El Mundial de balonmano femenino de Japón 2020 tuvo un cruel desenlace para la selección española, que perdió el título en la última jugada en su primera aparición en una final mundialista.

Tras llegar a ir cinco goles abajo, las Guerreras remontaron a lo largo de la segunda mitad para llegar a 20 segundos del final con el marcador igualado y posesión del balón.

Tras un tiempo muerto, Shandy Barbosa se jugó el último balón, quizá de forma precipitada, y Ainhoa Hernández trató de bloquear el saque de la portera neerlandesa Wester.

Las árbitras, las hermanas francesas Bonaventura, decidieron que Hernández cometió una infracción, y decidieron expulsarla y señalar siete metros, que Holanda transformó en el último segundo para certificar su título.

Las normas en las que se basa la polémica decisión

La decisión se basó en la norma 8.10 del reglamento que indica que "si durante los últimos 30 segundos de un partido el balón no está en juego, y un jugador o un oficial de equipo impide o retrasa la ejecución de un saque del equipo contrario, para evitar que sean capaces de lanzar a portería o de obtener una clara ocasión de gol; el jugador u oficial culpable será descalificado y se señalará un lanzamiento de 7 metros a favor del oponente".

Por otro lado, también se tiene en cuenta la norma 12.2 que señala que "se considera ejecutado el saque de portería cuando el balón lanzado por el portero ha rebasado completamente la línea del área de portería.Se permite a los jugadores del otro equipo estar justamente fuera de la línea del área de portería, pero no se les permite tocar el balón hasta que éste haya rebasado completamente dicha línea".

Las imágenes no dejan claro si el balón está dentro o fuera del área. Lo que sí está claro es que la jugadora española no lo está, por lo que muchas integrantes de la selección española criticaron la decisión arbitral que finalmente costó el que habría sido el primer Mundial para el balonmano femenino español.