Si hoy miramos al CD Tenerife como un equipo que debería luchar siempre por estar en Primera División es precisamente por la etapa de Javier Pérez. Soñó con un club en la élite y lo logró, con convertirlo en SAD sin grandes accionistas y sumó a 17.000 aficionados a la causa para ratificarlo, con jugar en Europa o competir con los grandes... y también lo logró. Gracias a su gestión tiene el Tenerife una Ciudad Deportiva o han podido sobrevivir los dos consejos posteriores. Aunque perdió las elecciones en diciembre de 2002, presentó un proyecto del que algunos se rieron. Otros, simplemente, lo calificaron como irrealizable. Tinerfia , su última gran ocurrencia, era un obra faraónica en torno al Heliodoro que debía fortalecer la economía blanquiazul y consolidar el futuro. Ahora parece una genialidad más. En los dos años que vivió fuera de la presidencia tuvo que enfrentarse a una cruel querella perpetrada por el consejo de Pérez Ascanio de la que salió indemne. Reconciliado consigo mismo y con algunos de sus enemigos, se fue en medio de grandes dosis de cariño y reconocimiento.