Trabajo y sacrificio tiznado de estigmas sociales negativos. La consideración de la sociedad hacia árbitros y asistentes sigue siendo nefasta para la evolución de los valientes que, con una vocación a prueba de bombas, velan por hacer más justo el fútbol. Muchos siguen olvidándose de que sin árbitros no hay fútbol, mientras otros, como el tinerfeño Álvaro Yeray Carreño Cabrera (Santa Cruz de Tenerife, 2/9/1985), luchan por sus propósitos. En el caso concreto del asistente adscrito al Comité Tinerfeño logró, la semana pasada, ascender a Primera División después de permanecer siete campañas en Segunda. Para el linier el sistema de videoarbitraje (VAR) hace "más justo" el fútbol, no obstante, es susceptible de "matizaciones". Carreño Cabrera quiere seguir "disfrutando" en un proceso que sueña que desemboque en su "internacionalidad".

Una semana después de que le notificaran su ascenso, ¿cómo se siente el nuevo asistente de LaLiga Santander?

Ya es más creíble -se ríe-. Estoy muy contento de haber logrado el objetivo de ascender a Primera División, a todo árbitro le gustaría pitar en la máxima categoría, y yo lo he conseguido. Fue una muy buena noticia también para mi familia y amigos. Detrás de este ascenso hay mucho sacrificio, horas y dedicación. Afrontaré el nuevo reto con tranquilidad.

Coincidirá con Escuela Melo en Primera.

Así es. Iremos juntos para Huesca, donde tendremos la concentración a final de este mes (día 28). Escuela se alegró mucho de mi ascenso y me ha dicho que me adaptaré súper rápido a los pequeños cambios.

Ya lo hizo también, y junto a Daniel Trujillo Suárez, en Segunda División.

Sí, cuando conseguí ascender a Segunda estuve con ellos durante cuatro temporadas, luego, Escuela y Trujillo subieron y yo me quedé con Juan Luis Pulido -del Comité de Las Palmas-; las tres últimas campañas permanecí con él.

Siete cursos en la categoría de plata. ¿Se hizo tedioso el estar tanto tiempo luchando por ascender?

Bueno, siempre que comenzaba una temporada partía con esa ilusión. Al final, con humildad, trabajo y sacrificio, como digo yo, se consigue todo en la vida. No contemplé la opción de rendirme en ningún momento.

Supongo que esa resiliencia la ha tenido desde sus inicios en el arbitraje. ¿Cómo fueron estos?

Empecé en el arbitraje en febrero de 2002 (con 15 años) porque mi padre -él es árbitro- me preguntó si me animaba. En ese momento, dejé el fútbol -militó en el Tacuense, donde fue compañero de Suso Santana- y comencé recibiendo clases y haciendo partidos de fútbol base. Al subir de categoría, pité un partido de Copa Heliodoro y no me gustó; ahí me di cuenta de que lo mío era ser asistente. Cuando se lo expresé a Pancho (Mesa), que era mi delegado, se tiró las manos a la cabeza. Y mira, empecé a ascender categorías; en Tercera y en Segunda B, con Víctor Pérez Peraza, estuve dos campañas antes de dar el salto al fútbol profesional.

¿Como futbolista, era de los que protestaban a los árbitros?

No. Nunca me gustó eso, además, en aquella época no se estilaba. Es más, creo que solo me sacaron una tarjeta amarilla, expulsiones, ninguna.

Parece que eso ha cambiado en la actualidad.

Por desgracia, sí. Muchas veces, el futbolista no se da cuenta que nosotros también entrenamos durante la semana para llegar en las mejores condiciones al partido.

Y en ocasiones, las protestas vienen por desconocimiento del reglamento.

Y es sencillo, hoy en día con las nuevas tecnologías, puedes descargar el reglamento desde cualquier punto. Creo que la gente no hace por aprender y habla por hablar. Ese desconocimiento nos hace daño a nosotros y a toda la comunidad futbolística. Nadie juega al parchís sin, previamente, saber las reglas a las que está sujeto.

¿Se ha creado feeling entre usted y algún jugador a raíz de alguna objeción que le han hecho?

Hay muchas anécdotas, pero recuerdo una con Rodri (Ríos, actualmente jugador del Granada CF). En un partido de Segunda B de su etapa en el Sevilla Atlético, salió expulsado por pegarle un cachetón a otro jugador. Cada vez que coincidimos se lo recuerdo y nos reímos. El destino ha querido que hayamos ascendido juntos.

Su ascenso y decisiones estarán marcadas por el VAR. ¿Le resultará complicado adaptarse?

No tiene porqué. Con práctica la adaptación será mucho mejor y más rápida. Hemos hecho una formación en semana santa y, anteriormente, hicimos un curso de dos-tres días. Seguiremos practicando en los próximos meses.

¿Es de los que valoran positivamente la entrada del VAR en el fútbol nacional?

Sin duda. Soy pro VAR, hace más justo el fútbol. Hay jugadas en las que, incluso, en la repetición es inapreciable una decisión en la que no nos ponemos de acuerdo; con este sistema todo se facilita. El VAR supone una nueva era en el fútbol.

¿Considera que el VAR limita el desempeño del asistente?

Para nada. Tenemos que adaptarnos, sobre todo en el tema del fuera de juego. Ahora, aunque sepamos que el jugador está incurriendo en él, tenemos que dejar continuar la jugada aunque sepamos que está en posición antirreglamentaria y luego decidir. Nos ayuda a no cometer el error de la apreciación inicial.

Son muchos los que opinan que hay que reformular el protocolo FIFA del videoarbitraje. ¿Para usted, qué habría que modificar?

Como ha sucedido con las reglas de juego, se irá matizando poco a poco. A lo mejor, el VAR debería entrar en las acciones que provoquen la segunda amarilla y dejen a un equipo con un futbolista menos. Creo que se cambiará.

Abordando otro asunto. ¿Vería con buenos ojos la entrada de Undiano Mallenco como máximo responsable de la dirección técnica del arbitraje español?

Su bagaje le avala para llevar a cabo esa función. Estuvo toda una vida en Primera División -19 temporadas consecutivas- y muchas de ellas a nivel UEFA. Además, es muy buena persona. Sería un muy buen fichaje por parte del Comité.

Hablando de usted. ¿Se marca un objetivo más allá de la permanencia en LaLiga Santander?

Primero, disfrutar. Luego, lo que tenga que venir vendrá, pero no puedo negar que me gustaría llegar a ser internacional.