No conoce el día exacto de su alumbramiento, aunque los expertos coinciden que fue a lo largo de 1939. El CB Canarias celebra en el presente 2019 su octogésimo aniversario, plenamente inmerso en una época dorada, la mejor de su historia, a tenor de sus ocho cursos consecutivos en la Liga Endesa y los dos títulos internacionales cosechados en los últimos años.

La estabilidad deportiva, institucional, económica y social que jalona el día a día de la entidad aurinegra contrasta con lo que durante mucho tiempo deparó una trayectoria relegada al anonimato del baloncesto nacional.

El ínclito Juan Ríos Tejera y exjugadores del Olimpic BBC -primer club fundado en Tenerife-, como Narciso de Vera Mateo Arvelo, pergeñaron una entidad singular, sobre todo por su familiaridad.

El papel secundario en el baloncesto insular le acompañó durante sus primeros 30 años de vida. La fiebre canarista subió de temperatura de manera exponencial con la llegada al club del profesor palmero Pepe Cabrera.

El Canarias tuvo que aguardar hasta 1975 para competir a nivel nacional. En 1981, con Cabrera en los despachos y Pablo Casado en el banquillo, los laguneros tocaron por fin la élite española -División de Honor-.

Dos años más tarde se convirtieron, junto a un santacrucero Náutico que siempre había desempeñado el papel protagonista del baloncesto insular, en fundadores de la Liga ACB.

Fueron temporadas mágicas, sobre todo en el segundo lustro de los 80, cuando con José Carlos Hernández Rizo como director de orquesta se lograron dos sextos puestos ligueros y una clasificación para la Copa Korac.

El descenso en Ferrol -1991- y el no ascenso en el Ríos Tejera -1994- fueron su puntilla. Absorbida por el, a la postre, fallido proyecto unificador del Tenerife-Canarias, la fiebre no se resignó.

Y desde el pozo de la Segunda Autonómica, el germen del Cantera Base 1939 Canarias fue creciendo -cinco ascensos en poco más de tres lustros- para plantarse, en 2012 y con Alejandro Martínez al frente, otra vez en lo más alto.