Shaquell Kwame Moore (Fort Lauderdale, 2/11/1996) se estrenó el pasado domingo como futbolista del Tenerife en un partido oficial. Para el lateral derecho estadounidense fue un paso más en una carrera llena de obstáculos y que dio un giro tras un viaje a Gran Canaria. Entre sus metas, vivir un ascenso con el equipo blanquiazul y disputar un Mundial con la selección de Estados Unidos.

¿Cómo se sintió en su debut?

Muy bien. El equipo y la afición me ayudaron mucho. Lo único negativo fue el resultado.

¿Cuándo supo que iba a jugar?

El mismo día; cuando el míster dio la alineación. Sé que debo tener paciencia, porque el equipo va bien y hay mucha competencia. Seguiré trabajando fuerte para estar preparado para cuando me toque.

¿Pudo darse a conocer como esperaba en ese partido?

Fue solo un partido. Espero que con el tiempo me vayan conociendo mejor. Soy un jugador que lo da todo, de subir y bajar la banda, de ayudar donde el míster me diga...

¿Cree que le costará repetir por el nivel en el que está Luis Pérez?

No pienso en eso. Sigo trabajando, y cuando me toque le daré duro. La competencia entre los dos es muy sana. Él está jugando bien.

¿Qué mensaje transmitió López Garai en el inicio de la semana?

Que perder ante el Fuenlabrada fue un bajón, pero tampoco podemos volvernos locos. Nos habría gustado sumar los tres puntos, pero no fue así. Ahora nos toca seguir y pensar en la visita al Lugo.

¿En qué punto está el equipo?

Vamos madurando. Todavía es un poco pronto y hay cosas que podemos mejorar. Creo que con el tiempo cogeremos un buen ritmo. A ver hasta dónde llegamos.

¿Le convence el estilo?

Jugamos bien al fútbol, y para la afición eso es bueno. Pero también apretamos y corremos. Tocamos el balón, pero cuando hay que juntarse y sufrir, lo hacemos. Hay momentos para cada cosa.

¿Su familia sigue al Tenerife?

Sí. Se juntan para ver los partidos on line en un televisor grande. Se forma una minifiesta en casa.

¿En qué ciudad viven?

Mis padres son de Trinidad y Tobago, del Caribe, pero viven en Atlanta. Nací en Miami, en Fort Lauderdale, pero nos trasladamos a Atlanta cuando tenía 10 años.

¿Su familia es futbolera?

En todo el Caribe se practica mucho al fútbol. Mi padre jugó en la selección de Trinidad y Tobago, y mi hermano también jugó. Llevamos el fútbol en la sangre.

Usted también es internacional.

Sí. Jugué cinco partidos con la absoluta de Estados Unidos. La última vez fue en noviembre de 2018 ante Italia. Llegar a la selección es un sueño para todos, pero lo principal es trabajar bien en el Tenerife. Olajá pueda volver.

¿Piensa en el próximo Mundial?

Sería un sueño jugar un Mundial, y la selección de Estados Unidos siempre va a estar ahí. Me toca trabajar duro; a ver si hay suerte.

¿Le costó abrirse camino en este deporte en Estados Unidos?

Dentro de mi familia sí jugábamos mucho al fútbol, pero en los colegios no tanto. Allí se practica más baloncesto o fútbol americano. Pero siempre hay equipos de fútbol, y cada vez más. El fútbol está creciendo mucho y se nota con el paso de las generaciones.

¿Por qué se hizo lateral?

Por mis condiciones. Por mi físico, vi que podía subir y bajar con facilidad. Aguantaba bien para defender cuando me tocaba hacerlo.

¿Practicó otros deportes?

Un poco de baloncesto. Me gusta mucho y lo sigo. Mi equipo favorito es Miami Heat. Ahora intentaré ir a ver al Canarias.

Pero prefirió el fútbol.

Claro. No mido dos metros.

¿Qué aspiración tenía?

Llegar a jugar algún día en Europa e intentar triunfar.

¿Qué equipo le atraía entonces?

