El equipo blanquiazul se había salvado del descenso en la última jornada de la temporada 97/98 con un agónico 3-2 ante el Valencia, pero no terminó de entender el aviso. El siguiente curso lo comenzó de la peor manera en casa: no logró ganar hasta la décima ocasión en la que se presentó ante sus fieles.

Tal fue el tamaño de la mala racha que la primera victoria llegó después del parón navideño y ya con el mes de enero de 1999 avanzado. Fue el día 24 ante la ya extinta UD Salamanca (1-0), escuadra que también acabaría descendiendo a Segunda División aquel curso. Aquella tarde debutaron como blanquiazules los argentinos Fede Basavilbaso y Colo Lussenhoff, llegados para evitar el desastre. Carlos Aimar había sustituido ya por entonces a Juan Manuel Lillo.

En los nueve encuentros restantes en la Isla, el Tenerife solo ganó al Atlético de Madrid (1-0), Betis (3-2) y Valencia (3-2). Por mucho que ganara otras tres veces fuera de casa, siete victorias resultaron absolutamente insuficientes para prolongar su estancia en la máxima categoría. El descenso puso fin a diez temporadas consecutivas en la élite, su era dorada con dos clasificaciones para la Copa de la UEFA y una semifinal de Copa del Rey entre otros logros.