Una primera entrevista suele ser una toma de contacto benévola. Mas si se da en el inicio de un nuevo proyecto, con la temporada aún sin estallar. El encuentro con Aritz López Garai se produce en la sala de prensa de El Mundialito después de un entrenamiento intenso. Desde el minuto uno deja entrever su nivel de exigencia. "Me han gustado cosas, y otras no", afirma con decisión valorando la sesión preparatoria antes de someterse al cuestionario sobre la "gran oportunidad" de su vida como entrenador: dirigir al Tenerife.

Durante casi media hora de conversación, responde sonriente y sin eludir preguntas. Sonríe a menudo y hasta se ruboriza cuando comenta el poco tiempo que hace que era él quien recibía órdenes sobre el césped. "Antes terminabas, te duchabas y te ibas para casa. Ahora te llevas lo sucedido, lo analizas, tomas decisiones..., eres entrenador casi las 24 horas", sostiene con gesto de responsabilidad.

Imagino que estará deseando que llegue ya el pitido inicial en La Romareda y arranque la temporada.

Pues la verdad es que sí. La pretemporada es ilusionante porque quieres ver la plantilla que se va confeccionando, cómo vas calando en el vestuario y cómo se va cogiendo la idea de juego. Pero cuando pasan los entrenamientos te vuelves loco por que llegue la competición, porque eso es lo que nos gusta a los profesionales, pelear por cosas, por puntos.

¿En qué punto está el equipo?

No lo sé. Saldremos de dudas este sábado. Vamos a tener un punto de partida porque jugar amistosos no tiene nada que ver con la competición, en la que ya no hay margen de nada. Nos va a poner en nuestro sitio, aunque yo creo que estamos bien.

Será como una criatura a la que ha visto nacer, crecer y a la que le toca examinarse.

Sí. Con los entrenamientos vas dándote cuenta de su capacidad de trabajo y luego, en los amistosos, ves cómo se desenvuelven. Pero ahora llega el momento en que el niño tiene que examinarse y queremos ver si estaba preparado. Estamos expectantes.

¿Tiene la sensación de que el equipo ha captado su idea futbolística?

Eso es lo que más tranquilo me deja. Creo que el equipo ya sabe lo que tiene que hacer para ganar y también por qué va a perder si sucede. Tener claro hacia dónde hay que llevar el partido es básico. Creo que lo estamos consiguiendo, aunque los rivales también juegan. Nos van a meter en problemas y tenemos que ser capaces de contrarrestar su juego, de ser camaleónicos cuando nos toque hacer algo que no es lo deseable. Esa es la diferencia entre los buenos y los muy buenos, saber adaptarte a circunstancias que no esperas.

Hablemos del balón. ¿Qué le falta al equipo en ataque?

Creo que ofensivamente estamos bien y solo falta que llegue gente que nos va a dar otros registros, otro tipo de futbolistas, con otras condiciones. También hay que saber qué hacer en función de lo que nos planteen los rivales. Igual habrá días en los que juguemos con dos puntas y carguemos más el juego sobre el área. Pero el guion inicial es el de ser protagonistas, querer buscar los espacios con balón y dominar al adversario. No obstante, siempre hay que mejorar y evolucionar porque los equipos te estudian y te van a ir contrarrestando.

En la evolución ofensiva del equipo, con los laterales muy arriba y muchos jugadores por dentro e incluso por delante del balón, hay que evitar las pérdidas.

Por supuesto. Es un poco el peligro de esta forma de jugar. Está claro que en el fútbol si te tapas los pies se te ve la cabeza y si te tapas la cabeza se te ven los pies. Tengo claro que jugando de esta manera las pérdidas en iniciación nos harán mucho daño porque estamos muy expuestos. Arriba no deberían hacernos tanto daño porque tendremos tiempo de reorganizarnos o apretar. Eso hay que entenderlo, en qué fases se puede arriesgar o no. Incluso cuando el rival está más cansado y se puede arriesgar más. La intención es que los jugadores jueguen el partido antes de que pasen las cosas.

