Abonado a los finales de infarto e incluso amigo más recientemente de las remontadas imposibles, el Iberostar Tenerife presenta en estos dos meses de competición otro factor característico, el de entrar dormido a los partidos. Una deficiente puesta en escena, a veces solo testimonial, pero en muchas otras ocasiones con tintes alarmantes y que obliga a un sobreesfuerzo posterior para mantener vivas las opciones de victoria. Ni en uno solo de los 15 encuentros disputados hasta ahora ha logrado el cuadro canarista marcar territorio en los minutos iniciales.

Lo de ir a remolque de entrada lo tiene tan peligrosamente asimilado el conjunto aurinegro que incluso parece ser tendente a perfeccionar dicha rémora. Lo hizo hace una semana contra el Jovenut en un inicio para olvidar, primero con un 10-0 adverso y luego con un nuevo arreón de la Penya que llegó hasta el 23-10 (11'). Tenían cierta coartada los laguneros tras un mal viaje, disculpa que ya no valió tres días después en Riga, donde a los isleños parecían pesarles las piernas más de lo debido, siendo incapaces de llegar a los triples liberados de los letones. La diferencia inicial lo dice todo: 26-11 (9'). Algo similar a lo que previamente ya había acaecido en la visita a Manresa (11-2).

"Hemos tenido malos inicios, sobre todo los dos últimos choques; uno de ellos con cierta justificación, pero el segundo, en Riga, fue porque nos faltó algo de energía. A nivel defensivo estuvimos blandos en esos dos encuentros, lo que nos hizo ir a remolque y perder confianza", reconocía ayer el técnico Txus Vidorreta, que cree tener el remedio para evitar más reediciones de este pecado. "Es una cuestión de energía, de salir más duros y, si hace falta, gastar alguna falta; no podemos ser tan vulnerables en el uno contra uno como lo hemos sido en esos inicios", argumenta el vasco.

Vidorreta ha tratado de atacar el problema "hablando con los jugadores" en el entreno del jueves. "A veces, cuando las cosas van bien y ganas partidos, el jugador tiende un poco a pensar que el partido es largo y eso le lleva a empezar poco a poco y viéndolas venir. Pero no, porque el rival comenzará a tope y te hará jugar bajo presión", explica el bilbaíno sobre una situación que acaba en "tener que ir a remolque y que genera inseguridad, pese a que luego exista una muy buena capacidad de reacción".

Para el preparador del cuadro lagunero es vital, en este sentido, "recuperar el nivel de energía que el equipo tuvo durante 10 partidos, los que van desde la derrota contra el Bilbao hasta el inicio frente al Gaziantep". Ponerlo en práctica mañana a mediodía, cuando más necesario se hace que el despertador suene a su hora, se antoja vital para que el Iberostar mantenga intactas sus opciones de tumbar al Real Betis.

Una 'somnolencia' que se repite tras el descanso

Ese mal arranque que viene presidiendo los partidos del Iberostar tiene incluso reediciones dentro de un mismo choque, algo que ha quedado más patente, si cabe, en los últimos duelos. En todos ellos con el denominador común de producirse tras el descanso. Ante el Gaziantep se pasó del 32-32 al 47-58, mientras que frente al Riga, los isleños encajaron un 10-0 a la vuelta de vestuarios para el 50-32. En medio, en la visita al Joventut, los canaristas llegaron a ponerse 48-41 pero solo en unos minutos se vieron 20 abajo: 67-47. Algunas semanas antes, frente al Obradoiro, del 44-34 del descanso se pasó al 55-55 ya avanzado el tercer periodo; mientras que ante el Bilbao se dejó escapar un 35-31 a un 43-48.