El cansancio tras su segundo partido en apenas 48 horas, un arranque alarmantemente titubeante, un rival pegajoso -con una gran defensa sobre Shermadini- y que siempre creyó en sus posibilidades, y un discreto día en el tiro de tres (3/14 al descanso) supusieron ayer sendos escollos para que el Iberostar Tenerife sacara adelante su encuentro contra el Peristeri. Varias rentas superiores a la decena no sirvieron a los laguneros para darle la puntilla a su rival, que una y otra vez sacó a flote la cabeza (51-50 y 66-65). Solo los puntos de Díez, dos triples de Yusta y otra canasta de Huertas desde el 6,75 sentenciaron un choque con más suspense del deseado.

No fueron positivas las sensaciones que dejó de entrada el Iberostar, sumido, en el cinco contra cinco, en un juego espeso, ahogado por los 2x1 de los helenos (tanto en la parte alta de la zona como cuando recibía dentro Shermadini), y colapsado cuando el Peristeri cambiaba a zona 2-3. Torpones en ataque y también algo despistados en su lado de la cancha (4-8), los de Vidorreta se fueron estabilizando poco a poco atrás. Lo hicieron cerrando el rebote y ofreciendo una mayor actividad de manos en líneas de pase, lo que les permitió correr y ver el horizonte algo más despejado (10-10).

Con la entrada en pista de Díez, el debut de Konaté y con Huertas al mando de las operaciones, el choque dio un giro de 180 grados pese al 0/6 de los locales (la mayoría liberados) desde el perímetro (14-13). Una inversión confirmada en el arranque del segundo acto, cuando la impronta de Salin (bien surtido de balones por Huertas y por un generoso Konaté) capitaneó un parcial que llegó a ser de 15-0 (25-13, 13'), no solo por la mejora desde el 6,75 (3/3) sino igualmente por el ímpetu defensivo de los isleños, que dejaron a su rival casi siete minutos sin anotar.

El duelo se volvió a meter de nuevo en un carrusel de errores y pérdidas del que salió mejor parado el Peristeri (25-19) antes de que Shermadini se hiciera grande dentro de la zona, y Lundberg encontrara pasillo, para que la renta local volviera a elevarse por encima de la decena (35-23). Pese a su paupérrimo acierto exterior (3/14), los canaristas estaban haciendo valer su efectividad en la pintura (11/15 para un total de 12/18 en tiros de dos), también su fondo de armario, con 17 puntos de la segunda (ayer menos segunda) unidad, pero sobre todo su aplicación defensiva, dejando a su oponente en un deficiente 9/30.

A la vuelta de vestuarios el Iberostar volvió a mostrarse algo descolocado (dos pérdidas seguidas), y aunque Huertas trató de asumir todo el protagonismo (38-26), lo cierto es que el base brasileño acumuló más errores que aciertos. La paciencia en el uno contra uno, la efectividad en el tiro libre (6/7), y su presencia en el rebote ofensivo agarraron al Peristeri al partido (42-36, 27). Los locales, incómodos frente a la presión asfixiante a media pista de su rival, dieron un nuevo arreón liderados por Huertas, pero insuficiente para romper el choque antes del periodo final (51-42).

Una sensación, la de suspense, que creció sobremanera con una nueva canasta de un inspirado Grey (19 puntos tras el descanso) y dos triples de Hatcher, que había errado sus siete primeros tiros (51-50). Pero más que por la efectividad helena, el Canarias se estaba complicando el choque por deméritos propios en ataque, enlazando varios malos tiros y, especialmente, sumando un buen manojo de pérdidas. Con Shermadini tapado por completo (hubo incluso algún 3x1), al rescate pareció salir Díez con ocho puntos seguidos (58-52, 34'). Pero Hatcher siguió a lo suyo (58-57, 35') para convertir el suspense en temor. Pese a los dos triples de Yusta (66-60), el Canarias tampoco fue capaz de matar el partido y con varios despropósitos innecesarios, dio vida al Peristeri (66-65 tras tres libres de Gray a 1:22"). Solo los dos libres de Salin y el triple tras rebote ofensivo de Huertas (71-65 a 12") pusieron la puntilla de un triunfo feo, pero, a fin de cuentas, valioso como cualquier otro.