Víctor Moreno se ve "más fuera que dentro". Se lo ha reconocido a personas cercanas o amigos de la Península que le han consultado estos días. Pero además ha podido comprobar que no tendrá peso en las próximas decisiones deportivas del Tenerife. Sí se le ha pedido una lista de posibles candidatos al banquillo, pero el club trabaja paralelamente en otros nombres antes de decidir quién será el encargado de sustituir a Aritz López Garai. Por lo pronto, sus primeros nombres han quedado descartados.

Mientras, el todavía director deportivo trabaja en las oficinas de la entidad blanquiazul en el Heliodoro. Sigue sin dejarse ver por El Mundialito, no viajará hoy con el grupo al Principado de Asturias (aunque podría hacerlo por su cuenta) y tiene asumido que su etapa en la Isla tocará a su fin, salvo giro extraordinario de los acontecimientos, en las próximas semanas. Chocan en este asunto dos teorías. El club espera la dimisión del profesional conquense, pero este tiene contrato hasta 2021 y considera que no ha originado la actual situación. Una negociación para pactar su salida parece casi obligada. De esta forma, la teoría de enfriar el asunto y que Moreno tuviera opción de defender su proyecto con un nuevo técnico y fichajes en enero queda descartada.

La falta de confianza de Miguel Concepción en él convierte en inviable que el gasto a realizar en la próxima ventana de fichajes sea comandado por el arquitecto de este proyecto 19/20. Personas de confianza del presidente, como Juan Amador o los actuales técnicos interinos del primer equipo (Sesé Rivero, Quique Medina y Ricardo León), además de Toño Hernández, podrían quedar al frente de esa labor. No obstante, también se trabaja en otra dirección: mirando el mercado de directores deportivos en condiciones de llegar a la Isla en estas fechas. Los ofrecimientos, en este sentido, son numerosos desde el pasado domingo.

La intención del club es la de contar con el nuevo entrenador la próxima semana, aunque un buen resultado en El Molinón podría relajar la búsqueda para dar un margen extra de una semana al cuerpo técnico improvisado que se ha hecho cargo del equipo.

Mientras, los jugadores continúan en estado de shock. No es que no se esperaran la destitución, pero mantenían la esperanza de que la buena actuación protagonizada ante el Cádiz le diera una vida extra a López Garai. Las dudas crecen con un posible cambio en la filosofía de juego, razón por la que se busca también en el mercado un entrenador que tenga más coincidencias que discrepancias con el anterior inquilino del banquillo.