Se va Raúl Miguel Cámara (Madrid, 28 de febrero de 1984). Un profesional de los de antes. Comprometido y serio, jamás dio un problema en la Isla. Ni cuando lo jugaba todo ni en su etapa final, ya relegado (a veces incomprensiblemente) al banquillo. Lo hace con la misma normalidad y discreción con la que ha vivido seis años en Tenerife.

Ha llegado el punto y final a su etapa en Tenerife.

No me esperaba una despedida tan bonita como la que viví. He pasado una especie de duelo. Se quedó todo a flor de piel. Fue increíble. Quería pedir el cambio para llevarme un aplauso de la gente, pero no sabía absolutamente nada de lo que vino después. Pero es que los días siguientes recibí muchos mensajes, mi mujer me ha enseñado cosas de las redes sociales y por la calle mucha gente me ha parado. Incluso algunos se han puesto a llorar. No sabía que la gente me quería tanto. Estoy triste por irme, pero contento por la despedida.

¿Qué sintió el día de la despedida, del último partido?

Ha sido de los partidos más difíciles que he jugado. Ya sabéis que soy una persona muy alegre, a la que le gusta bromear, y cuando no estoy así es que no me apetece jugar. Estaba triste, como ido. No me apetecía porque pensaba que era la última vez que iba a jugar en el Heliodoro con la camiseta del Tenerife. Fueron malas sensaciones porque sabía que era el final.

¿Pero se sintió reconocido con la ovación a pesar de no ser un jugador de los que mete goles o juega en un puesto más llamativo?

No era consciente de lo que estaba haciendo la gente cuando me iba. Pero luego he visto vídeos y me he emocionado. No he dado títulos, goles o asistencias. Y que te reconozcan por cumplir con tu obligación, que es jugar y competir, pues me hace sentirme agradecido. Porque yo solo he sido normal y nos hemos sentido desbordados, tanto mi familia como yo.

¿Se le ha quedado grabado algún mensaje o comentario?

Muchos compañeros me han dicho que no se imaginaban el vestuario sin mí. Eso te hace ver el respeto y el cariño que te tienen. Te reconforta. Me han dicho que soy un chicharrero más o que me quede a vivir aquí.

Pundonor, compromiso, entrega, corazón? ¿Qué palabra le representa mejor?

Yo diría que soy competitivo. Por naturaleza además. Hasta con mi hija jugando al parchís. Eso lleva asociado raza, coraje, pundonor y una serie de palabras que se dicen. Yo no tengo una calidad tremenda. Sé que tengo que trabajar mucho, que hacer un sacrificio defensivo y tener rigor táctico. Y eso he intentado siempre.

Dígame el mejor y el peor momento.

El del Coliseum fue duro. Pero el del otro día también, por ser la despedida. Los más bonitos pueden ser la eliminación al Cádiz y la ida con el Getafe, aunque el desenlace fuese peor. Todos creíamos que íbamos a subir. Pero también la salvación contra el Betis (2015), con el campo lleno, o el primer derbi. Es que yo no había jugador un derbi así, es un partido de una categoría superior.

Se le veía a usted muy implicado.

Es que cuando estás a gusto en un sitio y sabes que ese partido significa tanto para la gente pues te implicas. Metes el pie por mucha gente, luchas por darles una alegría. Sabes lo que significa ganar esos partidos. Ese arraigo, que también siente mi familia, te hace vivirlos como si fueras de aquí.

Hizo usted hasta cierta amistad con la mascota de Las Palmas.

(Risas) Sí, sí. Me hice amigo de la mascota. Mira que no me gusta estar en esas cosas. Pero bueno, fue solo un roce con cariño.

Llegó usted en 2013 con otros jugadores como Carlos Ruiz o Aitor Sanz que, junto a algunos que ya estaban (Aridane, Javi Moyano, Suso?), crearon un bloque muy sólido y con éxito.

Ese tipo de jugadores tienen algo que hoy escasea: normalidad, compromiso y responsabilidad. Ahora sale mucho jugador joven, con unas condiciones muy buenas, pero también muy egoístas. En nuestro caso no fue así. Algunos, por suerte, los conserva el Tenerife. Aunque a veces no se valora, tener a gente así en el vestuario hace que los demás rindan mucho más. Y en los momentos malos acaban apareciendo siempre. Ahora me doy cuenta de que mucha gente me recalca eso, incluso algunos que te llaman para que vayas a sus equipos.

