Sin tiempo para lamentaciones tras su contundente y fea derrota del domingo en el Palau contra el Barça, el Iberostar Tenerife vuelve a ponerse el traje de faena. Y lo hacen los aurinegros en el que seguramente sea el test más complicado dentro de la fase de grupos de la Champions League, midiéndose al Brose Bamberg alemán, con un reciente pedigrí de club de Euroliga, tercero en la última BCL, campeón de su país en siete de los diez últimos años, y aún con la etiqueta de clara alternativa de poder a los emergentes Bayern y Alba. Tratarán los de Vidorreta de desquitarse de ese borrón aún fresco y, de paso, mantenerse invictos en la competición continental coincidiendo con el ecuador de la liga regular.

Vencer hoy al conjunto alemán supondría para los isleños no solo sacarse la espinita de ese paupérrimo epílogo de su choque más reciente, sino que además les daría un gran colchón ante otro de los principales candidatos a la primera plaza del Grupo C (al que le sacaría ya tres triunfos), una posición de privilegio que este curso se antoja si cabe más importante ante el sistema de desempate (tercer partido en cancha del mejor clasificado) en las eliminatorias de playoff. Al margen de mejorar algunas prestaciones básicas como el tiro de tres y la aportación del banquillo, tirar de orgullo propio debe ser uno de los principales argumentos esta tarde de los laguneros en un duelo que se antoja de tanteador bajo a causa de las férreas defensas de ambos. Y es que pese a la condición de conjunto que menos puntos recibe hasta ahora en toda la competición (68 de media), el Iberostar debe hacer frente a un engranaje de cuidado, aquel que el Bamberg ha demostrado en estos cuatro últimos encuentros -los que ha saldado con victorias-, en los que solo ha recibido 66,5 por choque.

"Apenas tenemos 24 horas para preparar el partido, pero con el plan que seguro tienen los técnicos lo haremos bien", reconocía ayer mismo Tomasz Gielo, uno de los pocos que escapó de la quema en el Palau. El polaco se espera un "rival con mucho talento y que jugará duro", pero a la vez considera necesario dar un paso al frente en varios aspectos propios, como "controlar el rebote", así como "jugar al mismo ritmo durante los 40 minutos para ser duros en defensa". "Tenemos mucha frustración", admitió el interior sobre lo sucedido en el Palau, y en relación a un posible desquite del vestuario canarista.

Sobre el rival, Gielo considera que puede resultar "una cierta ventaja" el hecho de conocer tanto a Roel Moors como al base Paris Lee, dos de los principales artífices de que el Amberes se hubiera colado el pasado ejercicio en la Final Four de la BCL. Ya este curso el eléctrico director de juego lidera a la escuadra alemana (promedia 10,3 puntos y 5 asistencias) y seguro que, como el propio Iberostar, hoy tiene ganas de revancha tras su 1/9 de aquella semifinal.