Solo a la espera de que su fichaje por el AX Armani Milán se oficialice, Sergio Rodríguez se ha garantizado seguir entre lo más granado del basket europeo. Tras conquistar la Euroliga con el CSKA, el base tinerfeño ha decidido, a sus 33 años, cambiar de aires, pero manteniéndose dentro de la élite continental. Un selecto estatus que va de la mano con su calidad baloncestística, pero que también tiene mucho que ver con su mejora en el lanzamiento exterior, antaño uno de sus puntos débiles y ahora otra más de sus destacadas virtudes. Y en esa mejora mucho ha influido John Townsend, reputado técnico especialista en el tiro que se cruzó en el camino del Chacho allá por el verano de 2008, para cambiar, a mejor, su efectividad en esta parcela del juego.

En aquellas vacaciones, y aprovechando que Sergio se había quedado fuera de los Juegos de Pekín, los Portland Trail Blazers enviaron a Tenerife, durante 10 días, a uno de sus entrenadores para que su base dejara de ser tan inconsistente desde el arco. La relación, lejos de resultar esporádica, se ha mantenido en el tiempo hasta el punto de que cada vez que sus compromisos con España se lo permiten, ambos vuelven a encontrarse para que el tinerfeño siga mejorando. "John me ha ayudado muchísimo en el tiro y en ganar confianza en él", apuntaba hace unos días Rodríguez sobre el preparador norteamericano, que ha grabado a fuego, en el tinerfeño, otros conceptos claves: "Por un lado debes tener claro qué es lo que haces bien para mantenerlo; y luego hay que asimilar una rutina para concentrarte y volver a recuperar la confianza en caso de haberla perdido", explica Sergio antes de apuntar otro factor determinante: "Esa confianza también se construye con trabajo".

Hace unos días JT (como así le conocen en el mundillo) volvió a visitar Tenerife, pero no para trabajar con Sergio como en ocasiones anteriores, sino para trasmitir su sapiencia en el campus del base. Ahí el especialista estadounidense -hasta este curso enrolado en los Sixers de la NBA- puso a Rodríguez como uno de los más claros ejemplos de mejora en la faceta que él controla. "Cuando Sergio llegó a la NBA él no era un buen tirador, pero ahora es uno de los mejores lanzadores del mundo. Fue capaz de cambiar su mecánica, pero en él también ha influido su personalidad, sus ganas de mejorar y su mentalidad", comenta a modo de alabanza hacia el jugador oriundo de El Ortigal. "No con todos los jugadores se puede trabajar, porque los hay que sí muestran interés por mejorar su tiro, pero hay otros que no, en ocasiones hasta por el contrato que tienen. Afortunadamente él siempre ha puesto de su parte", insiste Townsend al respecto.

Pendiente de concretar otro plan de trabajo conjunto para este verano, la última vez que Townsend insistió en el perfeccionamiento del jugador tinerfeño fue hace un año. ¿Qué es lo que ha tenido que pulir más Sergio para aumentar su acierto? John recurre en seguida a su tablet, su particular biblia personal en la que almacena datos y también analiza situaciones trabajadas. "Lo primero es ser capaz de tener equilibrio en el tiro, luego que el balón esté siempre en el lado derecho del cuerpo y, por supuesto, lanzar solo con una mano", argumenta el técnico apoyado en su lápiz óptico con el que traza sobre unas imágenes de Sergio de 2018.

Pero no solo trabaja JT sobre la teoría, sino que en su relación con Sergio el tinerfeño también ha logrado que el base amplíe su abanico de recursos y no sea previsible. Y así lo demuestra John cuando se le cuestiona por el rango de tiro, casi siempre frontal, del lagunero. "Mira esto... es de su último día de trabajo, en una esquina, metió 38 seguidas", rebate el especialista en este sentido antes de dejar sobre la mesa otro apunte. "Ese día tiró mil triples", recuerda.