Ese grupo toca techo con el playoff de Getafe. Quizás era el momento de madurez perfecto.

Sí, ese era el momento. Teníamos un equipo con mucha hambre y el Getafe tenía gente contrastada, con experiencia. Nosotros éramos más obreros. Nos hubiera venido genial subir a Primera. Pep (Martí) nos supo llevar genial porque se sentía casi más un jugador que un entrenador.

A Raúl lo mirábamos como imprescindible. Se temía una tarjeta que le dejara sin la vuelta.

Rendimos todos a un gran nivel aquella temporada. Recuerdo que me mandaron el once del playoff y estaba yo. Mira que lo pasé mal en Cádiz, corriendo detrás de Álvaro. Solo hacían atacarnos y yo achicando agua (ríe). Lo pasamos fatal.

¿Esperaba jugar más este año?

Algo más sí. Determinados partidos quizás. Soy de un perfil diferente al de Luis (Pérez) y, dependiendo del partido, crees que podías jugar algún partido más. Con Etxeberria incluso jugamos juntos. O en la izquierda. Me dieron un dato el otro día: que era el único jugador que no se había perdido ningún entrenamiento. He estado ahí currándomelo e igual algo más?

¿Queda Raúl Cámara para rato?

Creo que sí. Además, tengo ganas de revancha deportiva. Aquí han creído que ya no puedo aportar y, como soy competitivo, tengo ganas de demostrar que sí. Que podía haber seguido y que puedo aportarlo fuera. Venir a jugar al Heliodoro sería buena señal para mí como profesional. Es verdad que tengo 35 años, pero me encuentro bien físicamente y tengo ilusión.

¿Tiene equipos para elegir?

Ya me gustaría. Tengo una edad, no he jugado mucho y el equipo no ha quedado muy arriba. Eso en el mercado hace daño. Pero mi prioridad pasa por seguir en el fútbol profesional. Quizás para eso tenga que esperar mucho. Fuera de España no me quiero ir. Tengo algunas propuestas y puedo elegirlas ya o arriesgarme y esperar.

A usted le trae Quique Medina y le renueva en varias ocasiones Alfonso Serrano.

Le estoy muy agradecido a Quique y Álvaro porque además fue en un momento malo, tras un descenso con el Xerez. Luego, destacaría la confianza de Alfonso en mí. Ya me la había dado en Huelva y aquí me ha alargado cuatro temporadas más. Siempre le estaré agradecido.

En cambio, con Víctor Moreno le ha costado conectar. A usted y a la plantilla.

No lo sé. Son modelos de trabajo diferentes, que gustarán más o menos. Al final, el fútbol lo manejan personas con sentimientos y emociones. Los datos y el fútbol moderno son buenos, pero es como lo quieras interpretar.

¿Se puede decir precisamente que al Tenerife, respetando el trabajo de los entrenadores, lo han salvado los jugadores con algo de autogestión?

Está claro. Se prescindió de Etxeberria y de Serrano y las cosas no fueron mejor, fueron peor. Sabéis que tuvimos un mercado navideño con mucho dinero y no mejoramos. Al final esto lo hemos sacado entre todos, pero ha habido gente que ha jugado menos que en los momentos malos se ha visto el nivel que tenían. Creo que sí, que lo han sacado adelante las personas, los jugadores.

En Tenerife nos dejamos llevar mucho por nombres, la novedad...

Pasa en todos los equipos, creo. Los jugadores que están mucho tiempo en los equipos acaban cansando. Luego te echan de menos. Me pasó en el Sporting. Ojalá esta vez no pase por el bien del Tenerife, que es lo que deseo. Esas cosas pasan también porque todo cambia. Ahora están de moda las tertulias, que a mí me gustan poco. Me refiero a aquellas en las que el periodista, más que informar y opinar, se dedica a predisponer a la gente. Porque la afición se guía mucho por vosotros. Que una afición no esté contigo en el campo y te diga de todo porque las cosas salen mal duele mucho. Esa presión de tu misma gente es algo que no entiendo.

¿Ha ido a peor en Tenerife?

Noté presión desde el primer día porque es gente exigente. Pero también es verdad que con poco se vienen arriba. Yo, como no tengo redes, me entero a veces de las cosas en el vestuario. Lo mío es entrenar, jugar y estar con mi familia. Recuerdo la crispación en momentos como la parte final de Álvaro, pero no es algo que me haya impedido rendir. En las cabezas que no están bien amuebladas igual pasa más factura.