La pasada temporada no tuvo demasiado gol el Tenerife. ¿Cree que con esta forma de jugar y los futbolistas con los que cuenta no será ese uno de los males de este curso?

Gol deberíamos tener. Por lo menos tendremos situaciones. Eso es seguro. Ya estamos creándolas y haciendo goles. En competición será otra cosa. Ahí puede que los rivales se expongan menos y necesitemos ser más efectivos. Pero bueno, hemos fichado a Dani (Gómez), que siempre ha hecho goles en las categorías inferiores del Real Madrid. Además, contamos con Ramón (Miérez) como delantero centro. Y luego Filip (Malbasic), Jose (Naranjo) y Suso tienen que hacer goles. A Jose no se le puede haber olvidado. Los marcó con el Nástic. Suso suele ser regular, aportando cinco o seis goles. Y Filip, si él se mentaliza de que tiene que hacer goles y que lográndolo subirá su nivel en el mercado, creo que será mucho mejor jugador de lo que ya es. Trabajaremos para que ellos tengan esas ocasiones.

Lo que está claro es que no cuenta el Tenerife con un jugador que garantice 15 o 20 goles en Segunda.

Eso vale mucho dinero. En el fútbol de hoy en día los delanteros que te garanticen esa cifra son pocos. Sus salarios, además, están disparados. No son accesibles. Por eso, nosotros tendremos que poner un poco todos. Seguramente no tengamos a un futbolista con el talento de esos que te meten 20 goles, pero no es algo que me preocupe porque estoy encantado con los que tengo.

Vamos con la parte defensiva. Es curioso que el equipo haya sufrido más en los repliegues y en las acciones de estrategia que en las pérdidas que provocan transiciones.

Puede ser. Cuando juegas muy alegre estás expuesto a las contras del rival y, si un día no estás acertado, lo puedes pagar caro. Pero no ha sido el caso porque hemos apretado bien hacia delante, que es lo que propongo. Y ahí hemos sido muy intensos. No es menos cierto que no siempre vamos a poder hacerlo, que habrá veces en las que tengamos que defender detrás del balón, y ahí sí que hemos sufrido demasiado, más de la cuenta diría. Hemos recibido goles y es mi dolor de cabeza. Es que no vamos a ser dominadores del partido todo el tiempo y tendremos que aplicarnos cuando no sea así. Tenemos que subir el nivel de implicación y de intensidad todos porque es el caballo de batalla más importante.

Ese segundo momento defensivo que llama Cholo Simeone.

En el fútbol la puedes perder y apretar fuerte, pero si te superan hay que correr para atrás y colocarse. En ese sentido, no hay mucho que inventar. Cuando nos colocamos detrás

del balón estamos sufriendo más de la cuenta, pero lo vamos a trabajar.

A la afición de la isla le gusta este tipo de fútbol.

Es la tradición aquí. Lo he visto cuando he venido como jugador. En la isla gusta que su equipo juegue bien al fútbol. Y se puede hacer de muchas formas, pero suele gustar que tu equipo domine, tenga el balón y ataque. No que juegue más directo. Se puede hacer, pero en esta cultura futbolística gusta más llevar el balón de un lado a otro y ser dominador. Eso sí que lo he notado desde el principio. Hay predisposición de la gente que parece que este entrenador puede conseguir. Veo que a la gente le gusta y que los jugadores creen en ello. Si creemos, será un año bueno. Pero hay que tener claro también el trabajo que hay que hacer cuando no se tiene el balón.

Es usted el primer entrenador elegido en verano desde 2012. Puede que eso tenga que ver con ese eclecticismo futbolístico que ha vivido el Tenerife en los últimos años.

