El Racing de Santander regresa cuatro años después al Heliodoro y lo hace, este domingo a las 17:00 horas, con un viejo conocido en su banquillo: Iván Ania Cadavieco (Oviedo, 24/10/1977). El ahora entrenador del conjunto cántabro fue una de las últimas estrellas rutilantes que el histórico presidente Javier Pérez intentó traer a la Isla. Le costó 2,4 millones de euros y cerró la operación, con su amigo Eugenio Prieto, en las postrimerías del mercado estival.

El extremo asturiano, con un guante en la pierna izquierda, no llegó a triunfar como se esperaba ni pudo evitar el descenso a Segunda de su nuevo equipo en aquella campaña 2001/2002. Aunque en su contrato figuraba una reducción de su cláusula de rescisión en caso de no lograr la permanencia, Ania permaneció en el Tenerife. Durante aquel verano se interesó en sus servicios el Deportivo de La Coruña, que llegó a ofrecer a 3,6 millones y dos jugadores (David Pirri y Changui). El traspaso no llegó a buen puerto.

En el retorno a Segunda tampoco tuvo excesivo protagonismo, aunque Ewald Lienen y David Amaral le utilizaron. Con este último llegó el principio del fin. Una sustitución en El Molinón propició un enfado del jugador, que le dijo a su técnico que siempre cambiaba a los mismos antes de golpear un banco. Le costó una fuerte multa que no llegó a pagar, amenazando incluso con recurrir a la AFE. Instruyeron el expediente el consejero Fernando Díaz Llanos y Ramón García Luengo.

Ania llegó a entrar separado del grupo con otros descartados como Javi López o Basavilbaso por el alto coste de sus salarios. El Tenerife se quejó porque nunca perdonó dinero y le acusaron de acercar al club al abismo por las deudas. En diciembre de 2003 emigró al Rayo, donde Jorge D'Alessandro le recibió con honores: "Hemos fichado un crack".