Una desafortunada acción defensiva. En su último partido del ejercicio 2017/18 con el Nantes. Y por culpa de una rival que cayó encima de su rodilla izquierda. Así se abrió lo que ha acabado siendo un agujero negro para Eli Chávez. Aquel día, el 25 de mayo de 2018, la realejera sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior. Grave lesión que la iba a alejar de las canchas durante un buen tiempo. Entre siete y ocho meses si se cumplían los plazos habituales. Pero lo que no imaginaba en ese momento la balonmanista tinerfeña es el calvario que, aún hoy, casi 13 meses y medio después, le ha tocado atravesar en su propósito de volver, al menos, a sentirse jugadora.El inicio de la recuperación debió comenzar el 6 de junio, cuando Eli fue intervenida de su articulación en la Clínica Cemtro de Madrid... pero "la rehabilitación ya fue algo complicada desde el principio; primero porque en los meses iniciales no llegaba a la flexión necesaria, luego porque se formó mucho líquido en la rodilla...", recuerda Chávez. Tras volver a Francia (llevó a cabo en Tenerife los dos primeros meses de su cura) y ajustar el proceso de una puesta a punto "que no estaba siendo normal", la tinerfeña pareció dar con la senda correcta en Capbreton, un centro de alto rendimiento galo especializado en "la recuperación deportiva". "Estuve allí tres semanas, trabajando ocho horas diarias, y la verdad que me encontré muy bien; y como los resultados fueron buenos, en el club decidieron enviarme de nuevo en diciembre para que ya en enero entrara en la dinámica del grupo...", comenta la isleña sobre aquella fase que parecía ir sobre ruedas.

Dicha insistencia, sin embargo, derivó en otro momento crítico. "Ya corría y me encontraba bien, pero de pronto, tras dos semanas allí, una noche se me inflamó la rodilla de una manera exagerada", explica Eli sobre un contratiempo causado por "una fisura en el cartílago de la rótula", según reveló una posterior resonancia magnética. "Después de ahí todo ha ido mal...", añade la realejera con resignación, toda vez que prácticamente se vio obligada a volver a la casilla de salida. "Tuvieron que infiltrarme para sacarme líquido y estuve con muletas un mes sin poder hacer nada... Luego, cuando empecé la rehabilitación, desde que subía un poquito el nivel de carga, la rodilla volvía a inflamarse, no podía caminar, perdía la flexión...", detalla sobre lo que ya comenzaba a ser un vía crucis para la realejera.

Rendida ante las adversidades y asumido ya que la temporada 18/19 quedaría en blanco en su currículum, Chávez viene peleando desde hace unos meses por escapar de lo que ella define de manera meridiana: "Es un círculo vicioso del que no salgo" pese a ya "poder correr y hacer cambios de ritmo". "Pero es que los médicos me han dicho que debo tener mucho cuidado al tener fisurado el cartílago de la rótula. Tengo que generar musculatura, fortaleciendo el cuádriceps y los isquiotibiales, para proteger la rótula; pero para coger esa musculatura necesito trabajar sin que se me inflame la rodilla ni que sufra la rótula", es la descripción que ofrece sobre ese camino que parece no tener final feliz.

Es por ello que la jugadora tinerfeña no se pone plazos, solo tratar de recuperarse para "volver a jugar, volver a disfrutar, y salir ya de una vez de esta mala racha". Un bache con dos vertientes, la física y la anímica. "En la primera creo que al final voy a volver, pero en lo mental me ha costado muchísimo llevar esta lesión; ha sido muy dura y no pensé jamás que un cruzado, algo que acaba siendo casi habitual en un deportista, pudiera convertirse en una pesadilla...", asevera mientras se le quiebra la voz. Una afirmación a todas luces entendible, como la de aparcar, en su orden de prioridades, "el regreso al equipo nacional", del que era fija hasta casi nada. "Lo que me ocupa ahora es volver a jugar, estar bien físicamente y disfrutar de nuevo para volver a ser la que era", reitera. Con esas ganas y determinación Eli acabará escapando, por fin, de su particular círculo vicioso.

"Los deportistas nunca estamos preparados para las lesiones"

Comprobar que su evolución física está siendo extremadamente lenta ha acabado haciendo mella en Eli Chávez. Más de un año de incógnitas que han llevado al límite, en lo anímico, a la realejera. "Creo que esto ha sido la peor parte de todas, y la que más me ha costado gestionar; he pasado por momentos de mucha ansiedad y muy duros mentalmente", admite la isleña, que no esconde esas situaciones críticas que le han tocado vivir. "Desde que salí de Canarias jamás me había planteado dejar el balonmano y regresar a casa, pero este año hubo un momento en el que me dije: Me vuelvo a casa, no ficho por ningún equipo y me vuelvo...", apunta la jugadora isleña que, afortunadamente ha logrado superar esa delicada tesitura y percatarse de "la capacidad de superación y de la paciencia" que en realidad posee. "No está siendo nada fácil, y he llegado a tocar fondo, porque no se ha tratado solo de una lesión de unos ligamentos cruzados, sino que siempre que he estado mejor, vuelvo a dar dos pasos hacia atrás", añade sobre este mismo asunto.

"Al final a los deportistas nos preparan para muchas cosas, como para analizar el rival, para gestionar las emociones en un partido, para los entrenamientos de alto nivel... pero nunca estamos preparados para las lesiones", comenta Eli con perspectiva, la misma que le ha hecho comprender que esas "lesiones forman parte de la profesión" que ella desempeña. Por mucho que en ocasiones "no se encuentre una salida". "Todo esto ha sido muy, muy duro, pero espero acabar pronto y volver donde mejor me siento: en la pista y con un balón en las manos", es su mensaje final. Aquel al que se aferra con las mismas ganas con las que volverá a agarrar un balón cuando reciba en seis metros de espaldas a la portería y se gire para lanzar. Ese gesto que Eli ha repetido miles de veces y que seguro volverá a reeditar otras tantas.

Ya en Marsella

Mientras todas las que serán sus nuevas compañeras en el Plan de Cuques, su nuevo equipo -que peleará por el ascenso a la máxima categoría del balonmano francés-, siguen de vacaciones, Eli Chávez ya se ha puesto esta semana en manos de todo el equipo técnico del cuadro marsellés. "La idea es intentar llegar en las mejores condiciones al inicio de la temporada", expresa la norteña, sin imponerse, eso sí, una fecha de retorno a las canchas.

Contenta por el Salud

Hace una década, "cuando era juvenil y aún una niña", Eli Chávez tuvo la fortuna de ser protagonista del fugaz paso del CB Perdoma por la División de Honor, una categoría que ahora recupera el balonmano isleño. "Me hizo mucha ilusión que un equipo de Tenerife volviera a estar en la élite nacional; creo que nos lo merecíamos ya... Es muy importante tener ese referente, y además sé que el Salud lleva muchísimos años luchando por estar ahí; les deseó la mejor de las suertes y que estemos por muchos años más", comenta sobre la irrupción en la liga Iberdrola del cuadro capitalino.

Retirarse en casa

Asentada en el balonmano galo desde 2012, Eli reconoce que no tiene en mente cambiar de aires para regresar a su país. "Sí he tenido ofertas de España, aunque no de equipos canarios, pero por el momento estoy muy bien en Francia. Me siento bien aquí ya que conozco perfectamente la competición, la cultura...", explica sobre este extremo, pero sin cerrar la puerta de cara a medio o largo plazo. "Sí es verdad que en un futuro me gustaría volver a España y retirarme allí. Y qué mejor que en nuestra tierra, pero eso ya se verá con el tiempo", apunta a modo desiderativo.