¿Qué conclusiones saca de esta temporada?

Se han juntado varias cosas. El otro día vi el Albacete-Mallorca y, si al principio de temporada haces una encuesta, eliges esta plantilla. Y mira dónde ha llegado la del Mallorca. En Segunda debes hacer un buen grupo, con una buena conexión con el cuerpo técnico y la dirección deportiva, logras que la gente se enganche. Es importante que los rendimientos sean altos. Si no se dan esas cosas, eres un equipo más. Pero soy de los que piensa que con esta misma plantilla igual lo intentamos de nuevo y estamos arriba. A veces se da el mejor año de Milla o de Naranjo y Filip. Y el equipo va solo. El Albacete, por ejemplo, se salvó aquí en la última jornada y este año ha jugado playoff. Igual piensan que se han quedado a las puertas y la temporada que viene les va peor.

¿Ve mucho fútbol y de otra forma ahora, más analítica?

No creas que tanto. Ahora, con las niñas (tiene dos hijas), en casa se ve más Clan TV (ríe). Intento ver lo que puedo, pero son muchos años.

Pero le da para opinar. ¿Cree que a Milla le ha llegado el momento de dar el salto?

En el fútbol todo lo que sea crecer es bueno. Puede que sí, pero por el bien del Tenerife me gustaría que se quedara. Tiene mucho nivel. Y eso que este año quizás no haya estado tan bien como él puede. Supongo que llegarán ofertas. Es muy bueno.

¿Ve al mejor Aitor de vuelta?

Si a él no le duele, seguro. Físicamente está como un toro. Además, lleva un año descansado y tiene muchas ganas. Quiere demostrar, está agradecido al club por todo lo que ha hecho en su recuperación, y creo que lo va a conseguir.

Usted tiene buena relación con José Naranjo. ¿Se lo quedaría si estuviera en el despacho de la dirección deportiva?

Mira que me gustaría ser director deportivo. De entrenador no me gusta, pero de director deportivo sí me veo. Hablaría primero con José para saber si quiere estar aquí y si se siente a gusto. Fíjate lo que nos ha dado sin estar a su mejor nivel, como el resto de la plantilla por cierto, que nos ha dado puntos y ha hecho goles. ¡Imagínate lo que puede llegar a hacer! Es un chico, que puede parecer altivo, es tímido y noble. Creo que puede dar muchísimas cosas al Tenerife. Pero tiene que estar bien.

Despídase diciendo qué ha tenido Tenerife que no ha tenido sus anteriores destinos.

He sido superfeliz dentro y fuera del fútbol. En mi vida personal he estado bien, he tenido aquí a mis dos hijas. Me voy con pena y añoranza a la Isla porque todo me ha ido bien en estos seis años. Me da pena irme, no quiero que se acabe esta etapa, pero ojalá sea tan feliz en ni nuevo equipo.

Sus entrenadores

Sus entrenadores

  • Álvaro Cervera. "Tengo que nombrar a Roberto Canelo Perera, claro. Álvaro es un grandísimo entrenador, muy especial, me marcó mucho. Nunca había visto a un entrenador que preparara tan bien los partidos. Te decía "así vamos a ganar o así vamos a perder" y acertaba siempre. Sus hechos hablan por él. Ascendió al Cádiz, lo metió en playoff y mira estos años".
  • Raúl Agné. "El fútbol lo ve increíble, sobre todo el ofensivo. Aprendí mucho de él también. Tiene mucho temperamento, que igual le pierde. Pero a mí dame gente así".
  • José Luis Martí. "Le respetábamos mucho. Ves a un entrenador humilde habiendo hecho tanto en el mundo del fútbol y eso te gana. Creo que va a ser un grandísimo entrenador. Y esta semana va a ascender al Deportivo, creo. Es de los que tiene suerte, que eso también es importante".
  • Joseba Etxeberria. "Costó conocerlo más porque estuvo poco y porque es vasco, y a los vascos les cuesta abrirse más. Con un fútbol muy del norte, un loco de apretar y presionar".
  • José Luis Oltra. "Vino en una situación complicada, un tío muy cercano a los jugadores y que no ha tenido suerte".
  • Luis César Sampedro. "Tuvo poco tiempo. Vino a ayudar y supo escuchar"