El Tenerife manejó bien la semana y la culminó con un triunfo solidario, inapelable, ejemplo de compromiso a todos los niveles. Lo asumió la afición, para poblar el Heliodoro como en las grandes ocasiones, también el entrenador, que eligió el cauce de lo conveniente rescatando para la alineación a los valores que marcan el carácter de este equipo, y lo remataron los jugadores en el campo hasta cuajar un partido a la altura de la exigencia de tan delicada situación.

El Tenerife metió en el partido la intensidad y el carácter que, por omisión, lo habían empujado al borde del abismo. Sin alardes, porque no se le pueden pedir a este equipo, el Tenerife fue capaz de dominar el juego, pero, sobre todo, puso de su parte todo lo que tiene que ver con la actitud: tuvo la concentración necesaria para ganar los duelos individuales en casi todas las situaciones, llegó antes, salió en pie de los choques, y provocó que pasaran cosas a base de insistir, como hizo Suso en la jugada previa al primer gol.

El capitán se empeñó en apretar a Mossa en una esquina y lo obligó a conceder un saque de banda junto al córner. Desde ahí se originó el saque de esquina que acabó en el penalti que abrió las puertas del triunfo, en una prueba más de la fragilidad ovetense en el juego aéreo. Cada balón a su área les dio ventajas a los rematadores locales, y en la acción previa al 1-0 Carlos Hernández solo pudo frenar a Jorge abrazándolo. Era el minuto 40 y aunque el Tenerife no había generado desequilibrio, mandaba en el partido con cierta autoridad. Los recursos del Oviedo pasaron siempre por el juego directo sobre sus dos atacantes, Viti y Joselu, y por las entradas profundas de Johannensson por la derecha, que provocaron cierto desajuste en el costado izquierdo local en perjuicio de Héctor, que tuvo pocas ayudas durante la primera media hora. El plan de Sergio Egea se basó en un dibujo asimétrico, con el carril derecho descubierto para entrar con esas incorporaciones desde el lateral. En el costado izquierdo jugó Bárcenas, con la misión de tapar a Luis Pérez.

Los centrales locales ganaron todas las disputas por alto y el resto del bloque (Alberto, Milla...) cogió la mayoría de rechaces. Al descanso, la sensación en el juego era más optimista que el escaso 1-0 en el marcador.

Tras el intermedio, Egea quitó a Tejera y puso en el campo un ariete alto (Ibra), para tratar de acercarse al área gracias a su juego de cabeza. Ibra no le ganó ni una por arriba a un Jorge imperial, en la línea de concentración de todo el equipo y muy consciente de evitar complicaciones con la pelota. El segundo cambio visitante generó algo más de inquietud por la entrada de Omar Ramos, que cayó por el costado derecho y le dio enganches a su equipo más arriba, pero el Tenerife siguió muy bien ajustado, muy compacto y supo esperar su momento._Milla, que está decididamente más suelto sin compartir el espacio en la tarea de organización, puso un balón de los suyos en el área y Carlos Ruiz ejecutó un cabezazo de una estética preciosa que superó a Champagne, incapaz de adivinar por dónde entró la bola. Era el minuto 65 y abría una brecha en el campo de un grueso más acorde a lo que estaba sucediendo en el trámite del juego. Solo un minuto antes, Sampedro había metido en el campo a Montañés en busca de frescura para aprovechar las contras. Extrañamente lo puso de ariete y dejó a Malbasic en la banda... Luego entró Isma López por el serbio.

El Tenerife transitó sin sobresaltos por el partido, dejando pasar los minutos, alentado por un público influyente en cada jugada, hasta que apareció, casi surgió, la acción del penalti de Alberto, tan rara como innecesaria, que hizo posible que Joselu, en la única pelota que tocó a gusto, apretase el marcador para alimentar el guion tan habitual por estos pagos, el de los finales sufridos.

Los diez últimos minutos tuvieron para el equipo local más de incertidumbre que de peligro real, a pesar de que Omar estuvo cerca de empatar con un disparo que rozó el poste (80’). Antes al contrario, el Tenerife pudo evitar la angustia final con sus contras. Siempre bien conducidas por el criterio y buen toque de Naranjo, que hizo de enganche en una de sus faenas más redondas, le dieron al equipo la opción de presentarse en el área con ventaja. Lo intentaron una vez Luis Pérez, timorato, y otra el propio Naranjo, que provocó la única buena acción de Champagne. El partido murió con una enorme sensación de alivio. El compromiso salvó la temporada.Ficha técnica

CD Tenerife: Dani Hernández; Luis Pérez, Jorge Sáenz, Carlos Ruiz, Héctor; Suso, Alberto, Luis Milla, Malbasic; Nano y Naranjo. En el minuto 64, Montañés entró en lugar de Nano; en el 76’, Isma López por Malbasic; en el 83’, Coniglio sustituyó a Suso.

Real Oviedo: Champagne (1); Johannesson (1), Carlos Hernández (0), Alanís (1), Mossa (1); Tejera (0), Jimmy (1); Viti (0), Folch (0), Bárcenas (0); y Joselu (1). En el descanso Ibra (0) entró por Tejera; en el 58’ Omar Ramos (1) entró por Bárcenas; en el 81’, Steven (s.c.) suplió a Viti.

Árbitro: César Soto Grado (Comité de La Rioja). (1). Acertó en las jugadas de apreciación más importantes, las de los dos penaltis. Se le reclamaron otros dos, uno por derribo a Nano y otro por un resbalón de Milla que arrolló al rival. Equilibrado en el uso de las tarjetas. Amonestó a Jorge Sáenz (68’), Suso (74’) y Dani Hernández (94’), por parte local, y por la visitante a Jimmy (4’), Tejera (15’), Carlos Hernández (40’) y Joselu (88’).

Goles: 1-0, m. 40: Suso, de penalti engañando al portero; 2-0, m. 64: Carlos Ruiz, de cabeza tras un centro de Milla; 2-1, m. 76: Joselu, de penalti, burlando a Dani.

Incidencias: Partido de la cuadragésima jornada de la Liga 1|2|3, disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 16.488 espectadores. Tarde muy calurosa, unos 24º y terreno de juego en aparentes buenas condiciones. El Tenerife, que entró al campo con sudaderas de El Club de la Piruleta, equipo de baloncesto inclusivo, lució su indumentaria habitual y el Oviedo una negra con ribetes dorados. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Onésimo Díaz, masajista del club durante 23 años.