Incombustible, profesional y siempre dispuesto a ayudar. Así es Carlos Ruiz, el último gran héroe en un derbi canario. Aquello cambió su futuro y puede que el del Tenerife, pero ni eso le hace fruncir el ceño cuando Aritz López Garai da las alineaciones y no pronuncia su nombre. Como ha hecho siempre, agacha la cabeza y trabaja. Dispuesto a aprovechar su oportunidad en cuanto se produzca. Y por qué no mañana.

A Carlos Ruiz no hay que explicarle que este no es un partido más.

Pues la verdad es que no. A los que llevamos tiempo aquí no hace falta decirnos lo que significan este tipo de partidos. Estamos concienciados de que hará falta trabajar mucho para que los tres puntos se queden aquí y en eso estamos, preparándolo todo lo posible.

No llega en el mejor momento para el Tenerife después del varapalo de Ponferrada.

Se dan las dos circunstancias. Por un lado, llega en la jornada 4. Es pronto todavía. Además, el resultado de El Toralín nos hizo mucho daño. Es verdad que tenemos la suerte de poder resarcirnos a los seis días de este partido y ya hemos pasado página. Hemos hecho autocrítica con la intención de no repetir errores y aprender también de lo malo.

Un derbi es el mejor bálsamo para estas cosas.

Es verdad que no se mira tanto de dónde viene cada equipo, sino lo especial que es el partido y lo que puede propiciar de cara al resto de la Liga. Es muy importante que consigamos hacer un partido serio. Ellos son un equipo que tiene gente experta, pero también gente joven y dinámica. Va a ser un partido igualado.

¿Cómo ve a Las Palmas? Parece haber cambiado un poco su idea de fútbol.

Es un equipo que intenta ser agresivo en la presión. En los saques de puerta no dejan iniciar cómodo a los rivales. Luego, tienen gente de nivel. Los centrales han jugado en Primera y tienen experiencia, capacidad de sufrimiento y para ganar duelos. En el medio campo tienen gente muy dinámica como Kirian, que es joven, o un Galarreta más experto y con trayectoria en Segunda. Arriba está la frescura de Pedri y, por supuesto, Rubén Castro. Es un delantero que te asegura quince goles por temporada y tendremos que estar muy atentos para que no nos marque.

¿Qué opina del fenómeno Pedri?

Por lo que he podido ver tiene mucha soltura. Pese a la edad, no le pesa la repercusión que le están dando. Con balón crea desequilibrio y elige bien. Tendremos que estar atentos a él.

Hablemos del Tenerife. Los centrales se están llevando muchos palos. ¿Cómo ve a Sipcic?

Errores cometemos todos durante una temporada. Puede que los de los centrales sean más sonados porque suelen costar goles. Pero yo creo que Nikola es un jugador que va a marcar diferencias en España. Está sobradamente capacitado para jugar en un equipo como el Tenerife. Es verdad que ha tenido mala fortuna, pero le estamos arropando entre todos. Sabemos que nos va a aportar mucho. Y además hay que tener en cuenta que este año queremos jugar desde atrás, vamos a estar muy abiertos y va a ser imprescindible estar muy atentos a las vigilancias a los delanteros rivales porque, cuando nos equivoquemos, podemos pagar caro cualquier despiste. Van a ser unos contra uno y tenemos que estar atentos para evitarlo o, si se producen, ayudar.

Es que se quedan casi mano a mano con los delanteros y con puntos, en los costados de Aitor Sanz, conflictivos para defender tan abiertos.

Sí, es algo que debemos tener claro. Durante 90 minutos vamos a poder ir arriba y apretar. Otras veces tendrá el balón el rival. Ahí hay que hablar y juntarse. Si tenemos que elegir los momentos para saltar a la presión, pues habrá que hacerlo. Creo que eso nos ayudará mucho a crecer desde la solidez defensiva.

¿Es un momento peligroso para la confianza en la idea de juego de López Garai?

Creo que eso se genera más desde fuera. Desde dentro tenemos clara la idea del míster, la apuesta, y estamos identificados con la idea. Va a seguir siendo la misma: un equipo atrevido y que va a proponer cosas. Con las características de los jugadores que tenemos también sería bueno mantener esta identidad. En las dos primeras jornadas hubo mucho piropo hacia el equipo. Lees las crónicas, lees las redes sociales y ves que están encantados con el equipo. Luego llega esta derrota y ya no es así. Es algo que sabemos y que no podemos controlar. La derrota nos tiene que servir para espabilar y para saber que sin intensidad y carácter nos van a pasar por encima. Hay que aprender de esas cosas para que no se vuelva a repetir en el futuro.

En lo personal, ¿cómo lleva el no haber iniciado como titular esta temporada 19/20?

Bien. Ya sabéis que trabajo día a día con la ilusión de estar disponible el fin de semana, de ponérselo difícil al míster. Si juego, intento aportar mi experiencia desde dentro y mis capacidades para el bien del equipo. Si no me toca, intento ayudar a los que lo van a hacer desde fuera. Física y anímicamente estoy bien, en condiciones para cuando me toque.

Ya le habrá dicho al míster que lo de empezar de suplente y luego ser decisivo en la remontada es difícil de repetir.

La verdad es que es difícil que se vuelva a repetir lo de la temporada pasada. Ojalá se pudiera vivir una noche como aquella. Pero me quedo con sumar los tres puntos y que vayamos creciendo como equipo.

¿Ha sido su noche más bonita en el fútbol?

Sin duda alguna como jugador del Tenerife. Y entre mis tres mejores momentos como futbolista en mi trayectoria. Fue un partido inolvidable, con sensaciones que nunca había tenido. Se juntó todo: rabia por mi situación personal, conseguir darle la vuelta lo convirtió en una noche magnífica.

Igual está usted aquí por aquella noche.

Puede ser. El caso es que fue una noche perfecta y que no olvidaré nunca.

Un revulsivo provocado por la rabia

Carlos Ruiz quería jugar aquel partido. Pensaba que se lo merecía, pero guardó silencio. Siempre respetuoso con las decisiones de su entrenador y, por supuesto, con los compañeros elegidos para asumir su demarcación. Aquella tarde, con la baja de Jorge por sanción, Alberto y Mauro dos Santos formaron la pareja de centrales. El de Baza, motivadísimo ante un encuentro de la trascendencia del derbi, se llenó de rabia. Una rabia silenciosa. Las cosas no empezaron bien y Dos Santos fue amonestado (26'). Luego bordeó la expulsión y José Luis Oltra se decidió a retirarle. Carlos Ruiz recibió el premio de disputar 39 minutos en los que pasó todo lo que tenía que pasar en el clásico del fútbol canario. Fue expulsado Timor (55'), se adelantó Las Palmas con un gol de Cedrés (66') y remontó el Tenerife en diez minutos mágicos, entre el 77 y el 87. El gran protagonista de aquella reacción fue el granadino. Primero como autor del empate y luego como generador de la acción que puso en bandeja el definitivo 2-1 a José Naranjo. No había dudas: Carlos Ruiz había salvado el honor blanquiazul en el derbi, a Oltra y al equipo, que evitaba más líos clasificatorios. Por el camino, apuntalaba su merecida renovación, la que le ofreció días después Víctor Moreno a regañadientes.