Samantha Tormo (Chester, 4/5/89) se estrenó el pasado sábado, en el partido de ida de los octavos de la Copa del Rey juvenil, como primera entrenadora del Tenerife. Un paso adelante más en la búsqueda de un "sueño" por el que seguirá luchando. "Nadie me va a sacar de este camino por ser mujer".

¿Qué tal la experiencia de dirigir al Tenerife ante el Real Madrid?

Salió mejor de lo que esperaba, a pesar de esos dos goles en contra (1-2). Nos faltó un puntito de confianza, creérnoslo. Dentro de lo que cabe, estoy muy contenta. Y en lo personal, también. No me esperaba un debut así. Y hacerlo ante el Real Madrid en la Copa del Rey, incluso suena fuerte y todo.

¿Le sorprendió su ascenso?

El lunes por la mañana me enteré de que Cristo Marrero iba a subir al primer equipo, pero de lo mío no supe nada hasta las tres de la tarde. Estaba un poco inquieta.

Irán con opciones a Valdebebas.

El gol nos da vida. Los chicos salieron bastante animados. Una vez en el campo, vieron que el rival tampoco era nada del otro mundo.

¿No notó grandes diferencias?

Quizás sí se note en cuanto a la experiencia, porque el Real Madrid viene de jugar competiciones europeas. Eso hace que madure más en el juego. Nosotros no tenemos eso; solo la Liga. Desde el año pasado hemos ido incrementado las horas de trabajo y los chicos entrenan mucho más. De un año para otro no se ven todos los resultados, pero estamos en el camino.

¿Hacía mucho que no ejercía de primera entrenadora?

Desde que me incorporé al Tenerife, cuando entré en 2016 como segunda en el Juvenil B con Cristo Marrero. Antes estuve tres años como primera en el Coromoto.

¿Cómo empezó en el Tenerife?

Trabajando en el Campus Suma. En una sede coincidí con Cristo. A partir de ahí me dieron la oportunidad de formar parte de su cuerpo técnico en el Juvenil B.

¿Cuál fue el punto de partida de su trayectoria en el fútbol?

Nací con el balón en los pies. Jugaba inscrita en un equipo masculino alevín, el Silla (Valencia). Por diferentes motivos pasé a regionales con 12 años jugando a fútbol 11. Fue una época rara, porque el fútbol femenino no era como el de ahora. Jugaba con gente de 20 a 30 años... Lo que hubiera. Luego pasé al Colegio Alemán, que ahora es el Valencia CF. Estuve siete años y pasé por todas las categorías, hasta la campaña del ascenso a Primera. Después di el salto al Levante. Una vez ahí, en la mitad de la temporada me vine a Tenerife por motivos de estudios. En la Isla debuté con el Tacuense ante el Charco del Pino. Luego pasé por el Laguna, el Echedey... En mis tres últimos años como jugadora también entrenaba. Jugaba porque era mi hobby y porque me encanta el fútbol, pero también sabía que este deporte no me iba a dar de comer, así que hice Estudios Ingleses.

¿Se siente realizada trabajando con equipos en edad de formación?

La etapa juvenil es la que más se acerca a lo profesional. Quiero seguir creciendo y aprendiendo, tener más experiencias como la que del pasado sábado y poder dar el salto, quizás formando parte de un cuerpo técnico de una plantilla profesional. Sería increíble.

¿Dentro del Tenerife?

Donde quieran darme una oportunidad. Pero me gustaría que fuera en el Tenerife, porque este club hizo posible que trabajara con Cristo Marrero y pudiera avanzar. Creo que no apuestan por mí en vano, sino por mi trabajo, por mi constancia, por querer aprender... Estoy muy contenta con el club.

¿Le ha costado progresar?

El proceso ha sido natural. No me han tratado diferente por ser mujer... O eso me parece. Hacia los demás no creo que sea natural, pero para mí sí lo es. Siempre he estado rodeada de gente futbolera y en grandes clubes, y ahí he trabajado con hombres y con mujeres. Antes de venir al Tenerife ya entrenaba a chicos. No es nada nuevo. Me gusta el fútbol que generan los chicos, el ritmo...

¿Siente entonces que para los demás no es algo tan natural?

Hay gente que no quiere que estés ahí, pero no le prestas atención porque puede ser que lo digan por envidia, por machismo... Pero yo estoy segura de lo que hago, de que si sigo así, trabajando, siendo humilde y teniendo los pies en el suelo, puedo llegar. Para mí no es algo imposible. Y me da igual lo que digan los demás, si valgo o no; eso solo lo tengo que saber yo y los que tengo a mi alrededor y tienen que tomar las decisiones.

¿Qué mensaje dejaría?

Ocupar este cargo es una responsabilidad para la figura de la mujer, porque conlleva todo lo relacionado con la igualdad y demás. Pero también hay que concienciar a las mujeres de que son capaces de aspirar a lo que quieran. Yo decidí tomar este camino y sé que es difícil. Soy consciente de ello, pero ni nadie ni nada me va a sacar de este camino por ser mujer. Siempre lo he visto así. Quiero ser como soy, mostrarme así, hacer lo que quiero y cumplir mis sueños.

¿Encajaría un equipo femenino en la estructura del Tenerife?

Todo el mundo está apostando por el fútbol femenino, sobre todo los clubes profesionales. ¿Por qué no aquí? Tenemos al Granadilla, que lo está haciendo de maravilla en Primera. Sería bueno contar con una sección femenina.

¿Qué futuro le augura al fútbol femenino?

Siguen llegando comentarios que no vienen a cuento y demás, pero el fútbol femenino ha dado un paso de gigante en estos últimos dos años con Rubiales en la presidencia (RFEF). ¿Que viene para quedarse? Por supuesto. Con todos los partidos que se han disputado en estadios grandes, irá a más. Eso sí, viendo lo que pasó en la final de la Champions con el Barcelona, hay que dar más pasos todavía.