Amigo del riesgo, tendente a ir siempre al límite, proclive a dejarlo todo para un cara o cruz final, o incluso como si le gustara caminar por el filo de la navaja sin miedo a cortarse. Cualquiera de estas definiciones le viene como anillo al dedo al Iberostar Tenerife, que ha hecho de los epílogos apretados una particular forma de vida... y, recientemente, con desenlaces felices. Un sello particular que ayer tuvo otra impresión grabada casi a fuego, la que llevó a los canaristas a firmar un deficiente encuentro durante muchos minutos antes de un epílogo en el que la reacción de los de Vidorreta pareció llegar demasiado tarde (47-58, 32' y 55-65, 35'). Pero en esa situación tan delicada, los isleños volvieron a demostrar que no les tiembla el pulso y materializaron una remontada casi imposible y que rubricaron Yusta y Salin (dos aciertos) desde el 6,75 para que los isleños se mantengan invictos en la competición.

No desentonó el Iberostar de entrada, moviendo con paciencia y criterio -posteo de Shermadini y triple de López- para el 5-2. Aún así, el Gaziantep negó por completo la recepción a Gio en la continuación de los bloqueos y las malas finalizaciones de sus compañeros, así como cuatro triples errados de forma consecutiva, atascaron al Canarias. Los turcos, por su parte, controlaron su rebote, lo que les permitió correr todo y más para ataques que rara vez llegaban a los 10 segundos (9-15). Metido en esa dinámica, el cuadro lagunero pareció, por momentos, fuera del choque, y solo algunos chispazos individuales (canasta a aro pasado de Lundberg, alley oop para Guerra y triple de Salin) le devolvieron al choque (14-15, 10').

Pero ni con la presencia en cancha de la segunda unidad (ayer con varios titulares habituales) estuvo cómodo ni sobrio el cuadro lagunero. Detrás porque no dio con la solidez y mordiente necesaria para evitar sencillas puertas atrás, dejarse arrebatar un par de rebotes y permitir tiros abiertos liberados (16-23, 14'). Como en el primer cuarto, solo la calidad individual evitó males mayores. En este caso fue de la mano de Huertas, que incapaz de crear para sus compañeros en un ataque posicional cada vez más colapsado decidió finalizar él mismo (20-23).

Solo dos asistencias en 16 minutos eran las que estaba firmando el Iberostar. Prueba manifiesta de un conjunto por momentos irreconocible y que ofrecía una cifra ridícula para lo que acostumbra el baloncesto de Vidorreta. Un técnico, el canarista, al que se lo llevaban los demonios por la floja actividad defensiva (pese a tener atados en corto a Jelovac y Rich), por momentos, de los suyos (25-31). La impronta de nuevo de Marcelinho (12 puntos con 5/6 en tiros de campo) y alguna buena defensa (con su correspondiente contra) permitieron, al menos, que los laguneros llegaran en tablas (32-32) al ecuador de un partido con una velocidad de vértigo (solo 12 faltas y poco más de 35 minutos de tiempo real) que beneficiaba, de largo, al cuadro de Nenad Markovic.

Una buena primera defensa (con una gran segunda ayuda) y dos libres que se labró bajo el aro Shermadini devolvieron la delantera en el electrónico a los isleños (34-32). Pero las sensaciones de invertir la situación fueron efímeras, ya que los locales reprodujeron sus errores en el tiro (34-38) a la vez que ni Salin (con el pequeño Ugur pegado a él como una lapa) ni Shermadini pudieron dar con situaciones meridianas para mirar el aro. Pese a meterse en un intercambio de canastas (45-45), varias defensas deficientes y sendos ataques descabezados y espesos a más no poder dejaron a los aurinegros contra las cuerdas con 10 minutos por delante (47-54).

Redobló el Iberostar (más reconocible en defensa, principalmente porque no le quedaba otra) la confianza en sus dos faros (60-65 tras robo de Huertas y mate de Gio), pero una canasta de Buva y un gancho errado por el propio Shermadini parecieron ser la sentencia (60-67). Ahí apareció Salin con un primer triple imposible y luego, en medio de un mar de manos (y más de una falta que se fue al limbo), los canaristas rebañaron la bola para que Yusta la enchufara desde el 6,75 para el 66-67. Con 19 segundos por delante los turcos agotaron los cinco segundos para sacar de banda y, ya lanzado, y manejándose como pez en el agua en esas situaciones de angustia, el cuadro tinerfeño aprovechó el regalo para sentenciar con un triple de pizarra de Salin y, como el sábado contra el Burgos, una buena defensa final. Como buen faquir, este Canarias ha aprendido a jugar con fuego.