La trayectoria deportiva de Nahuel Leiva (Argentina, 22/11/1996) da para escribir un libro. Salió de su Rosario natal con rumbo a Villarreal a los 12 años y con solo 17 ya estaba debutando en Primera. Reconoce que "todo" le llegó "muy rápido" y que, siendo "un niño", llegó a sentirse perdido en una vida de lujos y algunas malas compañías. Después de pasar por seis clubes, cinco de España, el futbolista se muestra seguro de que ha podido reconducir su carrera a tiempo y que el Tenerife le aportará la estabilidad que tanto necesitaba.

Tuvo una actuación destacada ante el Rayo Vallecano. ¿Se va acercando a un rendimiento óptimo?

Todavía no se ha visto al mejor Nahuel. Sí me voy encontrando mejor físicamente a la hora de aguantar los partidos, y eso es importante. A partir de ahí, si sigo acumulando minutos, me iré acercando a ese nivel.

¿Qué le falta?

Hoy en día, si no defiendes y no ayudas a tu compañero, es difícil. Eso es lo que me pide el entrenador y lo que necesita el equipo. Debo controlar un poco más todo eso, porque sé que de tres cuartos del campo en adelante tengo que ser decisivo. Eso es lo que el equipo echa en falta y es lo que tengo que darle. Pero debo cuidar más las ayudas y buscar más el gol, que es lo mío.

¿Se considera más un asistente que un definidor?

Me gusta asistir, pero también el uno contra uno, llegar al área, crear ocasiones... Y se está viendo poco de mí. Soy muy exigente, pero solo llevo dos partidos seguidos como titular y tampoco me quiero romper tanto la cabeza con eso. Sé que voy a alcanzar mi mejor nivel acumulando partidos y minutos.

¿Es optimista en ese reto?

Sí. La verdad es que en ningún club tuve continuidad en diez o quince partidos, pero creo que aquí, con la confianza de todos, sí lo podré conseguir. Siempre desde el trabajo. Nada llega sin esfuerzo.

¿A qué relaciona esa intermitencia en sus anteriores etapas?

A diversas circunstancias. Me llegaron muchas cosas muy rápido y siendo muy joven, y no las supe controlar. Pero ya estoy cerca de cumplir los 23 años y creo me encuentro en el sitio adecuado para alcanzar mi mejor nivel. Para eso vine al Tenerife, y también para estar en un sitio tranquilo. Firmé por tres años aquí y espero cumplirlos.

Este inicio de regularidad, con dos partidos siendo titular, le llega dos jornadas después de aquel episodio de su enfado en el Heliodoro tras ser sustituido en la visita del Fuenlabrada. ¿Hubo castigo?

No. Corrieron muchos rumores por lo que el entrenador dijo ese día, pero a la mañana siguiente todo quedó zanjado dentro del vestuario. El míster me está dando la confianza que necesito y, a partir de ahí, sé que tengo que responder en el campo. No sé cuándo será, pero sé que voy a alcanzar mi nivel.

¿Nota una competencia alta?

Tengo compañeros muy buenos que se han ido ganando un sitio poco a poco. Es cierto que me ha costado entrar en el once titular, pero no me queda más que trabajar y ponérselo difícil al entrenador para, cuando me toque entrar, demostrarle que puedo jugar y aportar mucho.

¿Quién le ha sorprendido más?

Hay varios que están a un buen nivel. Me han sorprendido bastante.

Por ejemplo.

Luis Milla, Álex Bermejo, que viene de Segunda División B y ha hecho buenos partidos...

El Tenerife lleva tres derrotas consecutivas. ¿Cómo se gestiona por dentro esa situación?

Nos hemos metido en una situación que no queríamos y tenemos que cambiarla ya, desde el partido con el Racing. Lo necesitamos tanto la afición como nosotros. Cuando consigamos una victoria en casa, nos quitaremos un gran peso de encima. Eso será muy importante. Estamos trabajando bien y esforzándonos mucho esta semana para llegar al domingo en perfectas condiciones y poder conseguir la victoria. Esos tres puntos nos darían la vida para ir hacia arriba.

La idea, entonces, es la de ir escalando puestos en la tabla.

Este equipo está hecho para estar de mitad de la tabla hacia arriba. Pero si queremos estar ahí, tendremos que empezar a escalar puestos ya. El domingo tendremos un partido muy difícil y habrá que trabajar muy bien esta semana para conseguir los puntos en casa.

¿Cómo se toman este regreso al Heliodoro después de tres derrotas seguidas en campo propio? El entrenador ha hablado de presión.

