"Pronto de vuelta". Con este mensaje, emitido un día antes de que se cumpliera un mes de su paso por el quirófano para ser operado de una apendicitis aguda, Luis Milla avanzó su inminente incorporación a la rutina habitual de trabajo. Dicho y hecho. Su inclusión en los ejercicios del entrenamiento de ayer fue recibida como un regalo por un Tenerife al que, entre otras cosas, le han ido condicionando las últimas bajas por lesión.

El 13 de noviembre, cinco días después de completar los 90 minutos de la visita a Montilivi, el club sorprendió con la noticia de la dolencia del centrocampista madrileño, que fue intervenido esa misma tarde de urgencia. Después de la correspondiente fase de reposo, Luis regresó a El Mundialito en cuanto pudo para intentar no perder la forma física. Sesiones de gimnasio, largos ratos de carrera... Pero siempre lejos de poder competir a corto plazo. De este modo fue testigo del empate con el Cádiz que derivó en el despido de Aritz López Garai, de los dos encuentros dirigidos por Sesé Rivero -el triunfo en El Molinón y la derrota frente al Almería- y del estreno de Rubén Baraja en La Rosaleda. Con la prisa justa, pero sin pausa, Milla fue aumentando el nivel de exigencia en los entrenamientos, esperando el momento de dar el paso definitivo para unirse a sus compañeros, atento a la cicatrización de la zona operada. La ventaja de no tener ligamentos ni músculos dañados, facilitó la recuperación de su puesta a punto.

Milla fue uno más en la práctica de ayer, desarrollada a dos días del partido con el Alcorcón, para el que podría ser tenido en cuenta por Baraja -hoy ofrecerá una rueda de prensa y despejará esa duda-. Ya sea con minutos mañana o en los dos encuentros de la semana que viene, el de Copa ante el Mensajero y el del viernes en Riazor, todo indica que Luis no despedirá el año sin volver a jugar.

Hasta su inesperado paso por el hospital, el mediocentro había sido titular casi siempre esta temporada. Su expulsión en el derbi le costó no intervenir en la goleada en Albacete. Y tres semanas más tarde se quedó en el banquillo por decisión técnica en la derrota con el Oviedo. En 15 partidos jugó cerca del 80 por ciento del tiempo.