Víctor Moreno (Cuenca, 1984) aceptó el reto de dirigir el área deportiva del Tenerife en una situación difícil, casi volcánica. La temporada 18/19 había devorado ya a un entrenador y a un director deportivo, pero amenazaba también con sepultar a una plantilla que rendía por debajo de las exageradas expectativas de agosto. Casi sin tiempo, se decidió a meter el bisturí. Apenas un mes después de su llegada había realizado cinco incorporaciones: Coniglio, Borja Lasso, Racic, Mauro dos Santos e Isma López.

El resultado fue decepcionante. Después de un espejismo de tres jornadas, el equipo blanquiazul retomó su senda errática y sufrió para mantener la categoría. Todavía se llevó por delante otro entrenador (José Luis Oltra), que salió entre rumores de que Moreno le sugería constantemente que alineara a los fichajes invernales. En la final de Lugo solo uno de ellos fue titular (Isma López). Y en una posición no habitual. Todo un síntoma.

Esos seis primeros meses del profesional conquense en la dirección deportiva blanquiazul no resultan un aval para el optimismo, pero cierto es que el proyecto 19/20 será el primero parido enteramente por Moreno. Con 7,9 millones de euros para conformar la plantilla y el cuerpo técnico, el Tenerife estará entre los ocho mejores del Campeonato en cuanto a posibilidades económicas. Se le exigirá algo parecido en la clasificación después de las 42 jornadas que ahora comienzan.

Sí habrá que tener en consideración la profundidad de la reforma trazada por el director deportivo blanquiazul, que acabará el mercado estival con una decena de fichajes. Media plantilla nueva, con recién llegados en todas las demarcaciones, y una duda por resolver: si las siempre altas exigencias de la Isla casarán bien con un equipo que no parece preparado, de partida, para competir contra los mejores.

Moreno, que ha perdido a Jorge Saénz, se ha mostrado inflexible con Luis Milla hasta ahora: "cinco millones o nada". El pivote puede que sea su mejor fichaje de esta ventana de refuerzos. La continuidad de Malbasic, y hasta la de un José Naranjo llamado a demostrar lo que solo se vio a cuentagotas el curso pasado, pueden ser otros tantos que acaben cayendo en el haber del arquitecto de este nuevo Tenerife. El fútbol, como siempre, dictará sentencia. Porque cuando el balón se mueve sobre el césped desaparecen los planes, los planos y los números.

Una dirección deportiva moderna y que trabaja en equipo

El encargado de confeccionar la plantilla blanquiazul no deja nada al azar. Los números, su gran obsesión, cimentan un trabajo en el que le ayudan Alberto Gómez y Gorgo López. Ambos llegaron a la entidad junto al profesional conquense, que ha integrado en su gente de confianza a Toño Hernández y Ricardo León. Cinco componentes de una dirección deportiva que maneja cada dato estadístico con esmero y que no pierde de vista los entrenamientos del equipo (siempre hay uno o dos componentes del grupo) ni el rendimiento individual de cada componente de la plantilla, tanto en el día a día como en los partidos. El seguimiento al mercado nacional e internacional es exhaustivo y los viajes, con el objetivo de ver partidos y futuribles en directo, constantes. Como ejemplo del trabajo, la primera gran decisión de esta temporada: la elección del entrenador Aritz López Garai. En muchas comparecencias había mostrado Moreno su interés por dotar de una identidad de juego al equipo tinerfeño. Con el técnico vasco parece haberlo conseguido. La elección se fraguó en equipo, aunque como es lógico tuvo la última palabra Víctor Moreno.

El hombre de Concepción

Ventura González

EN el punto de partida, sin resultados que cuantificar, aún, las valoraciones sobre la gestión de Víctor Moreno son insustanciales.

Es verdad que Moreno ya tiene un pasado aquí, pero con atenuantes. Llegó a mitad de la tormenta y acabó en la orilla arrollado, salvado por terceros (solo la caída en picado del Rayo Majadahonda evitó el descenso del Tenerife). Fichó caro y en cantidad (5), pero no pudo cambiar la dinámica. De esa gestión queda un problema (Mauro dos Santos) y dos incógnitas (Borja Lasso e Isma López). No obstante, hay que admitir, que ese no era su proyecto, ni su entrenador ni su plantilla. Mejor, entonces, dejemos el pasado en su sitio.

Mañana arranca, de verdad, el proyecto de este hombre, que tuvo la capacidad de cautivar a Miguel Concepción. Y empieza guiado por el sentido común.

El Tenerife 2019/20 se ha empezado a construir eligiendo primero una idea futbolística, contratando al entrenador idóneo para ejecutarla y rellenando el molde táctico de jugadores específicos. Moreno ha fichado a ocho, cinco en propiedad. Todos vienen a hacerse un nombre aquí. Los equipos que cuajan, al final, son más grupo que nombres.