De tú a tú durante 39 minutos. El Iberostar Tenerife se quedó ayer con la miel en los labios al caer, en el último suspiro, contra un Real Madrid que sudó lo indecible para salir airoso del Santiago Martín. Un propósito que se le había atragantado sobremanera a los de Laso por culpa del extraordinario esfuerzo defensivo de los aurinegros y un ejercicio de creer en sus opciones. Un final a cara o cruz en el que Llull volteó la moneda a favor de sus intereres. Dos triples como dos cachetadas despertaron a los canaristas de un sueño que bien merecía acabar de manera feliz.

Apostó de entrada Vidorreta por el físico de Guerra para despistar a Tavares, si bien el caboverdiano dejó patente su envergadura en los dos lados de la pista, cambiando tiros, reboteando y finalizando. Disputa táctica en la que Laso trató de ahogar el ataque canarista colocando a Deck sobre Huertas. Arranque intenso, pero con más errores que aciertos y en el que la electricidad de Salin y la puntería exterior de Atkins y Lundberg valían algo más que las virtudes del campeón (11-8).

Pero el Canarias no terminaba de estar cómodo. Delante no lograba dar con el último pase ante la maraña de manos desplegada por la defensa blanca (cuatro pérdidas en un abrir y cerrar de ojos); y detrás porque ni impedía correr a su rival -como fruto de las imprecisiones en ataque- ni salía a tiempo de los bloqueos para llegar a los tiros abiertos de Rudy y Campazzo. Así, los aurinegros, ya con la segunda unidad en pista, recibieron un 0-10 que tiraba por los suelos el esfuerzo previo (11-18, 10').

No consiguió evitar el conjunto lagunero la producción visitante en los triples liberados (Llull y Reyes), pero en cambio sí empezó a encontrar a Shermadini dentro y, sobre todo, sacó petróleo de la capacidad de posteo de Singler. Una buena actividad defensiva y la presencia en el rebote ofensivo permitieron a los de Vidorreta agarrarse al choque (23-25, 16'). Los laguneros estaban llevando a su terreno a los merengues, construyendo un partido espeso. Apretando los dientes atrás (pese a un omnipresente Mickey) y con mucha paciencia delante (30-30, tras canasta sobre la bocina de Yusta). Shermadini cogió velocidad de crucero, pero de nuevo atinado desde el 6,75 (Mickey y Taylor para 7/16 al descanso), el Real Madrid logró irse en franquicia al intermedio (34-38).

Descubierta la fórmula, el Canarias dio una vuelta de tuerca más a su ejercicio defensivo al regreso de vestuarios. Como el uno contra uno de Yusta con Rudy. Aunque eso le costara a Salin la segunda y la tercera faltas en 10 segundos. Sólido atrás, el cuadro lagunero ganó confianza delante. Así, Shermadini no se arrugó ante Tavares, y Huertas, negado para penetrar, produjo desde fuera en un parcial que llegó a ser de 11-1 (45-41).

Los aurinegros (y el Santiago Martín) empezaban a creer en la machada. Y es que pese a que los triples liberados de Díez y Atkins no entraron, el cuadro canarista mantuvo su garra en defensa para evitar una reedición de lo que ya le sucediera antes. Delante, y buscándole las cosquillas a Tavares, dio con la versión más equilibrada de un motivado Yusta para no solo mantener a buen recaudo su renta, sino hacerla crecer hasta el +5 (52-47). Mickey y Llull salieron al rescate (52-52) antes de que un poderoso mate de Guerra mantuviera vivo el sueño aurinegro con 10 minutos por jugarse (54-52).

En la cresta de la ola, el Iberostar, guiado por un Shermadini que ya había entrado en calor, mantuvo su inercia en el arranque del acto final (61-56 tras triple de Suárez). Sin embargo, el duelo subió de revoluciones y se metió en un ida y vuelta del que salieron más beneficiados los blancos. Por su acierto exterior, por un par de pérdidas de los locales, y por la impronta física de Mickey (63-65, 35'). Momento delicado que no hizo temblar a los laguneros, encomendados al binomio Huertas-Shermadini (67-65). Un triple de Llull, una bandeja de Marcelinho que hizo la corbata, y una canasta de Tavares (67-70, a 2'25') obligaban a remar.

Lo hizo el Iberostar con sendas canastas agónicas de Salin y Shermadini (71-73)? todo antes de que, en el momento de la verdad, los aurinegros se dieran de bruces con la calidad madridista. Quilates que ejemplificó Llull con dos triples marca de la casa (14 puntos tras el descanso) para dejar helado al Santiago Martín (71-76) con 26 segundos de margen. Un triple que no entró de Salin hizo que el Canarias despertara, bruscamente, del sueño.