Paciencia. Ese podría ser el concepto que mejor defina a Fran Guerra y su relación con el baloncesto profesional. A sus 26 años (cumplirá 27 en diciembre) el pívot grancanario está ofreciendo un rendimiento más que aceptable en su papel de recambio de un estelar Gio Shermadini. Lo hace intimidando, produciendo bajo el aro rival a modo de rebotes y definiciones... y especialmente con mucho aplomo. Ese que ha acumulado en sus tres últimos años en la LEB Oro, categoría en la que se convirtió en un jugador diferencial allá por donde pasó: Ourense, Melilla y Mallorca.

Primero con una aparición de dos temporadas (12/13 y 13/14) en las que no alcanzó ni los 100 minutos entre ambas, y más tarde (15/16) con otra intentona fallida (67 minutos de juego en la 15/16) que le obligaron de nuevo a dar un paso atrás para evitar caer en el mayor de los ostracismos.

Internacional con varias categorías inferiores de la selección (fue bronce con la Sub 20 en el Europeo de 2012), y pese a su 2,14 de estatura y su condición de cupo, el teldense parecía destinado a ser otra gran promesa que se quedaba por el camino. Y más aún cuando de forma intermitente Guerra era más noticia por sus salidas de tiesto en medio de los partidos que por sus virtudes baloncestísticas.

Fama de jugador inestable que, sin embargo, no amedrentó al CB Canarias, que en 2017 apostó por él de cara a tener, a medio plazo, un valor seguro en la pintura. Sendas cesiones al Melilla y al Palma, y la salida este verano de Niang le abrieron las puertas de la nave canarista a Guerra. Un Fran más maduro, más estable emocionalmente dentro de la pista -él mismo ha reconocido que ser padre le ha influido positivamente- y también con un repertorio más rico en lo que a técnica se refiere.

Lo cierto es que el grancanario ha sorprendido a propios y extraños en este primer mes de competición. La necesidad de utilizar a Atkins como cuatro le ha despejado el camino al grancanario, que ha cumplido, y de qué manera, en los nueve primeros encuentros oficiales con la casa aurinegra. Una producción que también tiene que ver con el día a día y el "continuo aprendizaje" del que disfruta junto a Shermadini. "Estoy muy cómodo con él y creo que eso se nota en la pista, donde lo trato de dar todo; me falta algo más de confianza en ataque, pero seguro que llegará", reconoce el dorsal 35.

El domingo, contra el Estudiantes, el equipo que "apostó" por él pero en el que no pudo hacerse un nombre, y en la pista -el Wizink Center- que solo pisaba de forma esporádica cada 15 días hace años -y en la que también debutó de la mano de Txus Vidorreta-, Fran tiene la ocasión de confirmar que esos tres cursos en barbecho le han servido para, a la tercera, ser jugador de la ACB con las mayores de las garantías.

Un partido especial

Y no esconde Fran esos deseos personales ante "un partido especial", y frente al club que lo reclutó cuando era júnior y militaba en el Ciudad de Telde. El grancanario parece que ya conoce a la perfección lo que se va a encontrar. "Poseen un equipo muy sólido, con muchos puntos y que además trabaja muy bien el rebote ofensivo, por lo que debemos tenerles el máximo respeto", comenta Guerra, que probablemente se las verá con Víctor Arteaga, otro de los jugadores que este año viene rentabilizando a la perfección su presencia sobre la pista. Una razón más para que el canarista deje su huella en Madrid y siga demostrando que, esta vez sí, regresa a la ACB para no dejarla hasta que se retire.

El más/menos, otro dato que da valor a sus minutos

Lejos de hacer de su presencia en el rebote y en las faltas que recibe salvoconducto para engordar sus números, el que esté Guerra en la cancha es, para el Canarias, sinónimo de aportación positiva. Y es que el +/- del grancanario es un +21, baremo que igualmente extrapolado a minutos jugados sería el decimocuarto de esta Liga Endesa. Por encima, ocho madridistas (el cuadro de Laso marcha con un +104) y otros cuatro jugadores, entre ellos el tinerfeño Sergio Rodríguez.

Segundo en rebotes ofensivos por minuto jugado

En medio de su notable hoja de servicio, si hay un dato estadístico por el que destaca hasta la fecha Fran Guerra es por su capacidad para el rebote ofensivo. Tanta que el grancanario es el segundo jugador de toda la liga con mejor promedio por minuto jugado, uno cada 5 minutos y 10 segundos, un registro que solo mejora Ty Pérez (Andorra), con una captura cada 4:06". Además, el teldense es décimo en rebotes totales por minuto en cancha.

Segundo en rebotes ofensivos por minuto jugado

En medio de su notable hoja de servicio, si hay un dato estadístico por el que destaca hasta la fecha Fran Guerra es por su capacidad para el rebote ofensivo. Tanto, que el grancanario es el segundo jugador de toda la liga con mejor promedio por minuto jugado, uno cada 5 minutos y 10 segundos, registro que solo mejora Ty Pérez (Andorra), con una captura cada 4:06”. Además, el teldense es décimo en rebotes totales por minuto en cancha.

Y tan solo Mirotic le supera en faltas recibidas

Esa presencia, altura y actividad de Guerra cerca del aro rival suponen, habitualmente, un quebradero de cabeza para sus rivales. Un dolor de muelas que suele traducirse en falta sobre el isleño. Así, el grancanario ya ha recibido 17 personales, a simple vista un número discreto, pero que realmente supone la segunda mejor media de toda la competición si, como en los rebotes ofensivos, se extrapola a minutos jugados. El canarista se lleva un palo cada 3:56”. Más caricias que él, en proporción, solo recibe Mirotic: con una falta cada 3:55”.

El más/menos, el otro dato que da valor a sus minutos

Lejos de hacer de su presencia en el rebote y en las faltas que recibe salvoconducto para engordar sus números, el que esté Guerra en la cancha es, para el Canarias, sinónimo de aportación positiva. Y es que el +/- del grancanario es un +21, baremo que igualmente extrapolado a minutos jugados sería el decimocuarto de esta Liga Endesa. Por encima, ocho madridistas (el cuadro de Laso marcha con un +104) y otros cuatro jugadores, entre ellos el tinerfeño Sergio Rodríguez.