El Tenerife busca hoy papeletas suficientes para demostrar que merece seguir en Segunda con una victoria sobre el Real Oviedo que le permita recuperar fe y credibilidad. Fe para un equipo alicaído, bloqueado y sin el carácter suficiente para manejarse en las procelosas aguas de estas últimas jornadas de competición. Credibilidad ante una afición que le vio, definitivamente, las orejas al lobo después de la hecatombe de Elche.

Hecho añicos salió el conjunto blanquiazul del Martínez Valero el pasado sábado. De ahí que el lunes se sentaran las bases de la reconstrucción a partir del diálogo mantenido por el presidente Miguel Concepción, el director deportivo Víctor Moreno y el máximo responsable técnico Luis César Sampedro. Se solidificaron después con un paso adelante de los veteranos, que reclaman protagonismo para sacar del entuerto al equipo que defienden, al escudo que sienten. Y tendrán esta tarde esa oportunidad.

Volverá al once Carlos Ruiz, inexplicablemente suplente en el estreno del tercer entrenador del curso. Esa novedad adelantará la posición de Alberto, que cubrirá la vacante de Racic y acompañará a Luis Milla en el eje. Además, cambiará por completo el flanco izquierdo. Héctor Hernández, ausente desde hace diez partidos, podría ocupar el lateral y Filip Malbasic estaría por delante. Esto último modificaría la posición de José Naranjo, que formaría pareja de ataque con Nano.

Manejar el clima de tensión que se vivirá en el Heliodoro será una de las claves para superar a un Real Oviedo que apura sus opciones de colarse en el playoff por el ascenso a Primera. Desde la vuelta de Sergio Egea al banquillo ha sumado 7 de 12 puntos. Un tropiezo en la Isla mermaría considerablemente sus posibilidades, por lo que saldrá a por la victoria pese a las ausencias de futbolistas como Javi Hernández, Christian y Saúl Berjón, todos ellos por sanción.