El Tenerife puso fin al drama de una temporada calamitosa, en la que ha sido incapaz de ganar dos partidos seguidos, en la que solo ha sumado una victoria a domicilio y en la que ha ofrecido poco, casi nada, a sus aficionados con un empate que le sirvió para eludir el descenso a Segunda B. Al Lugo también, beneficiados ambos por la derrota del Rayo Majadahonda en Oviedo.

Tanto luchar por Racic y Luis César Sampedro prefirió a Undabarrena como pareja de Milla en el doble pivote. Malbasic pasó a la derecha en el centro del campo e Isma López completó la línea. Alberto acompañó a Carlos Ruiz en el centro de la zaga para suplir a Jorge.

El que esperaba especulación en la primera parte a la espera de lo que sucediera en el Carlos Tartiere se equivocó y mucho. Los dos equipos buscaron el gol, cada uno con su fórmula. Más de balón los locales, que encerraron a su rival con una salida enérgica en la que probaron fortuna hasta en en tres ocasiones: un cabezazo de Vieira tras una falta lateral (6'), un disparo de Campabadal desde fuera (9') y una buena jugada que culminó Lazo intentando, sin éxito, colocar el balón en la escuadra de Dani (12').

Los insulares, con la presión desajustada y sufriendo por su banda derecha, tardaron en asomarse a la meta de Juan Carlos. Lo hizo tímidamente Héctor, con un tiro muy desviado (14'), y encendió la luz Malbasic. Un jugadón suyo, cruzando medio campo al galope, lo cerró con un disparo cerca de la escuadra que despejó a córner el meta lucense (19'). Al minuto remató Nano por encima del larguero y luego, algo forzado, Naranjo tras una internada de Luis Pérez por la derecha (23').

Después del intercambio de golpes, el Lugo pareció asustarse. Malbasic, en otra acción individual, metió aún más el miedo en el cuerpo a la parroquia local (33'). Vivía mejor el Tenerife, pero seguía sin cerrar la hemorragia que sufría cada vez que Cristian Herrera se acercaba a asociarse con Lazo, que remató muy cruzado después de superar en el uno contra uno a Luis Pérez por enésima vez (36'). Para entonces ganaba el Rayo Majadahonda en el Tartiere y los nervios parecieron apoderarse de ambos equipos. El descanso llegó con la igualada carbayona, pero con una advertencia para lucenses y tinerfeños: de pactos, nada. Al menos no lo parecía. Como los políticos en Canarias, de momento.

El receso no rebajó las pulsaciones, pero sí la frecuencia de llegadas a portería. Naranjo fue el primero en rematar (58') sin peligro para Juan Carlos. El técnico local movió ficha y retiró a Iriome. Con más templanza, los sustos tenían que llegar de forma aislada. Y así fue como un centrochut de Lazo se paseó por delante de la meta de Dani Hernández sin encontrar rematador (65'). Respiraron aliviados los poco más de 50 seguidores blanquiazules que pudieron darse cita en el Anxo Carro ayer. Se esperaban casi 300 el domingo.

El Tenerife también reclamó protagonismo y Nano forzó a Juan Carlos a intervenir (68'). Pero el cuadro gallego volvía a tener el balón y a controlar mejor el choque, obligando a esperar a su rival. Sampedro introdujo a Coniglio por Nano, inexplicable por el momento (un córner en contra) y la situación del partido. Los locales rozaron el gol en un error de Dani, al que se le adelantó Barreiro en un balón aparentemente fácil (81'). Pero apareció Carlos Ruiz para evitarlo sobre la misma línea. El portero blanquiazul sí respondería bien más tarde a un disparo de Lazo (84').

La recta final invitaba al drama, pero entonces llegó el 3-3 del Oviedo y se firmó la paz, el empate que salvaba a los dos. Naranjo tiró una falta a las nubes mientras la afición local contenía la respiración y el Lugo no quiso atacar más.