Llegar a un club con la temporada empezada no es lo mismo. Llego a un sitio nuevo para mí, con una idea diferente a la que traigo yo. Estoy muy contento de que el club me haya dado este bebé al que hay que alimentar para que se haga mayor. Los resultados mandarán y dirán si el club hizo bien en darme este proyecto, pero lo que está claro es que había que empezar con una idea. No se puede hacer eso dando bandazos ni dejar de adaptarte a lo que tienes. Eso no suele tener futuro. Espero que esa ventaja que tenemos se plasme en la competición.

Además, llega usted sin losas. Se le va a juzgar por lo que haga a partir de ahora.

Sí, eso es bueno. Empezamos limpios de cabeza y de cargas negativas. Empezamos de cero y creo que eso es una ventaja para los chicos, para que se liberen.

Han llegado los fichajes, poco a poco, y no han venido jugadores mediáticos ni se viene de un buen año. Eso ha rebajado las expectativas. ¿Puede resultar positivo no ser un aspirante de partida?

Creo que lo más importante, en un club como el nuestro, con las expectativas tan altas en años anteriores, es muy importante que tengamos claro que habrá que trabajar mucho para estar en el vagón delantero. Muchas veces el Tenerife ha partido con la vitola de favorito por la historia que tiene el club y porque se presuponía que iba a estar arriba. Este año, como dices, ha llegado gente poco conocida pero que tiene nivel. Y lo más importante es que a los buenos ya los teníamos en el equipo. Creo que hemos hecho una confección buena de plantilla, con muchísima juventud y muchas ganas de comernos el mundo todos. Pero la clave es que tengamos la humildad y la capacidad de, sea el rival que sea el que tengamos enfrente, trabajar igual para ganar. No podemos pensar en que por ser el Tenerife ya tenemos que estar arriba o vamos a ganar el domingo. Sería un error y una mochila de presión. La autocrítica y la exigencia diaria es nuestra presión, aunque todos tengamos nuestro sueño.

Paciencia, la palabra en extinción en el mundo del fútbol.

Casi no existe la paciencia. Cuando hay un proyecto nuevo tienes que darle un tiempo. Solo pido que arranque y veamos lo que hay detrás. Espero que vaya acorde a lo que deseamos, que empiece bien y que estemos todos satisfechos.

Le pregunto por algunos nombres propios: Luis Milla. ¿Qué grado de importancia tiene que se quede en el Tenerife?

Mucho. Seguramente es de los jugadores más importantes de la categoría y lo tenemos nosotros. Es un centrocampista de muchísimo nivel, que hace mejor al resto y que aparte es un gran profesional. Tenemos el placer de disponer de él, siendo un jugador diferencial. El chico ha pasado una época rara, complicada, algo lógico y normal con los acontecimientos que se estaban dando. Pero él ya ha aparcado todo ese tema y está centrado en dar lo mejor y crecer como futbolista. Tarde o temprano va a jugar en Primera porque el nivel lo tiene. Por eso, tenerlo es un lujo para nosotros porque seguramente se trata del mejor centrocampista de la categoría.

Aitor Sanz vuelve después de un periodo de baja prolongado y usted le ubica como seis. ¿Lo ve ahí más que en una posición más avanzada?

Aitor ha destacado jugando en el doble pivote. En esta forma de jugar que tengo yo, en la que me gusta juntar tres centrocampistas por dentro, creo que de seis nos puede dar mucha jerarquía por su capacidad de liderazgo. Con los años él ha ido entendiendo el juego mejor y ahora sabe que, con posicionarse bien, tiene mucho ganado. Antes igual ese ímpetu por presionar hacia delante le permitía esfuerzos continuados. Pero viene de quince meses parado. Eso no hay que olvidarlo. Yo el primero, que a veces le exijo mucho y luego llego a casa y me doy cuenta. Creo que es un competidor nato, tiene un corazón muy grande y, cuando esté bien, nos hará mejores a todos. Jugar de seis no exige esos movimientos tan explosivos en la presión y ahí puede cogerle el hilo al equipo.

También es una inversión ponerlo a jugar para que recupere ese nivel de antes de la lesión.

