Carrera meteórica, humildad y madurez impropia para una adolescente de 18 años. Así es Aleksandra Zaremba (Polonia, 19/02/2001), jugadora que cumple su segunda temporada en la UD Granadilla Tenerife Egatesa. La grave lesión de María Estella le abrió la puerta a la titularidad en una Primera División en la que debutó con 15 años de la mano del Tacuense. La lateral derecho, que sigue teniendo ficha B, ve el "mejor bloque" en un Granadilla adiestrado por un técnico "tajante".

El 21 de enero de 2019, día en el que el combinado de Cataluña se enfrentaba a Chile, resultó fatídico para la lateral María Estella. Pese a un primer diagnóstico positivo, las pruebas confirmaron la peor noticia para ella, así como para un Granadilla Egatesa que, en plena crisis de resultados, perdía a uno de sus buques insignias -además, en un estado pletórico-. La catalana había anotado tres goles y lo había jugado todo salvo el duelo de la décima jornada ante el Levante -Pier Cherubino la reservó pensando en la Copa de la Reina-, a partir de ahí, una fractura en la meseta tibial y rotura parcial del ligamento lateral interno la ha dejado en blanco -calentó pero no jugó el pasado jueves en Arguayo-.

No obstante, la contextualización del por qué Aleksandra Zaremba ha sido protagonista de manera prematura no es exactamente la anterior, debido a que antes de la lesión de Estella ya había disputado 455 minutos -seis titularidades- de un total de 1.340 con los que acabó la 2018/19 -17 titularidades-. La polaca afincada en Tenerife fue la primera carta que jugaron Antonio González y Pier Cherubino cuando surgía algún contratiempo en los laterales; salir por el flanco izquierdo nunca fue un problema para ella, dado que fue su demarcación en la temporada y media que jugó en el Tacuense. En definitiva, lo que era una pieza para potenciar al filial, se ha convertido en la que ha ensamblado el puzle blanquiazul.

Con cuatro test de pretemporada -contando el cruce ante el B-, Aleksandra ha sido la preferida por David Amaral para cubrir un lateral derecho en el que también ha alineado a Natalia Ramos. La novel asegura que, al igual que sucedió con Pier Cherubino, el nuevo míster la ha dotado de la "confianza que necesitaba. Me esperaba ir ganando oportunidades poco a poco, sin embargo ha sido todo más rápido de lo que imaginaba desde aquel primer partido contra la Real Sociedad. Los minutos me han servido para ir creciendo y demostrar en esta Liga", relata a El Día.

El Granadilla, con buen criterio, decidió llamar a su puerta para incorporarla a sus filas en el verano pasado. Al igual que sucedió al marchar del Echedey hacia el Tacuense, la lateral reconoce haber tenido "dudas" al decantarse por la atractiva propuesta del representativo. "Fue una decisión dura en la que me ayudó mi madre y, con el tiempo, se demostró que fue la adecuada. He tenido más oportunidades de las que me esperaba en un inicio", asevera.

Como buena aprendiz, considera que "nunca se termina" de incorporar conceptos y siempre aprovecha las premisas que le brindan sus compañeras para "mejorar. Hablo mucho con María Estella a ver cómo está y siempre me da consejos en base a su amplia experiencia en Primera. Me ha ayudado mucho diciéndome cuándo hay que subir a atacar, leer los momentos claves de partido para ello, etcétera", sostiene la dorsal 2 del Egatesa.

Zaremba ofrece polivalencia en los costados, aunque revela que le gusta especialmente ocupar el flanco "derecho". Del mismo modo dice sentirse muy cómoda actuando como "carrilera. De pequeña jugaba como extremo y tengo la tentación de subir; el 3-5-3 del otro día (por el pasado martes), me gustó bastante porque tenía todo el carril para mí. No obstante, también con el 4-3-3, David (Amaral) me da libertad para subir en momentos clave. Al fin y al cabo, la principal función de un lateral es defender", puntualiza.

Aleksandra no consideraría un retroceso jugar con el filial, ya que "forma parte de un aprendizaje" que sueña con que desemboque con una convocatoria con España.

Su primer técnico asegura que "no tiene techo"

Nació en Polonia, y tras un breve paso por Inglaterra, arribó a Tenerife con seis años. Su inclinación por el balompié y el apoyo incondicional de su madre hicieron que probara, con seis años, en el prebenjamín del Marino que dirigía Lluren Rodríguez. Zaremba recuerda al mentado formador como el que le "impulsó" y empoderó para que se convenciera de que "podía jugar a fútbol", comenta. Por su parte, Lluren, en declaraciones a El Día, considera que era la propia futbolista la que "tenía ese impulso y, sobre todo, un talento innato".

"Un día me llamaron a las oficinas del club (por el Marino) y me dijeron que esa niña (por Aleksandra) quería entrenar y jugar con nosotros; yo accedí encantado. Ese mismo día, simplemente con verla moverse, sabía que tenía algo especial. Era descomunal cómo jugaba a la pelota con siete años", rememora Rodríguez sobre los inicios de la futbolista.

Del diálogo no solo aflora el recuerdo del primer día de Zaremba en un campo de fútbol sino también otros. "Una vez empezada la liga, fuimos con cinco niños a un partido que teníamos en Guía de Isora. Jugamos en inferioridad y, pese a tener a dos jugadores menos, Aleksandra cogía la pelota y los seis niños del Guía solo podían correr detrás de ella intentándole quitar la pelota, fue algo bestial", evoca el entrenador.

A la pequeña Aleksandra no solo la recuerda por sus dotes futbolísticas, sino también por su "madurez y capacidad de escucha. Era capaz de interpretar lo que comentaba y reflejarlo en el campo; todas las palabras que le decía, las extrapolaba al campo de fútbol a la perfección", dice.

Rodríguez asegura sentirse "muy orgulloso" de haber sido el primer técnico de una futbolista que "no tiene techo. He tenido la suerte de tener ante mí un talento que es difícil de definir con palabras. Está y estará en la élite", termina diciendo Lluren.