Neymar Junior (el senior también) lleva jugando con clubes, entrenadores, compañeros y aficiones desde su irrupción en el fútbol profesional. Es un juego sucio, muy alejado del "jogo bonito" que caracterizó a las mejores generaciones de su país. Su padre y su grupo de asesores engañaron al Santos y a la empresa que tenía pate de sus derechos para fichar por el Barcelona. Intentó engañar a la Hacienda española y a la brasileña, pero ahí dio en hueso. Engañó al Barcelona prometiéndole amor eterno para salir por la puerta de atrás en 2017. Y ahora, desde que decidió desandar su camino al PSG, tiene a media Europa descolocada.

Desde 2014, cuando aterrizó en Europa como inminente "Balón de Oro", Neymar ha dado más que hablar fuera que en el campo. Y eso que, esporádicamente, demostró en el Barça la calidad que le llevó a arrimarse a la mesa de Cristiano Ronaldo y Messi. Pero su vida privada, un entorno complicado y las lesiones, que cortaron sus mejores momentos, le han dejado en un casi. Por supuesto, lejos de justificar los 222 millones de euros que le convirtieron en 2017 en el futbolista más caro de la historia.

Desde entonces, Neymar ha sido un elemento más desestabilizador en los despachos que en los campos. Desde luego, lo ha sido para el PSG, que a cambio de una inversión descomunal ha recogido lo de siempre: dos ligas francesas. Y también para otros grandes clubes de Europa, a los que ha dedicado guiños según le conviniera en cada momento. Y, como si la historia de Neymar nunca saliese de un círculo vicioso, el Barcelona y el Madrid han vuelto a entrar al trapo, como en 2013, pero con unos antecedentes que no invitan a empeñarse en reclutar al delantero a toda costa.

Al margen de los números, que cada uno retuerce según sus intereses hasta dar a entender que llegaría prácticamente regalado, cuesta mucho imaginar el encaje de Neymar en los "onces" que están intentando perfilar Ernesto Valverde y Zinedine Zidane. La vuelta de Neymar, por mucho que complazca a Messi, barruntaría problemas con dos de los fichajes más caros de la historia azulgrana, Dembélé y Griezmann. Mientras, el Madrid se ha pasado todo el verano vendiendo como su fichaje galáctico para esta temporada a Eden Hazard, que toda la vida se h movido por la misma zona que el brasileño. La preferida, por cierto, de Bale, Vinicius y Marco Asensio.

Con 27 años, Neymar ha dejado más que claro que él solo siente los colores del Neymar Club de Fútbol. Todo lo demás tiene que ver con su carácter caprichoso y con la dirección del viento que le marcan su padre o sus amigos. Si no fuese por la madriditis de unos y la barcelonitis de otros, ahora mismo tendría muy complicado encontrar un entorno adecuado a su tremenda clase, la de un futbolista grandioso devorado por un personaje intrascendente.