El Barcelona, con Ronaldinho, Messi... Me gustaba verlos jugar.

¿Cómo se produjo su llegada al fútbol español?

Estaba jugando con la selección sub'18 de Estados Unidos y fuimos a Gran Canaria, a Las Palmas, para disputar un torneo entre cuatro equipos. Me fue bien y ahí surgió el interés de un club. Cinco años después, sigo aquí. Ese viaje cambió mi vida. Nunca pensé que iba a poder quedarme en España.

¿Cómo fueron sus primeros meses tras dar ese paso?

Difíciles, sobre todo por el idioma. Si no sabes hablar, es como si estuvieras mudo. En ese momento no me podía comunicar, pero ahora lo domino más o menos, y eso ayuda mucho. Asistí clases tres o cuatro años y luego he ido mejorando en el día a día, hablando con mis compañeros. Ahora creo que lo manejo bien. Empecé en el Huracán Valencia, luego estuve seis meses en el filial del Oviedo, me fichó el Levante y jugué cedido en el Reus.

Solo usted puede decir que sufrió la expulsión de la competición de dos clubes, Huracán y Reus.

La verdad es que tuve mala suerte. Me tocó estar en dos clubes que desaparecieron. Siempre hay piedras en el camino, pero estoy agradecido por haber pasado por ello, porque todo ocurre por algo. Ahora estoy en el Tenerife y tengo muchas ganas de seguir.

Dentro de esa mala fortuna, pudo estrenarse en Primera División.

Y siempre estaré agradecido al Levante por esa oportunidad. Nunca imaginé que iba a jugar en Primera. Ojalá vuelva pronto.

¿Qué fue lo más especial?

Jugar en el Nou Camp, enfrentarme a los grandes, a Leo Messi, estar en el último año de Iniesta... Me cambié la camiseta con Jordi Alba. Fue una experiencia muy bonita. Todavía no me lo creo.

¿A quién tuvo que marcar?

En la primera parte a Iniesta y la segunda a Dembélé. Fue una tarde de mucho correr y trabajar.

¿Con qué planes inició la pasada pretemporada en el Levante?

Cuando llegué, vi que había dos o tres compañeros en mi mismo puesto y pensé que quizás podía darse la opción de salir. Me tocó esperar y seguí trabajando. Cuando me llegó el interés del Tenerife, no me lo pensé. Busqué información y no tuve ninguna duda.

¿Qué pensó?

Que podía ir a un club grande. Ya había jugado en el Heliodoro con el Reus y recuerdo que la afición apretaba mucho y se hacía sentir. Ese fue un aliciente más.

¿Todo es como esperaba?

Sí. El club me gusta mucho y se nota que en la Isla se vive el fútbol. Vas por la calle y la gente te conoce y te anima. Y cuando las cosas no van tan bien, también te lo dicen. Pero esto también es fútbol y a mí me gusta. Me sentía preparado para dar este paso a un club grande como el Tenerife.

¿Tiene la sensación de que acertó fichando en el Tenerife?

Sí. Por supuesto. La confianza que me transmitieron en este club fue máxima. Estoy muy a gusto, creo que estoy trabajando bien y espero demostrarlo en el campo.

¿Cómo lleva la adaptación?

Soy un chico alegre y siempre estoy con una sonrisa tratando de animar a la gente, juegue o no juegue. Lo primero es el vestuario.

¿Qué espera vivir en los tres años que firmó con el Tenerife?

Cosas bonitas. Queremos soñar y hacerlo bien, pero siguiendo siempre el día a día, partido a partido.

¿Se ve subiendo a Primera?

Es el sueño de todos. Si lo logramos, sería algo muy grande, pero primero nos centramos en el trabajo diario y en cada partido.

¿Le gusta el Rodríguez López?

Me gusta el ambiente que se crea. Creo que el campo es un poco grande, pero me gusta mucho.

¿Y vivir en Tenerife?

Mis padres también son de una isla y todo es un poco parecido. Tenerife es espectacular y tiene muchos sitios bonitos, como las playas. No me puedo quejar.