Velocidad crucero para seguir invicto en Europa. Tras un partido trabado hasta el descanso (con muchas lagunas en el rebote ofensivo), pero mucho más suelto en los dos últimos cuartos, el Iberostar Tenerife sumó anoche, contra el Brose Bamberg -teórico rival directo por la primera plaza-, su séptima victoria del curso en la BCL. Lo hicieron los aurinegros con insistencia y con calma, sin desesperarse ante el juego físico de su oponente, y sacando rédito a la dirección de Huertas, la finalización de Shermadini y las notables aportaciones de Lundberg y Gielo.

Pese a la fluidez de Salin y la clarividencia de Huertas (para finalizar él mismo o para conectar con Shermadini), el 13-9 que logró amasar de entrada el Iberostar fue un mero espejismo. Y es que los isleños vieron como su ataque se espesó (más aún con las primeras rotaciones) a la vez que no dio con la tecla para detener la hemorragia que, de nuevo, le suponía su propio rebote. El Brose, en especial de la mano de Sengfelder (nueve puntos en el cuarto), sacó partido de las segundas opciones. A ello añadieron los bávaros la manita de Lee (3/3 en triples) para ponerse en franquicia (18-22, 12').

Negado delante y haciendo aguas bajo su aro, el Iberostar apretó los dientes en las ayudas lejos de la zona, donde Lundberg -cuya actividad atrás resultó soberbia- y Shermadini (que dentro no pudo en el cuerpo a cuerpo con Marei) propiciaron sendas contras y un parcial de 6-0 que en medio de un choque tan angosto era casi oro (24-22) y que obligó a Moors a pararlo. El Brose siguió a lo suyo en el rebote ofensivo (10 al descanso), pero entre sus errores debajo de la canasta, un par de buenas defensas, la enésima conexión Huertas-Shermadini, y dos triples finales (tras un 0/5 en los 19 minutos previos) de Salin y Díez, el cuadro lagunero se fue al descanso con la máxima renta del duelo (37-30).

El abrir la lata desde el 6,75 debió ser razón de peso para desatascar por fin a los locales, aunque fue por otra vía, la defensiva, mediante la que los de Vidorreta prolongaron su tendencia positiva en el inicio de la segunda mitad. Suárez estuvo sólido y rápido en el poste bajo como cabeza visible de un trabajo que terminó abriendo la cancha a los isleños para un parcial de 13-3 (44-33). El estirón dio tranquilidad a los aurinegros, que supieron estabilizar su renta en torno a la decena. Sin bajar su intensidad atrás y solventado el problema del rebote (el Brose solo se hizo con dos rechaces en ese acto), los laguneros tuvieron paciencia para mover el balón, lo que les llevó a encontrar situaciones interiores o bien sacar tiros libres (7/9 en el acto) con los que no acusó los triples de Taylor y Lee (55-44).

Sin el aliento en el cogote de su adversario, el Iberostar exhibió una de esas escasas y a la vez desconcertantes minirrachas desde el 6,75, con dos triples de Gielo y uno de Lundberg en apenas minuto y medio. Esa puntería y Guerra, el nuevo socio de Huertas en las finalizaciones, parecieron dar el impulso definitivo a los aurinegros (69-54, 34'). Aún así, unos cuantos tiros liberados errados, un par de pérdidas y la aparición de una nueva grieta en el rebote defensivo dieron ciertas esperanzas a los bávaros (69-60, 36'). Pero la dirección de Huertas y tres chispazos seguidos de Shermadini debajo del aro le pusieron la puntilla al partido (75-60) en un choque notable, pero con mayor diferencia final que la dificultad que dio su desarrollo.