La película E.T., el extraterrestre a Marcel, igual que a otros muchos niños de la década de los años 80, los inspiró para convertirse en bmxeros. Fueron muchos los que se interesaron por aquella Kuwahara (bicicleta cross) del protagonista Elliot (Henry Thomas). El visionado del largometraje y la posesión de una Coloma amarilla hicieron, definitivamente, que se decidiera por dicha modalidad así como aventurarse en La Placeta (Tegueste). De ahí, a competir en ocho mundiales y ver truncado el de Baku (Azerbaiyán), en el que pretendía retirarse. Una grave lesión lo hizo pasar por quirófano el pasado año, ahora, por fin, ve la luz encima de su bicicleta.

Entre los múltiples recuerdos que saca a la palestra, reseña dos por encima del resto. Si bien es cierto que en Francia 1999 vivió su mejor Mundial en el apartado deportivo, dos años después en Estados Unidos, fue el abanderado por España. "Ese momento aún me pone los pelos de punta", señala.

El 5 de mayo de 2018, a tres semanas para el Mundial, el especialista entrenaba en La Laguna cuando marró en el doble salto de la tercera recta y tuvo un accidente que bien podría haber resultado fatídico. "No recuerdo absolutamente nada de cómo ni por qué fue. Estaba muy bien, me había preparado para Baku a consciencia pero, como a todos los deportistas, cuando llevamos nuestro cuerpo al límite, sucede algo que nos frena", comenta.

El piloto dice haberse "cabreado con la vida" pero, una vez salió del quirófano y vio "el casco rajado por la mitad", se autoconvenció de que "todo sucede por algo" y el desenlace podría haber sido "peor", refrenda. Al final, fractura de codo, de la cabeza del radio, desprendimiento de ligamentos y fisura de radio y cúbito; una prótesis reside en su brazo izquierdo, el cual tiene una movilidad algo reducida.

"Quiero retirarme encima de la bici. Necesito esa sensación de correr una carrera y decir hasta aquí. No es una prioridad, pero si alcanzo un nivel aceptable y me siento competitivo, ya que yo no sirvo para ponerme allí y dejarme caer, iré a una carrera", adelanta González.

El de Tegueste seguirá haciendo sus pinitos y poniéndose a punto para servir de ejemplo a todos esos pupilos a los que día a día, le demuestra que los viejos rockeros nunca mueren.