Pedro Díaz Arteaga recibirá este mes, en Cáceres, el premio a la Trayectoria Profesional que concede cada año la Asociación Española de Técnicos de Natación. Este reconocimiento sirve de excusa para analizar el estado de la natación deportiva en Tenerife. "Hay un problema muy grande, la escasez de instalaciones", advierte el experto.

¿Le coge por sorpresa el premio?

Llevo muchos años. He sido miembro de la Federación Española de Natación, llevé el waterpolo nacional a nivel ejecutivo para la preparación de los Juegos Olímpicos de 1992, he sido entrenador de la Escuela Nacional durante 20 años, llevo 32 en la Agrupación Deportiva Santa Cruz, he tenido nadadores de todo tipo... Pero este premio sí me coge por sorpresa, porque es raro que un entrenador canario lo reciba. Lo que me enorgullece es que hayan sido los compañeros de toda España los que hayan decidido que soy merecedor de ese premio. Otros muchos también lo son, seguro.

Ahí hay mucha vocación.

Mucha. Siempre digo que no vivo de la natación, pero sí por la natación. Empecé a nadar con 11 años y tengo 53. Ha sido mi vida, y no me arrepiento en absoluto porque soy plenamente feliz y disfruto.

¿Cómo fueron sus inicios?

Empecé hace 35 años siendo monitor de natación, más como un hobby que otra cosa. Comencé trabajando en los cursillos de la piscina municipal Acidalio Lorenzo. Después fui monitor del Club Natación Teide, luego entrenador de waterpolo... Iba sacando titulaciones hasta que me vi metido en este mundo y ya no salí.

¿Cómo está el nivel de la natación deportiva tinerfeña?

En Tenerife hay un problema gravísimo desde hace tiempo. Los nadadores incluso estamos mal mirados. Hay una escasez muy grande de instalaciones en las que se pueda practicar natación deportiva. Con el Plan de Piscinas del Cabildo, lo que se hizo fue crear piscinas en las que no se puede practicar natación deportiva, o donde no se practica. Son piscinas pequeñas que se crearon al amparo de un gimnasio, o gimnasios al amparo de piscinas. Y al final, ni son para una cosa ni para otra. Si hablamos de piscinas deportivas, están la del Puerto de la Cruz, que quebró hace cinco años y no hay manera de sacarla adelante; la de Santa Cruz, que está muy utilizada; la de Los Cristianos, y poco más. La piscina de Santa Úrsula acaba de cerrar por la decisión de la empresa que tenía la concesión, dejando en la calle a dos clubes y a muchos usuarios.

¿Cómo se las arreglan?

Con imaginación y trabajo. Ahí tienes al Echeyde, que se ha convertido en un equipo de waterpolo de División de Honor y entrena en la piscina municipal. Nosotros (AD Santa Cruz) hemos tenido y tenemos nadadores con proyección nacional, y algunos han tenido que emigrar a la Península dadas las condiciones que aquí se les ofrecían. Para desarrollar todo su potencial, alguno con posibilidad de clasificación olímpica ha tenido que ir a Madrid, a Barcelona... Estamos hablando de nadadores que son de Tenerife. Además, la sincronizada ha vuelto a resurgir y está muy bien posicionada. Estamos trabajando para, en el plazo de cuatro años, poder entrar en el bloque de cabeza nacional.

¿Se debilita la cantera?

Ahora mismo es difícil. Imagina que un padre entra con sus hijos a una piscina y se encuentra con cinco ofertas diferentes: la del ayuntamiento, la del CN Alameda, la del CD Teneteide, la de la AD Santa Cruz y la del Echeyde de waterpolo. Al niño no lo podemos partir en cinco trocitos. El padre tendrá que decidir dónde ir. Esa es la realidad en Santa Cruz. Y no hay otro sitio en el que se practique natación, quitando el Náutico.

¿Son demasiados clubes?

La diversidad no es mala, si la miras desde el punto de vista de que cada uno tiene un sistema diferente de enseñanza, de tecnificación y demás. Lo malo es que los cinco clubes no podamos trabajar. A partir de ahí, que en una piscina coexistan cinco clubes, no es que sea malo, es que te obliga a tener una imaginación increíble para que sea posible. Es lo único que nos coarta un poquito para desarrollar nuestra actividad.

¿Qué solución les ofrecen cuando acuden a las instituciones?

Con el famoso Plan de Piscinas se construyeron muchas piscinas que, al final, no fueran dedicadas al deporte, sino al ocio, a la salud... Pero no al deporte de natación, ni de waterpolo o sincro. Hay gente que sí ha apostado por ello. Por ejemplo, el Colegio Dominicas Vistabella está apostando por una calidad deportiva. En sus instalaciones incluso entrena el Unión Waterpolo Tenerife, que está sacando cantera. Pero en el resto de piscinas de esos complejos, la natación deportiva les importa un pimiento. Lo que les importa es generar ingresos para que sus empresas sean rentables, y eso significa hacer todo tipo de actividades, y la natación deportiva no es rentable. El problema está en la escasez de instalaciones que se dediquen a la natación deportiva.

¿Por qué cree que los nadadores están mal mirados?

Se dice que los nadadores le quitamos espacio al pueblo, como si nosotros no fuésemos parte del pueblo. Nosotros ocupamos un gran espacio en unas determinadas horas, básicamente entre las cuatro de la tarde y las ocho de la noche; y en esas horas se limita la participación de usuarios habituales de las piscinas públicas. Ahí entramos en una confrontación entre la natación de ocio y la natación libre, lúdica e incluso de salud. Me he pateado piscinas de todo el país y algunas del extranjero, y en todas pasa lo mismo: en horario deportivo, son piscinas deportivas que coexisten con la natación de salud y lúdica en otros horarios. En Tenerife siempre se nos recrimina por parte de dirigentes, ayuntamientos y demás que tenemos que ser conscientes de que la piscina es para todos. Pero pongo un ejemplo. ¿Qué pasaría si en medio de un entrenamiento de un club de baloncesto entrara alguien con su hijo y quisiera usar un aro para tirar a canasta? Si no dedicamos más infraestructuras a la natación deportiva, seguiremos sin nadadores. Pero no solo es una cuestión de piscinas: hay que tener un gimnasio, vestuarios, piscinas con agua caliente en invierno... Si tenemos todo eso, los que estamos al frente de los clubes nos encargaremos de que haya nadadores. Aún así, estamos sacando nadadores y los hay medallistas, finalistas, semifinalistas... Los hay que están muy cerca de ser seleccionados para competir a nivel internacional. Y todo eso, sin tener cosas que en otros lados serían absolutamente lógicas.