Darle esos minutos sí, pero también hay que darle descanso. No se puede ir de nada a todo. Aitor no se ha perdido una sesión, juega todo..., pero tiene que parar. Él no quiere porque es un chico que quiere más. Pero en ese sentido tenemos que ser responsables y saber dosificarlo.

¿Tiene decidido el once con el que va a empezar?

Más o menos sí. Me faltan por definir un par de nombres, dependiendo también de con quién jugamos.

Hay decisiones delicadas... como la portería.

Sí, hay decisiones que a primera vista puede que no resulten sencillas de entender. Pero creo que estoy para eso, para tomar decisiones. Seguramente me equivoque mucho en las alineaciones, pero las habré hecho para ganar el partido. En la portería no será una decisión sencilla. Dani (Hernández) lleva muchos años aquí y a un gran nivel. Se trae a Adri (Ortolá) porque, a lo que vamos a jugar, nos va a dar un salto de calidad muy grande. Dani también lo está haciendo bien con el pie. Tendré que tomar la decisión de quien empieza, que no es quien acaba. Hay otras posiciones en que están muy parecido y tendré que elegir.

¿Cómo ve la competición de partida?

Siempre decimos que es la más difícil y la más complicada. Es verdad que, de unos años a esta parte, los equipos que bajan tienen un potencial económico tremendo, pero eso no quiere decir que vayan a quedar en ascenso directo. El año pasado no fue así con Las Palmas, Málaga y Deportivo. Pero hay cuatro o cinco equipos que están muy por encima en presupuesto. Nosotros, sin hacer ruido, queremos asomar la cabeza en ese vagón delantero.

¿Le ha llamado la atención algún fichaje o algún equipo?

Siempre hay alguno que te sorprende, como el de Kagawa por el Zaragoza. O el de Okazaki por el Málaga. Los hemos visto en el Dortmund o el Leicester. Eso te dice también el nivel que tiene la Segunda española. También el Almería, con ese cambio tan drástico, que a ver por dónde sale.

En lo personal, ¿qué supone este reto, con este nivel de exigencia?

Es una oportunidad única y que tienes que aprovechar. Coger al Reus o al Numancia fue importante porque por algún lado tienes que empezar y son equipos a los que estaré agradecido siempre. Pero este club, esta ciudad?, estamos hablando de palabras mayores. Cualquier entrenador de Segunda querría entrenar al Tenerife. Yo, por suerte, soy el elegido. No me lleno de presión porque no me va a aportar nada. Lo que tengo es mucha ilusión y muchas ganas de trabajar. Sé que estar aquí no está al alcance de cualquiera.

Hace tres años estaba usted jugando. ¿No ha ido usted demasiado rápido?

No me paro a pensarlo. Quizás cuando pasen más años me daré cuenta de todo lo que ha pasado. Ves a algunos jugadores contra los que me enfrenté y sí lo piensas, pero el día a día va muy rápido. Te va haciendo persona y entrenador. Es un aprendizaje continuo.

¿Verlo ahora del otro lado le da más valor al cargo de entrenador?

Es muy diferente ser entrenador a ser jugador. Como jugador entrenas, pones tu capacidad al servicio del entrenador, te duchas y te vas a casa. Como entrenador no. Ahora dirijo a 25 individuos, los veo, los analizo y tengo que elegir para hacer las cosas mejor como equipo. Son muchísimas más preocupaciones, tensiones y sinsabores. Cuando ganas casi estás pensando ya en el siguiente. Cuando pierdes te echas la culpa.

¿Está ya advertido de cómo es el entorno tinerfeñista cuando las cosas no van bien?

Es un club grande y lo es en todos los sentidos. He tenido el placer de jugar en clubes así y sabes que se magnifica cuando vas bien. Eres más alto, más guapo y mejor. Si no es así, eres vago y muy malo. Sé al club que he venido. Pero hasta que no se dé una de estas circunstancias no sabré si estoy preparado, pero quiero ser estable y coherente.