Por una vez las cuestiones deportivas quedan al margen en la previa del partido de los partidos, el clásico entre Barça y Real Madrid, el encuentro que bate todos los récords con una audiencia potencial mundial de 650 millones de espectadores en 180 países, vive pendiente de una protesta social que ha cambiado el paso a todos los actores. El partido ya ha vivido un cambio de fecha -se debía jugar el 26 de octubre- después de los incidentes registrados en Barcelona tras conocerse la sentencia del juicio del procés y la convocatoria de una acción reivindicativa por parte de la plataforma Tsunami Democràtic.

Pero casi dos meses después el escenario prácticamente es el mismo. Tsunami ha convocado a la ciudadanía a una concentración en cuatro puntos cercanos al Camp Nou a partir de las 16:00 horas y el dispositivo de seguridad, ya de por sí complejo, ha aumentado en dificultad. Tanto que ambos equipos y los árbitros compartirán hotel -a unos 600 metros del Camp Nou- y saldrán escoltados hasta el estadio unas dos horas antes del inicio del choque.

En lo deportivo, los dos equipos se juegan el liderato, andan empatados a puntos, y aunque el fútbol de ninguno de los dos tiene la continuidad deseable, Barcelona y Real Madrid están dispuestos a sacar adelante el partido para empezar a crecer a partir de una victoria. Ernesto Valverde no debería tener muchas dudas en su alineación. Con todos los futbolistas disponibles, la única variación estribaría en la alineación de Sergi Roberto como lateral o como mediocampista.

Iván Rakitic ha ido ganando peso a medida que los partidos de los azulgranas eran más complicados y ha jugado todos los últimos. El holandés Frenkie de Jong y el francés Antoine Griezmann disputarán su primer clásico con la camiseta del Barça.

Leo Messi, que con 26 goles es el jugador que más tantos ha anotado en la historia de estos duelos, y disputará su clásico número 42, uno menos que Sergio Ramos, que seguirá aumentando su cuenta. Es el gran líder de un Madrid que añora a su nueva estrella, Eden Hazard, la gran ausencia de hoy. Cubrir su baja es la única duda por despejar para un Zinedine Zidane que llega feliz al Camp Nou, a punto de cumplir dos meses sin perder y con una mejoría en su equipo, que juega con más personalidad y exhibe mejor fútbol.

En la que sería su enésima resurrección, el galés Gareth Bale parte como favorito a la vacante en ataque por la que pelea con los brasileños Rodrygo y Vinicius. Ganaría enteros su presencia si Zidane modifica, como se espera, su sistema para regresar a los cuatro centrocampistas. Zidane solventará el problema que tenía en el lateral izquierdo con el regreso del francés Ferland Mendy tras sanción. También vuelve descansado el brasileño Casemiro, con quien no arriesgó en Mestalla por estar apercibido de sanción, tan indiscutible como Valverde y Kroos en un centro del campo que podrían completar Isco o Modric.

Nunca perdió Zidane en el Camp Nou en sus cuatro partidos dirigidos. Será el clásico número 242. Hasta ahora el Barcelona ha ganado 96, el Real Madrid 95 y 51 partidos finalizaron en empate. Los azulgranas suman 397 goles y el Real Madrid 402. Números igualados del gran clásico del fútbol español que en esta edición llega marcado por lo que ocurre fuera del terreno de juego.