Presión no noto. Vengo de clubes en los que había una presión mayor. Pero cada uno tiene su personalidad y se toma los partidos a su manera. No te puedes poner en la piel de los demás con tanta facilidad. Pero muchas veces sí le comento a los compañeros que hay que jugar con tranquilidad, porque cuanto más tranquilo estás, mejor te salen las cosas; y si te añades presión, todo te sale peor. Hay que salir a divertirse, como si estuvieras en casa o con tus amigos. Ese es el consejo que les doy. Con presión no puedes jugar al fútbol.

Por lo que comenta, no es que estén incómodos en el estadio.

Muchas veces, cuando la afición empuja, el rival se mete atrás. Con ese murmullo, nosotros apretamos más. Pero también sentimos que nos podrían ayudar un poco más. Por ejemplo, cuando tenemos el marcador en contra. Y no digo que no nos animen, sino que el público nos hace más fuertes si remamos todos en la misma dirección.

¿Qué mensaje les transmite López Garai? Suele insistir en la necesidad que crean en su idea.

La idea está clara, es la salir jugando con el balón y no perder esa identidad, a pesar del resultado. Luego hay rivales que nos lo ponen muy difícil, pero nosotros tenemos que saber dar con la tecla.

¿Esa propuesta está siendo demasiado arriesgada en casa?

Los rivales vienen a hacer su partido. Saben lo que se van a encontrar en nuestro estadio. Se encierran e intentan aprovechar sus ocasiones. Eso nos está penalizando.

Ya lleva un mes y medio en el Tenerife. ¿Es como esperaba?

Estoy contento a nivel personal. Estoy a gusto, igual que mi familia, y eso es lo más importante. Vengo a entrenar sintiéndome feliz, y hacía mucho tiempo que no me pasaba. Es cierto que no estamos en una situación cómoda, pero hay que confiar en el equipo, porque se ha formado un gran grupo. Llevamos once jornadas y queda un mundo. Sé que la gente tiene dudas, pero hay que ir poco a poco. Tenemos que poner de nuestra parte para estar lo más arriba posible en la clasificación.

Llegó al Tenerife en propiedad, aunque la operación se inició con la idea de que se incorporara cedido. ¿Cómo vivió el proceso?

Tuve muchas ofertas para irme al extranjero, para volver a España... Pero lo que quería era tener estabilidad. Venía de tener muchos cambios en poco tiempo, así que decidí esperar hasta el último momento por el Tenerife porque era la opción que más me gustaba. Se hizo un gran esfuerzo por las dos partes y aquí estoy, muy contento y feliz.

¿Por qué le pareció la mejor?

Me atrajo el proyecto, se habían hecho muy buenos fichajes... Además, mucha gente me había hablado muy bien del Tenerife. No había ni un pero para decir que no.

¿Quién le dio referencias?

Con Ortolá había coincidido en el Villarreal, el Barcelona y el Deportivo. Pero hablé con mucha gente que, a pesar de no haber jugado en el Tenerife, sí había estado aquí. Me dieron el consejo de que no lo dudara, que la Isla era muy bonita, que el clima era muy bueno, que se vivía muy bien... Tomé la decisión y creo que he acertado. El equipo no está en una situación cómoda, pero estoy tranquilo porque sé que vamos a salir adelante. No tengo ninguna duda.

¿Cómo fue su paso por Grecia?

Una experiencia más. Se hizo todo en el último momento (en septiembre de 2018). En Villarreal se habían complicado las cosas y la renovación se paró un poco. Entonces salió la oferta de Olympiacos y pensé que era una buena opción. Allí todo era muy distinto. En cada club aprendo algo nuevo y en el Tenerife espero tener la estabilidad que necesito en mi carrera.

Llegó muy joven a España.

Sí. Empecé jugando en Newell's. Unos empresarios que habían creado una escuela de fútbol en Rosario llamada ADIUR me llevaron a España, al Villarreal. A partir de ahí estuve viviendo en la residencia del club, pero no podía jugar por unos problemas burocráticos: los menores de 18 años no podíamos jugar en España si no teníamos familiares en Europa. Me comí casi cuatro años y medio sin poder jugar, solo amistosos o torneos. Era un niño al que le explotaba la cabeza por no poder jugar los fines de semana, que era lo que más me gustaba. A partir de los 16 años empecé a jugar, porque me pudieron habilitar. Debuté en el Primera con el Villarreal con 17 años. Después de una temporada y media en el primer equipo, me fui al Betis, donde viví una experiencia más. Fue positiva porque aprendí muchas cosas, pero no tuve la continuidad que había ido a buscar. A partir de ahí me fui al Barcelona B. Esos seis meses fueron muy buenos. Pensé que ahí iba a despertar de nuevo. Pero volví al Villarreal a hacer la pretemporada y se paró mi renovación. Entonces salió la opción del Olympiacos, con el que firmé tres años. Al principio me costó por el idioma, por ser un país diferente... Empecé a jugar bien, pero por unas situaciones que vivió mi familia tomé la decisión de volver a España. No podía seguir viviendo allí. Entonces recibí la propuesta del Deportivo, donde viví una etapa muy bonita. Nos jugamos el ascenso a Primera en Mallorca hasta el último momento. Aún sigo preguntándome qué pudo pasar allí. Fue una lástima. A continuación tuve que volver a Grecia. Me pasé un mes peleando para salir. Ellos no querían que me marchara. Y apareció el Tenerife.

