Han pasado dos meses desde mi salida de la Isla y el duelo lo he llevado mejor de lo esperado. También imagino que me habrá ayudado que el destino en el que estoy, Córdoba, me ha acogido de la mejor de las maneras y tanto mi familia como yo nos sentimos felices.

Me siento afortunado de seguir jugando y disfrutando de este deporte. Cuando uno lleva muchas temporadas en un sitio en el que se siente como en su casa, se olvida de que esta profesión conlleva cambios frecuentes.

Por eso, ahora me es imposible seguir mi día día sin leer o escuchar la actualidad de mis excompañeros, cosa que jamás he hecho en mi carrera. Siempre me ha gustado desconectar después de los entrenamientos y partidos para dedicarme a la familia y a esa vida que también existe aparcado el fútbol. Pero he dejado mucho allí, sobre todo amigos que me preocupan y que, día a día, añoro y echo mucho de menos.

No puedo negar la emoción que sentí al volver a ver jugar a Aitor Sanz en La Romareda. Sé lo que han sufrido y se han sacrificado tanto él como su familia para volver a estar ahí. El 99,9 por ciento de las personas en su situación no lo hubieran conseguido, pero él está hecho de otra pasta. Aitor es un ejemplo para la sociedad o para las generaciones futuras por su perseverancia, trabajo y capacidad de sufrimiento. Y eso en mayor o menor manera acaba teniendo siempre recompensa.

Pero no quiero quedarme solo en ellos. No sé muy bien por qué, pero este Tenerife me da buenas sensaciones. Me gusta ver a un equipo con una identidad y con una idea clara de fútbol. Me gusta que no se hayan generado unas expectativas excesivas al comienzo de la competición, algo que suele traducirse en una excesiva presión para el equipo. Lo he vivido y eso suele pesar a los jugadores, aunque no queramos, y se traduce en menor rendimiento.

Escribo estas líneas intuyendo al vecino (UD Las Palmas) que asoma ya por la ventana. Cuidado porque en estos partidos mi experiencia me dice que el equipo que llega con más inestabilidad suele ser el que mejor partido hace y el que suele llevarse los puntos.

No obstante, el Heliodoro es mucho Heliodoro en los derbis. Y con su fuerza -y no sé si llamarlo magia- tiende a empequeñecer a los visitantes. Y mucho más al eterno rival.

Son tres puntos igual que el resto de las 42 jornadas, pero no es un partido más. Necio el que lo piense o salte al campo pensándolo. Contra Las Palmas compites por algo más, por el honor de tu gente y el de toda una isla. De ganarlo generaría mucha ilusión en este comienzo.

Yo lo seguiré desde la distancia, pero con mucha atención. Echaré de menos esas sensaciones de la semana previa, ese Heliodoro que ruge durante todo el partido...

¡¡¡Mucha suerte y a por ellos!!!

*Raúl Cámara fue jugador del CD Tenerife entre 2013 y 2019.