La errática trayectoria reciente del Tenerife, con tres derrotas consecutivas, ha generado dudas en el manejo de una identidad que no se discute ni en público ni en privado por el momento. Los jugadores siguen defendiendo la fórmula López Garai, pero el técnico no termina de encontrar un once definido ni la manera de ofrecer un rendimiento estable. Muy al contrario, sus retoques parecen alejar a algunas de las piezas llamadas a ser básicas de su mejor rendimiento.

La dolorosa comparativa

En once jornadas, el equipo blanquiazul tiene un punto menos que el curso pasado. Por entonces, ya había relevado a Joseba Etxeberria e iba en camino la destitución de Alfonso Serrano. Por fortuna, el ambiente actual permite trabajar a Víctor Moreno y Aritz López Garai con algo más de tranquilidad en la búsqueda de soluciones para problemas que, quince fichajes después, suenan al año anterior: falta de contundencia en las dos áreas y ausencia de liderazgo.

La idea de juego

La parte más positiva de este arranque de temporada pasa por el fútbol que quiere practicar el preparador vasco: iniciativa en el juego, fútbol combinativo, presión alta para inquietar al rival... El equipo parece tener claro lo que pretende su entrenador y, con el marcador a favor, ha ofrecido dos exhibiciones: Albacete y Lugo. Fuera de casa, pese a la última derrota, compite mejor.

El Heliodoro

Otra cosa es como local, puesto que solo ha ganado un partido y el guión se repite casi cada jornada: mucho balón, escasa capacidad realizadora y despistes que cuestan puntos, muchos puntos. De momento, ha igualado su peor racha de derrotas desde 2014.

Dibujo táctico

López Garai trabajó durante la pretemporada con un 4-1-4-1 (o 4-3-3 si se quiere), en el que Aitor Sanz ejercía como seis. En sus costados sufría el Tenerife en las vigilancias y, después de la goleada encajada en Ponferrada, prefirió cambiar a un 4-2-3-1 en el que Milla se situó a la altura de Aitor. Con esta distribución y más trabajo táctico durante la semana, mejoró defensivamente el equipo. Lo cambió para jugar contra el Extremadura con un 4-4-2, con rombo en la medular, para facilitar la salida de la asfixiante presión visitante. El experimento salió rana y, en Vallecas, retornó al 4-2-3-1. Pero con Milla haciendo de Lasso.

Once sin carrerilla

Además del dibujo, que no deja de ser un punto de partida, López Garai ha cambiado su alineación diez veces y ha sentado a teóricos indiscutibles como Milla o Lasso. Ortolá ya es el único jugador que ha formado en el once en todos los encuentros, después de la suplencia de Filip Malbasic. El serbio abandera los cambios de posición, puesto que ha actuado como delantero (cuatro veces), extremo derecho (cinco) y extremo izquierdo (una). Nahuel Leiva (en tres posiciones), Alberto, Milla y Naranjo (dos) también han exhibido polivalencia.

Por demarcaciones, López Garai ha utilizado cinco parejas de centrales y tres dobles pivotes distintos en estas once jornadas, además de tres jugadores en el extremo derecho, cuatro en el izquierdo y cuatro efectivos en la posición de nueve. Undabarrena, Dos Santos y Shashoua son los únicos que no han disfrutado de la titularidad. Esta inestabilidad parece acusarla, ahora que la competición exige velocidad de crucero, el equipo.