Con explicaciones tan bien argumentadas no extrañan resultados tan palpables. El más evidente y destacado, el MVP de la Euroliga logrado por el tinerfeño en el ejercicio 13/14... justo después de que Townsend volviera a trabajar con Sergio y que este alcanzara en la competición continental una efectividad del 50% (69/138) desde más allá del 6,75. Episodio concreto que a nivel general también posee muestras tangibles para convertir al tinerfeño en una constante amenaza exterior, tanto por cantidad como por calidad. De no llegar al 30% de acierto, a superar casi siempre el 40. De solo lanzar un triple cada 11 minutos de juego, a solo necesitar poco más de cuatro de promedio. Números que ya querría para sí cualquier consumado especialista.

Maestro de élite

No es un cualquiera John Townsend en el mundillo del perfeccionamiento del tiro. A lo largo de más de tres lustros ha trabajado para cuatro franquicias de la NBA (Portland, Toronto, Memphis y Philadelphia) y a sus órdenes ha tenido, como él mismo recuerda, "unos 150 jugadores, 14 All Star, cinco números unos del draft?". En esa nómina, algunos baloncestistas con los que ha sido "fantástico trabajar". Son los casos de "Kyle Lowry, DeMar DeRozan, Vince Carter, Sergio Rodríguez, Jerryd Bayless, Jeremy Grant, Jeff Green, Marc Gasol?".

El caso de Ben Simmons

Uno de los recientes alumnos de Townsend en los Sixers ha sido Ben Simmons, un escolta superlativo pero cuyo punto débil es el triple, hasta el punto de que en sus dos años en la NBA ha firmado 0/17 desde el arco. Y ahí John discrepa... "Mira, mira? esto es de hace dos años", señala insistentemente sobre un vídeo en el que se veía al aurtraliano anotar un triple tras otro en un entrenamiento. Cuestionado por la razón de no aprovechar esta capacidad, Townsend fue tajante: "Él no lo necesita, es grande, duro, va bien hacia el aro? Todo lo que debe hacer es meter los tiros libres", señala el técnico.

La importancia de los pívots

Pese a que la mayoría de sus alumnos son exteriores, defiende Townsend la pervivencia de los interiores en medio de un basket moderno cada vez más tendente a los triples. "Los pívots no desaparecerán, principalmente porque en la NBA los playoff son completamente diferentes a la liga regular, y en ellos se tira mucho menos de tres", argumenta.

¿Cantidad o calidad?

Preguntado por qué posee mayor relevancia, si la calidad o la cantidad a la hora de trabajar el tiro, Townsend posee su particular teoría. "Cuando quieres cambiar algo a mejor siempre debe ser mayor la calidad que la cantidad; cuando la calidad ya es buena, ahí es cuando la cantidad debe subir hasta encontrar el equilibrio", argumenta. Es otro de los secretos por los que John entiende que "un mal tirador puede convertirse siempre en un buen tirador".

La concepción sobre el jugador europeo

Destaca Townsend la concepción que en el baloncesto de su país se tiene sobre el jugador europeo. "Cuando uno llega a la NBA lo hace ya con unos estereotipos, y todo el mundo piensa que puede tirar. Y eso en parte es cierto, sobre todo la cantidad de tiempo que tienen los europeos para entrenar en comparación con lo que entrenan los de la NBA", comenta John, que deja claro que no siempre ocurre así. Su ejemplo, Jan Vesely, "un tirador horrible".

Las millonadas en los salarios de la NBA

En pleno mercado de agentes libres en la NBA, Townsend justifica los contratos millonarios que se manejan en estas operaciones. "Hay que tener en cuenta la cantidad de dinero que llega desde la televisión, y además, los profesionales saben que los dueños de las franquicias son billonarios, y tienen claro que les pertenece una parte del pastel", comenta en primer lugar. "Nosotros decimos que es imposible hacerle trampas a tres cosas: a los niños, a los perros y a los jugadores de la NBA", añade en tono irónico.