A punto de cumplir un siglo de existencia -fue patentado en 1923 por el británico Harold Thornton, mientras que Alejandro Campos inventó y registró el modelo español, con algunas particularidades, en 1937-, el futbolín atraviesa por una álgida época contemporánea.

La reciente prueba de las World Series, organizada por la International Table Soccer Federation -ITSF-, celebrada en St. Wendel -distrito de Sankt Wendel, Alemania- y que contó con el concurso de dos tinerfeños, el jugador realejero Guzmán Hernández -de 50 años de edad- y el lagunero Manuel Suárez -54 primaveras-, lo ha puesto de relieve.

De vuelta a la Isla, Hernández relata una extraordinaria experiencia en territorio teutón. "Tener a las Islas Canarias representadas allí por vez primera, entre más de 500 jugadores de todas las nacionalidades -alemanes, estadounidenses, neerlandeses, austriacos, luxemburgueses, portugueses?-, fue maravilloso".

A los jugadores isleños no les pesó en exceso ser neófitos en estas lides. "Dimos la talla", explica Guzmán. Así, la pareja de tinerfeños alcanzó la quinta plaza en la categoría de dobles sénior - competición para mayores de 50 años-. "Jugamos 28 partidas y terminamos perdiendo frente a dos neerlandeses -Frank Kuhtreiber y Horst Meisters-. Nos quedamos a un paso del podio. Fue muy disputado y reñido".

Mientras, en el abierto individual, Suárez se alzó hasta el puesto 129, con Hernández en el 257. Un concurso que fue coronado por el estadounidense, Tony Spredeman, "todo un número uno". También compitieron bajo el sistema Dyp -acrónimo de draw your partner-, con jugadores de otras nacionalidades.

El jugador norteño destaca una organización "perfecta" en cuanto a "horarios" e "instalaciones. Había más de 100 mesas de futbolín profesional; categorías de todo tipo, para jovencitos, abiertas o mixtas; zonas de descanso, para reponer, comer, de juego, de dirección, de camping... Fue una fiesta del futbolín", relata.

'Leonhart', cual Bernabéu

El torneo se celebró sobre las mesas denominadas Leonhart -fabricadas en territorio teutón-. "Son iguales que las de madera, pero mejoradas, profesionales. Antes jugábamos sobre campos y ahora lo hacemos en un estadio Santiago Bernabéu", apunta.

El 'toque' canario

Cuestionado por la forma de juego desarrollada en la localización del estado alemán de Sarre, Guzmán se muestra tajante. "Los otros equipos iban a lo que iban. Los canarios, como en el fútbol, usamos más el toque, el tiquitaca. En futbolín parece que lo mamamos también así. Allí vi que tenían una media -centro del campo- espectacular. Manejaban el control de la bola con la mano izquierda de una manera tremenda. Podían pasar -la bola- a una velocidad que ni la veías y usaban mucho las técnicas del snake y el látigo. Los equipos están muy bien ensamblados". Ante eso, "lo que hicimos fue trasladar el aprendizaje de toda nuestra vida y adaptar nuestras jugadas al futbolín profesional. Los descolocamos de tal manera, que gracias a eso conseguimos un muy buen puesto".

¡Fuera estereotipos!

"La gente relaciona el futbolín con aquel de madera, que tenía un cenicero a un lado, que estaba en bares? Yo tengo cinco mesas - Leonhart- y no las quiero en ese tipo de locales, sino en entornos de vida saludable. Es un deporte que se puede practicar sin diferencias de edad, ni de sexos". Canalizado por el proyecto empresarial Tikitakafutbolines, que dirige junto a su hermano Rafael, el objetivo de Guzmán no es otro que "traer a unas cuantas figuras internacionales" a la Isla y llevar a cabo "un encuentro" para que la "gente de aquí se aproxime a este deporte", expresa. En Alemania, "me reuní con el presidente de la Federación de Hamburgo y se brindó para facilitar todo. Conoce Tenerife, le encanta y está dispuesto a ayudar en todo lo que esté en su mano".

Bagaje para repetir

Junto a su compañero Manuel, "nos gustaría repetir en el Campeonato del Mundo el próximo año, pero ya con una base más firme y sabiendo a dónde vamos. Ya conocemos cómo se compite a nivel internacional, que no se puede golpear lo más mínimo la mesa, tampoco alardear o cabrearte si fallas un gol porque el árbitro te va a pitar una falta. Es una cita entre caballeros", completa.