Nada menos que 55 puntos -de los 88 anotados por todo el equipo- firmaron el sábado en Málaga Sasu Salin, Dani Díez y Gio Shermadini, los tres exjugadores del Unicaja, que parecieron saldar viejas cuentas con su anterior equipo. O al menos, como reconoció el citado escolta finés, su producción tuvo una buena parte de culpa en una motivación extra. Plus que bien podría repetirse esta próxima jornada, en la que el Iberostar Tenerife se las ve con el Real Madrid. Y es que nada menos que cinco jugadores -algunos con mayores raíces que otros en la casa blanca- que este curso visten de aurinegro tuvieron, en algún momento y categoría, pasado merengue.

El jugador con antecedentes madridistas más recientes es Santi Yusta; también, de los cinco ahora canaristas, el que más partidos ha disputado, con la camiseta blanca, en la ACB: 58 encuentros. Su presencia en la Isla (el Madrid se ha reservado el derecho a repescarlo dentro de dos años) tiene también mucho que ver con la buena relación existente entre el director deportivo del Canarias, Aniano Cabrera, y buena parte de los máximos responsables de la sección cestista blanca, entre ellos Alberto Herreros, Juan Carlos Sánchez y el entrenador Pablo Laso.

Fueron igualmente madridistas años atrás, tanto Dani Díez (37 partidos en ACB) y Kyle Singler (36), así como Álex Suárez (12) y Pablo Aguilar (8), estos dos últimos con una presencia más testimonial. Los cinco (aunque Singler y Aguilar todavía no han debutado como canaristas) representan la continuación de una larga lista de merengues que han acabado teñidos de aurinegro. Nómina que se ha convertido casi en una tradición cuando los isleños han militado en la élite. Blagota Sekulic, Lazaros Papadopoulos u Óscar Peña son algunos ejemplos de una lista en lo más alto que también ha tenido salvedades, como la de Wayne Brabender, que ejerció como técnico en la Primera B del ejercicio 91/92.

El 'Madrid B' de aquella temporada 83/84

En el curso, 83/84, aquel en el que la máxima categoría del basket nacional quedaba bajo el auspicio de la Asociación de Clubes (ACB), el CB Canarias se empeñó en hacer de su plantilla una especie de filial del Real Madrid. El CB Canarias y, sobre todo, Pepe Cabrera, en ese momento su director deportivo, que en parte se ayudó de sus buenas relaciones con la cúpula deportiva merengue. Los aurinegros ya habían repatriado a Richy Bethencourt y a Carmelo Cabrera, y para esa campaña reclutaron a Luis Mari Prada, Randy Meister y, por encima del resto, a Walter Szczerbiak, que arribaba a San Benito ya con 34 años. Era por ello lógico que a los canaristas se les conociera como "el Madrid B", según recuerda el palmero Juan Méndez, otro de los integrantes de aquel roster. "Es cierto que el equipo tenía un cierto halo de importancia, que luego no se reflejaba en unos grandes resultados", añade el Rana, que pone en valor la "capacidad para adaptarse a la realidad" de los laguneros que tuvieron todos los exmadridistas.

Guarda en su memoria Méndez varias anécdotas de los merengues. Gracias a Meister conoció, y se aficionó, "a una cantante de country que se llamaba Anne Murray"; de Prada resalta "su capacidad para hacer vestuario" y el "buen feeling" que tuvo con él durante los dos cursos que estuvo en La Laguna. De Szczerbiak se guarda la más curiosa, al margen de valorar "su esfuerzo diario para seguir progresando". "Oyó que el tomate era malo para las rodillas, y él, que ya las tenía cascadas, dejó de comerlo", rememora Méndez. Alguna historieta similar seguro que nace de este nuevo mini-Madrid.