprovechar algún resquicio en la defensa, como por el que se coló Yeray (15') para rematar cerca de la base del poste de la portería de Dani.

Con este escenario y sin la necesidad de arriesgar, salió a flote la imagen de un Tenerife ya más próximo al modelo de Baraja: un 4-4-2, presión en el bloque medio, un rigor táctico más constante y la capacidad para dar algún latigazo, con velocidad en contragolpes o, simplemente, con pegada, como cuando (28') Suso y, a continuación, Sipcic estrellaron el balón en lo palos. El siguiente ejemplo dio paso al 0-2. Una acción a balón parado del Mensajero terminó en una recuperación de Elliot, que abrió para Shaq Moore, cuya veloz carrera por la banda derecha le sirvió para asistir a Naranjo (37'), casi sin oposición para abrir su cuenta anotadora en esta temporada.

Con 0-2 en el descanso, el guion del segundo tiempo transcurrió con patrones lógicos. El Mensajero había empezado el partido sin nada que perder y lo retomó tras el intermedio con más motivos para seguir pensándolo. No fue irresponsable en la búsqueda de un gol que no se produjo, pero sí se soltó algo más ante un Tenerife que tuvo la virtud de no confiarse ni dar opción a que su rival despertara recortando distancias. Por si acaso, amenazó con frecuencia la portería de Kilian, impulsado por la entrada al césped de Dani Gómez -también de Javi Alonso y el debutante Ale Cruz- y la voracidad de Naranjo, que aprovechó un contragolpe para hacer un doblete frente a un Mensajero que mantuvo el tipo hasta el final (83').

Para unos y otros, ahora toca pensar en la Liga. Esa es otra historia. Ahí vuelve la preocupación.