LaContracrónica

Dicen que bien está lo que bien acaba. No siempre. En este caso, no. El festejo de ayer sobre el terreno de juego del Anxo Carro es solo producto del alivio que supone cerrar esta pésima temporada. No se debe justificar una consecución de mínimos, lograda más por omisión de los rivales (el Rayo ha sumado 2 de los últimos 24 puntos) que por méritos propios. Antes al contrario, la enseñanza que deja la peor campaña del Tenerife desde su regreso a Segunda División en 2013, indica que algo tiene que cambiar en un club que ni este año ni el anterior se ha mostrado capaz de orientar correctamente un proyecto desde el principio.

Hay que empezar de cero. Para que un club tenga éxito necesita partir de una idea futbolística, creer en ella y defenderla. Parece que Víctor Moreno eso lo tiene claro. O sea, hay que hacer todo lo contrario que esta temporada, que empezó con un entrenador (Etxeberria) cogido con alfileres. Los abrazos de alivio de ayer deben despedir una manera de hacer las cosas.