¿Vivió en España con sus padres?

En el primer año sí me acompañaron, pero después, cuando me acostumbré a vivir en la residencia, regresaron a Rosario.

¿Quiénes le ayudaron más?

Los tutores de la residencia, jugadores del primer equipo como Gonzalo Rodríguez, Musacchio, Marco Ruben... Les doy las gracias porque fueron mi gran apoyo.

Siempre habló con orgullo de haber conocido a Leo Messi.

Nos enfrentamos dos veces estando yo en el Betis y charlamos. Es buena gente. Parece un poco serio y tímido, pero es muy suelto, sobre todo con los argentinos, con la gente de Rosario. Tengo su camiseta de recuerdo y unas palabras que me guardo para mí.

En su día despertó altas expectativas. Incluso se habló de la irrupción de un nuevo Messi.

Todo me llegó muy rápido. Y era un niño. Tienes 17 años y no sabes qué hacer. No tuve el apoyo que necesitaba porque la familia estaba lejos y no me podía aconsejar. Pero de todo se aprende y aún soy joven y puedo explotar el potencial que tengo; sé que no lo he perdido. En aquellos tiempos no sabía cómo manejarme. Estaba solo y me perdí un poco. Pero son experiencias que me han ayudado a madurar y a estar ahora más centrado.

¿Qué le hizo sentar la cabeza? ¿Tuvo que ver su paternidad?

No solo me cambió el hecho de tener una familia. En realidad, he ido cambiando con el paso del tiempo. Por ejemplo, me di cuenta de que muchos amigos, gente de círculos cercanos, estaban conmigo solo por interés. Son personas que se creían muchas cosas solo por estar cerca de Nahuel Leiva. Estaban viviendo de mí y los aparté. Lo más importante es lo que tengo ahora, mis dos hijos y mi mujer. Ella es mi gran apoyo, es la que me aguanta y la que me sacó de todo. Le estaré eternamente agradecido.

¿Esa vida dispersa influyó tanto en su rendimiento en el campo?

Era una vida loca, una vida de un niño que lo tenía todo: dinero, un coche... Te llega de repente y no lo controlas. Te lo dan todo muy fácil. Una vez dijo Víctor Valdés que tienes que vivir la realidad, y esa realidad es que la carrera de un futbolista profesional es corta y hay que intentar disfrutarla, y cuanto más, mejor. Si no, se para todo.

En esa etapa corta e intensa tuvo la oportunidad de proclamarse campeón de Europa con la selección española sub'19, aportando un gol en la final. ¿No le tentó esperar la llamada de Argentina?

No me arrepiento. Cuando jugué aquella Eurocopa (2015), la viví como un español más. Si no, no hubiese ido, porque pude tomar la decisión de ir o no ir. A día de hoy volvería a jugar con España si me volvieran a llamar, porque este país me lo ha dado todo. He hecho mi vida acá. Aquella competición fue muy bonita. Compartí vestuario con compañeros que siguen ahí, y muchas veces me pregunto por qué no estoy más arriba, como ellos. Tomé la decisión de venir al Tenerife porque creo que aquí podré recuperar mi nivel. Sé que lo tengo, porque ya lo he demostrado, y ahora lo tengo que volver a demostrar.

¿Le da muchas vueltas a ese tiempo perdido en su carrera?

Por ejemplo, veo a Marco Asensio, a Dani Ceballos, a Mikel Merino a Meré... Son compañeros que ganaron conmigo aquel Europeo y que ahora están en equipos top, y yo estoy en Segunda División; y con esto no quiero dejar en mal lugar al Tenerife, porque para mí ha sido y sigue siendo un equipo grande. Es verdad que todavía pienso en todo aquello, pero he aprendido que todo llega si trabajas, y ahora estoy en un club que apostó por mí y en el que quiero volver a ser el de antes.

Firmó por tres años. ¿Se ve volviendo a Primera en ese tiempo?

Las cosas se están haciendo bien en el Tenerife, pero hay que ir paso a paso. Firmé por tres años y lo hice con la mentalidad de cumplirlos. Y en ese tiempo creo que podremos conseguirlo, pero tenemos que ir todos de la mano. Creo que hay argumentos para lograrlo.