Una treintena de aficionados del CD Tenerife, presuntamente miembros del Frente Blanquiazul, interrumpieron ayer el inicio de la sesión preparatoria vespertina para hablar con los capitanes y pedirles explicaciones por la trayectoria del equipo, al tiempo que se les exigía compromiso para evitar el descenso a Segunda B en los tres partidos que restan.

El grupo, que esperó por fuera del Heliodoro hasta que se abrieron las puertas, entró al césped en los primeros minutos del entrenamiento y fue recibido por Luis César Sampedro, sus ayudantes Cristo Marrero y Fran Blasco, además de los capitanes Suso Santana, Carlos Ruiz y Raúl Cámara. A la charla, que duró poco más de diez minutos, se sumó Aitor Sanz.

Algunos jugadores ni siquiera pararon de ejercitarse en este tiempo, mientras que varios trabajadores del club se acercaron al punto en el que se producía el diálogo sin llegar a intervenir en el mismo. Desde fuera, el desarrollo de la conversación pareció pacífico. Solo en su entrada y retirada estos hinchas se esforzaron en pedir a los cámaras que no grabaran sus caras.

El club emitió horas después un comunicado en el que condenaba "enérgicamente la irrupción en el terreno de juego de un grupo de personas (algunas de las cuales se identificaron como miembros del Frente Blanquiazul), con la exigencia de dirigirse a la plantilla [...], así como las amenazas proferidas a algunos/as de los/as profesionales de los medios de comunicación presentes en la sesión preparatoria".

Asimismo, el Tenerife anunció que los hechos se han "puestos en conocimiento de las autoridades competentes, a los efectos oportunos". Como consecuencia de esta acción, los próximos entrenamientos del conjunto blanquiazul se desarrollarán a puerta cerrada.