Adrián Ortolá Vañó (Jávea, 20-8-1993) defiende la idea de juego del CD Tenerife de López Garai por encima de unos resultados que, por sus sensaciones, llegarán más pronto que tarde. Sostiene que es un estilo que ya le ha dado más al equipo de lo que le ha quitado.

Trece jornadas y solo trece puntos. ¿Qué análisis hace?

No estamos donde queríamos, pero tenemos una muy buena base. Vinimos muchos jugadores nuevos y era necesario un proceso de adaptación. Pero el Tenerife está haciendo muchas cosas bien.

¿Es cuestión de paciencia?

Pero pedimos paciencia porque el equipo tiene argumentos. Nuestro estilo hace que los rivales se desesperen. Hay que seguir en esta línea. Los resultados van a llegar.

Con ese modelo llevan solo un triunfo en casa. ¿Qué falla?

Sometemos a los rivales, los metemos atrás. Vienen a encerrarse e intentan crear una o dos ocasiones para aprovecharlas. Pero tenemos que seguir el guion, y más en casa, con nuestra gente, porque creo que lo hacemos bien. Falta minimizar los errores que hemos tenido.

Desde dentro transmiten que no hay dudas con ese estilo.

Cuando los resultados no llegan, suelen aparecer las dudas, pero eso es algo que no estamos sintiendo. Creemos en lo que hacemos. Es cuestión de minimizar los errores e ir todos en la misma dirección.

¿Es más fácil que funcione ese plan ante un rival como el Huesca?

Los próximos rivales serán de jugarnos de tú a tú, vienen de Primera o están arriba. Ante el Huesca se verá una pelea por ver quién tiene más el balón, y se va a decantar para el que falle menos.

¿Pesa la racha sin ganar?

Las victorias te dan confianza, te dan ese chute de energía que todo equipo necesita. Con dos o tres triunfos seguidos se vería todo desde otra perspectiva. Para ello tenemos que hacer las cosas bien, porque esta categoría es muy complicada y no te cae una victoria así como así. Pero pienso que estamos en el camino correcto.

Vienen de un 0-0 en Anduva que puede sonar a poca cosa. Pero llevaban siete jornadas consecutivas encajando goles. ¿Les sirve?

Es muy difícil ganar allí. La gente aprieta y te la sensación de que el campo es pequeño, pero fuimos contundentes en defensa y no corrimos ningún riesgo. Supimos lo que teníamos que hacer. Sí nos faltó un poco de llegada, pero dejamos la portería a cero y un buen equipo empieza desde atrás.

¿Se ha sentido responsable de algún resultado no deseado?

Sí. En algún partido me sentí así. En Vallecas (2-1) fallé en el segundo gol. Soy muy exigente, es la única forma de mejorar y de crecer individual y colectivamente.

¿Qué pasó en esa jugada?

Creí que llegaba, pero el balón se fue abriendo y ya lo vi dentro.

Había hecho un paradón minutos antes. La vida del portero.

De repente estás en las nubes y por una acción desafortunada que puede pasar, eres lo peor. Hay que convivir con el error, es la única forma de avanzar y mejorar para el equipo y para uno mismo.

¿Cómo se enfrenta al fallo?

Siempre intento ver los partidos repetidos para analizar lo que hago bien y, sobre todo, lo que hago mal. Intento que no vuelva a suceder.

Repasemos más acciones puntuales: el segundo gol del Racing. ¿Arriesgó al sacar el balón jugado?

No fue un balón jugado. Intenté despejar. Es verdad que no golpeé bien el balón, pero no tuve la intención de jugar con el compañero, porque estaba con su marca.

¿Hasta qué punto es inflexible la consigna de iniciar las jugadas combinando desde atrás?

Estamos expuestos a ir al límite para lo bueno y para lo malo. Y ya hemos marcado goles saliendo desde atrás. En otras ocasiones no tendremos esa misma suerte y nos tocará la desgracia de fallar, ya sea el portero, un central, el pivote... Estamos expuestos a ello por la forma de jugar que tenemos. Si siempre lanzáramos el balón hacia arriba, estaríamos menos expuestos y sería más difícil fallar, pero el estilo que tenemos nos da mucho más de lo que nos quita. Llevo haciéndolo toda mi vida y creo en ello firmemente.

Fue fichado por ese perfil.

Ya conocía el planteamiento que tenía el míster. Me parecía algo espectacular, porque para mí es como el pan de cada día. En cuanto al error, asumes que cualquier tarde puedes fallar y ya está. Pero no hay que decaer, sino mirar adelante.

¿Un portero así nace o se hace?

En mi caso, siempre jugué así en todos mis equipos de cantera. Ya en mi pueblo (Jávea) jugábamos así, desde atrás. Luego, las escuelas del Villarreal y el Barcelona son de ese mismo estilo.

¿Fue siempre guardameta?

En el equipo de mi pueblo jugaba de portero y de delantero, media parte en cada puesto.

¿Al firmar el pasado verano con el Tenerife tuvo la intuición de que iba a tener protagonismo?

Como en todos los equipos a los que he tenido la suerte de ir, vine con la idea de trabajar, crecer y ayudar al club a estar lo más arriba posible, fuera cual fuera el objetivo. Esa era mi prioridad. Aquí somos 24 o 25 jugadores y todos remamos en la misma dirección.

¿Cómo es la convivencia con Dani Hernández?

