Buena parte de culpa del ascenso del Balonmano Salud tiene que ver con el plus que estos tres días le ha dado a sus jugadoras el recinto del barrio alto capitalino. Un fortín, como coinciden en definir todos los protagonistas, cuya continuidad en la élite -al menos de inicio- no está garantizada de entrada. Y es que la propia fase de ascenso celebrada este pasado fin de semana ya retrasó el inicio de unas obras que podrían demorarse durante "un máximo de seis meses", según señalan desde el propio consistorio local. Dicho plazo haría, sobre el papel, que el Salud no pudiera arrancar en su cancha la campaña 19/20 y verse obligado a mudarse al Pabellón Quico Cabrera.

La mejora en lo que accesibilidad se refiere, la construcción de tres baños públicos y la adecuación de los vestuarios ya existentes son las principales acciones a acometer por un coste de 426.000 euros. Con todo el papeleo pertinente ya tramitado, el club espera que dichas obras arranquen esta misma semana. "Todo va a depender de la implicación de las instituciones públicas; nos haría mucha ilusión jugar aquí", reconoce su presidente Javi Doblado. Salvo retraso significativo en el inicio del calendario -se decidirá en la Asamblea de la Española- debido a la reducción de equipos (este ejercicio arrancó la segunda semana de septiembre), y la posibilidad de invertir el orden de algunos encuentros e hilvanarlos a domicilio, todo apunta a que el Salud se quedará algunos partidos sin ese preciado fortín.

El cupo de extranjeras, el otro escollo a salvar

Casi sin respiro, el Balonmano Salud no ha querido dejar nada a la improvisación y ya ha empezado a planificar la próxima campaña, la de su estreno en la Liga Guerreras Iberdrola. Todo para que este ascenso no sea flor de un día. Un exigente curso en el que las capitalinas se verán obligadas a realizar algunos retoques en su plantilla pese a que muchos coinciden que buena parte de ella posee calidad como para jugar en la máxima categoría. Así, las normas de competición hablan de un máximo de seis extranjeras por plantilla (independientemente de su país de origen), cuando en el actual roster chicharrero aparecen ocho. Eso obligará a un mínimo de dos descartes y, especialmente, atinar en el mercado nacional. Eso sí, entre los rectores de la entidad isleña existe la creencia de que el presupuesto del curso 19/20 será muy similar al que se invirtió en el actual para lograr el ascenso. El buen cartel que se han labrado a nivel nacional las chichareras como club serio es un punto a su favor. Entre las foráneas que tienen todos los pronunciamientos para quedarse está Anda Chelaru, ayer autora de 10 goles, y "con muchas ganas" de cumplir la que sería su tercera campaña en la Isla.