Aunque el Tenerife seguirá aprovechando los pocos días que le quedan antes del estreno en la Liga 2019/2020 frente al Real Zaragoza, el próximo sábado en La Romareda (20:00), para terminar de pulir errores, la fase de pretemporada ya se puede dar por finalizada. El último ensayo del verano, el que acabó con el triunfo blanquiazul por 3-2 ante el Real Madrid Castilla, marcó de manera simbólica la frontera entre el tramo de pruebas y una semana normal de competición que comienza hoy.

El trabajo desarrollado a partir del 11 de julio en cuatro escenarios diferentes, incluyendo dos concentraciones, en Adeje y en Melgaço (Portugal), tuvo los principales puntos de interés en los encuentros amistosos. Empezando por dos pruebas caseras con rivales de Preferente (Águilas) y Tercera (Marino), el Tenerife de Aritz López Garai no tardó en mostrar su renovado perfil, el de ser un equipo que trata de llevar el control de los partidos teniendo el balón. Los blanquiazules entraron en calor con dos goleadas (0-9 y 0-4) y debuts tempraneros de algunos de sus fichajes (Bermejo, Dani y Ortolá), pero luego empezaron a dejar dudas por la derrota en el Trofeo Teide ante la Cultural (0-3). Ya en ese momento, López Garai confesó que le preocupaba la facilidad con la que el Tenerife encajaba goles, algo que se repitió en los posteriores ensayos con el Deportivo (2-1) en el triangular de Pasarón (como aperitivo, un 0-0 con el Pontevedra), Sporting de Braga B (4-2) y Real Madrid Castilla (3-2). Para compensar esa aparente fragilidad, la escuadra tinerfeña se despidió de la convivencia en la Península con un tranquilizador triunfo por 0-1 ante su único adversario de Primera en este verano, el Celta.

A esas alturas ya habían jugado con su nuevo uniforme los refuerzos más recientes, Shaq, Róbert Mazán, Álex Muñoz y Nikola Sipcic, mientras que el último en llegar al club, Ramón Miérez, no pudo debutar el pasado sábado a causa de unas molestias musculares.

Fue, además, una pretemporada en la que Aitor protagonizó una de las noticias positivas, al recibir el alta y volver a la actividad después de un año y medio de baja.