Le estoy muy agradecido. Es un orgullo poder trabajar con él. Me ayuda una barbaridad tanto dentro como fuera del campo. Cuando tienes un compañero así, tu nivel sube, porque él mismo te lo exige. Eso es bueno para el equipo y para el club. Así da gusto trabajar.

La temporada pasada, en el Deportivo, le pasó como a Dani ahora. Como comentábamos antes, así es la vida del portero.

Lo que quiere todo el mundo es jugar, pero nosotros no lo decidimos. En mi caso, el año pasado me tocó estar sin jugar prácticamente nada (solo 90 minutos en la Copa del Rey), pero entrenaba como si fuera el último día, con alegría, siendo positivo... Lo que importa es el colectivo y así fue, porque casi ascendemos a Primera. El mérito es del que juega, pero incluso más del que no participa tanto, porque hace que el equipo esté vivo y con ganas y no se relaje.

Hábleme de esa eliminatoria final de ascenso con el Real Mallorca.

Nos pegó muy fuerte. Con el resultado que logramos en Riazor (2-0) veíamos como algo lejano la opción de no subir. Pero en el fútbol no puedes predecir nada. No hay nada escrito. Y cuando menos lo esperas, todo da un giro de 180 grados. Así, sin esperarlo.

Al Tenerife le pasó algo similar dos años antes en Getafe.

Sí. Lo sé. Y no quieres ni pensar en ese día. Son fechas que te quedan marcadas por lo negativo. Hay que mirar adelante y seguir.

¿Se podría decir que a este Tenerife le deben un ascenso?

A ellos aquí y mí en La Coruña, ahora juntos en el Tenerife... Qué mejor que poder vivir aquí un ascenso y brindárselo al club, a la afición... Pero hay que ir partido a partido, porque ahora mismo no podemos mirar a largo plazo.

No le veo con ganas de hablar de acabar entre los seis mejores.

Sería equivocarnos nosotros. En esta situación, solo tenemos que mirar el entrenamiento de mañana. Y también si estuviésemos arriba. Quedan siete meses de temporada y no nos llevaría a nada pensar ahora en ascender ni en descender. El día a día es lo que nos va a dar la mejora que necesitamos.

Pero sí tendrá esa aspiración en las dos temporadas que firmó.

Firmé por un proyecto, y para mí sería un sueño ascender a Primera con el Tenerife. Esa categoría es lo máximo, y qué mejor que un club como este vuelva a disfrutar de los años tan buenos que tuvo.

Usted ya sabe lo que es jugar en Primera, pero supongo que aquellos dos partidos con el Alavés en la Liga 2016/17 le sabrían a poco.

Sí. La Primera División es lo máximo. Ahí todo se define con cualquier detalle. Es otro mundo, por los rivales, por el ambiente... Pero estamos aquí pensando en el Huesca, preparados para el partido. Lo que tenga que ser, será.

En esa temporada en el Alavés llamó la atención que jugara toda la Copa menos las semifinales y la final. ¿Cómo se lo tomó?

En semifinales no me tocó jugar. Lo hizo Pacheco. Y tienes que convivir con ello. Las decisiones las toma el entrenador y, personalmente, te ayudan a crecer, a no venirte abajo cuando no juegas y valorarlo más cuando sí juegas.

¿Tuvo claro que quería desligarse del Barcelona después de las cesiones al Alavés y el Deportivo?

Sí, porque cuando me fui estaban Marc (André ter Stegen) y Jasper (Cillessen). Fue un orgullo trabajar con ellos. Son dos porteros top. Luego, como personas, un diez.

¿Quién es el mejor portero?

Marc y Oblak. Pero por mi estilo, destacaría más a Marc. Lo veo más completo, no solo por el juego de pies, sino por el juego aéreo y bajo palos, por la tranquilidad que le da al equipo... Es un lujo verlo jugar cada jornada.

¿Qué le impresionó al trabajar con el primer equipo azulgrana?

Que son personas normales. Lo hacen todo con naturalidad. Se trata de entrenar cada día al máximo, como si no hubiese mañana.

¿Con qué imagen se queda?

Lo que hace Messi en un partido lo hace diez veces en un entrenamiento. Es increíble. No creo que vuelva a existir un jugador como Leo. Es un lujo y deberíamos disfrutar cada jornada de lo que hace. Muchos jugadores pueden hacerlo dos o tres años, pero llevar 14 siendo el mejor, es muy difícil.

Llegó al Barcelona tras formarse en un Villarreal del que no salió del todo bien. ¿Qué ocurrió?

Fue una etapa espectacular. Siempre me trataron muy bien y les estoy muy agradecido. Pero en el último año, al no renovar, no estuve tan bien con el club y con la ciudad. De todos modos, no hay nada que reprochar. Les estoy muy agradecido. Sé de buena mano que trabajan de forma increíble con la cantera. Pero cada uno mira sus intereses y me tocó vivir en ese momento la parte amarga del fútbol. Pero estoy muy agradecido por lo que aprendí y lo que crecí allí.

Estoy hablando con un campeón de Europa.

Es un orgullo haber vestido la camiseta de mi país y haber ganado dos Eurocopas (sub'19). Fue un sueño cumplido. Esa experiencia me ayudó muchísimo a crecer.

¿Con qué competencia?

Estaba Kepa, y luego Édgar Badía, que en aquel entonces jugaba en el Espanyol, y Rubén Yáñez, que ahora viene con el Huesca. Fue un grupo espectacular.